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El problema con Chrome es que no tiene competencia

chrome

El martes os dábamos la noticia del lanzamiento de Chrome 59, una actualización de especial interés para los usuarios del navegador web de Google en Linux que, no obstante, generó más debate por la naturaleza semiprivativa del mismo y la eterna y no por ello menos cierta controversia sobre la privacidad, que por las mejoras que traía. Qué le vamos a hacer, ¿no?

El gran problema de Chrome, el gran problema que representa Chrome, sin embargo, no es el riesgo para la privacidad, conocido y aceptado -en estos mundillos tecnológicos en los que nos movemos- por una mayoría de usuarios. De hecho, el doble rasero de atacar a Chrome por defender a otro navegador mientras se está todo el día identificado en Facebook, se usa Gmail etc., es una contradicción en la que cae demasiada gente.

El problema con Chrome es que no tiene competencia. No la tiene en Windows y en Linux no hay excepción que valga. Por diferentes motivos, Chrome es el mejor navegador actualmente. Sin discusión. Te puede gustar o lo puedes odiar, pero hay cosas que son obvias. Como que, por mucho que chupe, es el que mejor rendimiento ofrece.

Si fuera solo por rendimiento en Linux vamos bien servidos, porque disfrutamos de los dos navegadores derivados más destacados del panorama, Opera y Vivaldi, además de Chromium, la base de todos y cien por cien Open Source. Pero no todo es rendimiento. La integración también es importante para muchos usuarios y Chrome y Chromium son los que mejor se integran en el escritorio Linux.

¿Y qué hay de funciones propias? Opera y Vivaldi tienen las suyas y sin duda les aportan un valor añadido, pero en comparación con Chrome y Chromium palidecen en aspectos fundamentales: Opera tiene carencias en el soporte multimedia y otros fallos ocasionales y lo mismo pasa con Vivaldi, que ni siquiera dispone aún de sincronización de datos. Por no mencionar que ambos son tan privativos como Chrome.

Entonces, ¿basta con usar Chromium para obtener lo mejor de Chrome sin tragar con lo peor? Sí y no. No del todo.

Frente a sus derivados, Chromium tiene la ventaja de ser totalmente Open Source, así como la de compartir características de Chrome tan interesante como las ‘webapps de escritorio’ o una plena compatibilidad con las extensiones y aplicaciones oficiales. Sin embargo, su sistema de sincronización de datos sigue recayendo en Google (se pueden usar alternativas vía extensión, pero viniendo incrustado…), lo cual es bueno y malo: bueno porque es el más completo que hay, malo por el tema de la privacidad.

Aun así, Chrome es superior a Chromium en diversos apartados. Por ejemplo, en el soporte multimedia predeterminado, en el ritmo de las actualizaciones, o en pequeños detalles técnicos de fondo que solo se comprueban durante su uso, véase un arranque mucho más rápido. Claro que Chrome no está disponible para todas las distribuciones Linux: solo hay instaladores Deb y RMP dirigidos principalmente a Ubuntu, Debian, Fedora y openSUSE, y solo para 64-bit.

La elección de un navegador no es tan sencilla como parece, cuando se trata de la herramienta que usas para trabajar o cuando lo que buscas es la mejor experiencia sin complicarte en nada. O, dicho al revés, la elección es muy sencilla: Chrome. Mayor libertad en detrimento de menor funcionalidad no siempre compensa. Ojalá el año que viene podamos decir que Firefox ha vuelto a la competencia.

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