La sombra del helicóptero Enrique Bravo  

Mi escritorio no virtual

Recojo el testigo que hace unos días me lanzaba Don Víctor a través de GNU Social para continuar una cadena que él mismo comenzara con la publicación en su blog de un artículo dedicado al espacio en que cada cual se ocupa en crear contenido. Toma ya, ni una coma en casi tres líneas de texto, he debido batir mi récord personal. El caso es que Víctor nominó a David, de ochobitshacenunbyte, y éste a su vez hizo lo propio con Tannhausser, que en su escritorio también ha visto cosas que no creeríais, lo que le obligaba a declinar la invitación por el momento. Todo se andará.

Un servidor, al igual que contaba David, tiene un rinconcito en la casa que poco tiene de extraordinario. Escondido en un cuarto que llamamos “el del ordenador”, junto a un armario ropero, la bici de mi hijo y una cesta con más de diez balones de fútbol, no sea que un día no se pueda jugar por falta de uno… Hay que ser precavidos.

 

Cesta de balones

¿Echamos un partidito? Por balones que no quede

 

El plano general os enseña lo que hoy en día ya es “rara avis”: un monitor cuadrado. Sí, algunos carrozas informáticos todavía gastamos de eso. Sustentado por el altavoz central de la terna que constituye mi equipo de sonido por aquello de tener el monitor a la altura de los ojos. Un pequeño espacio en el que se amontonan mis dos pendrives (un Toshiba de 8 Gb y un Kingston de 16) y unos auriculares Bluetooth Sony que me regaló mi padre cuando pulsó dos veces el botoncito de pagar en Amazon, por error. También esta mi disco duro externo de 500 Mb Gb, poca cosa para lo que se suele tener hoy, el cual empleo para copias de seguridad y alguna que otra prueba de distribuciones. Ahora mismo, solo tiene instalada openSUSE Leap 42.1 con KDE.

 

Mi escritorio

En este rincón escribo mis paridas… digo, mis artículos

 

Junto a mi cada vez más inútil portalápices, completa el cuadro un “powerbank” que le regalaron a mi mujer y ninguno de los dos ha utilizado nunca. No uso tanto el móvil como para necesitar una cosa de éstas. De entre lo que adorna la pared, hay un cuadro abstracto de mi hermano, una foto de mi mujer de cuando éramos novios (veinte años no son nada) y una corbata que me fabricó mi hijo por el día del padre en clase de Inglés, con el tan clásico americanismo “#1 Dad”.

 

Rincón pendrives

Cuantos cacharros llega uno a acumular. Por ahí asoma un escudo del SFC

 

La parte de abajo de la mesa está un poco desastrosa. Almaceno ahí mi caja de herramientas, el escáner y una segunda impresora, de inyección a color, que heredé de mi padre cuando se compró una nueva para el “revelado” de sus fotos. La guardamos por si mi hijo necesita imprimir algo a color para el colegio, porque yo me apaño de sobra con la HP Laserjet monocromo. Cajas variadas (del router, de la tarjeta que me regaló Yoyo, del SSD…), cuatro joysticks que tampoco uso nunca y algunos discos (CDs y DVDs) que no sé ni qué contienen. Distribuciones antiguas, la mayoría de cuando comencé con el blog y no tenía pendrives para grabar las isos.

 

Parte de abajo escritorio

Los bajos del escritorio vienen que ni pintados para seguir acumulando cosas

 

¿Echáis en falta algo? Yo también. No hay ninguna referencia a GNU/Linux, a ninguna distribución, a la FSF… lo sé, no parece el típico escritorio de un friki linuxero. En alguna que otra ocasión me he sentido tentado de comprar algo de material en Unixstickers, pero entonces, la duda me corroía: ¿de qué distro? Si no paro de cambiarla… Al hilo de esto, tengo que contaros que, una vez descubrí cuál era el problema con Linux Mint 17.3, regresé gustoso a ella tras un fallido intento con la nueva versión, donde los controladores que compilé para el adaptador WiFi no iban bien. La he instalado en solitario en el SSD. Huelga decir que funciona tan bien como antes del desaguisado que monté con los puertos USB. Ay, qué peligro tiene un linuxero con tiempo libre…

 

Linux Mint Rosa

Linux Mint Rosa ha vuelto a mi disco SSD para adueñarse de él

 

¡Casi se me olvida! El protagonista principal que da nombre al cuarto: el ordenador. Está colocado en un lateral, sirviendo de soporte a un altavoz y a la lámpara de escritorio. Os lo muestro aquí:

 

Ordenador

Ya cerraba el texto sin haberos enseñado el equipo. Nada del otro mundo.

 

Bueno, por hoy ya os he aburrido suficiente. Mi nominación, por continuar con la cadena como Víctor me pidió, va para el señor Yoyo Fernández, de Salmorejo Geek. Su turno, amigo.

Actualización a día 6 de Septiembre: Yoyo declina la invitación, por razones de falta de espacio. Paso a nominar a Liher Sánchez, de El blog de Liher.

Salud

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