GNOME, tenemos un problema
Últimamente, cada noticia que trata sobre GNOME enciende la mecha de la discusión. Esto se puede ver aquí, en MuyLinux, pero también a lo largo y ancho de Internet. Aunque hay de todo, las opiniones frontalmente encontradas son la tónica; y aunque alguien podría argüir que en este mundillo siempre funcionamos así, no es cierto. O no al nivel al que se está llegando con GNOME. ¿Por qué pasa esto?
O sea, sí, la discusión es uno de los motores de este mundillo y discutimos por todo, pero no con tanta saña, algo que sucede desde que salió GNOME 3 y que ha ido in crescendo. Además, sucede por muy diferentes motivos, a pesar de que todo se reduce a la propia concepción de GNOME 3. La nueva versión del entorno de escritorio nació con polémica y desde entonces no la ha abandonado, más bien al contrario.
Como digo, Internet está llena de opiniones de todo tipo acerca de GNOME y si os movéis por los foros en los que se debaten estos temas, lo habréis visto. Yo lo he visto mil veces: alguien comenta o pregunta algo sobre GNOME y estalla la discusión. Lo sorprendente, sin embargo, es que parece estar formándose un sentir mayoritario en este sentido. He recogido una muestra realmente llamativa al respecto.
A la pregunta de un usuario de Reddit sobre por qué GNOME recibe tanto odio, la respuesta es, tal cual:
Es una opción entre muchas y sufre de un aluvión de problemas serios de ingeniería (como problemas de arquitectura fundamentales que conducen a un mal rendimiento y problemas de estabilidad). Sin embargo, sus desarrolladores se refieren a él como el “Linux estándar” o lo llaman “GNOME OS” y usan ese argumento para colaborar raramente con otras partes (en detrimento de los usuarios que piden más interoperabilidad). La falta de humildad atrae a mucha gente. La arrogancia significa que no hay mucha paciencia o indulgencia hacia las deficiencias del producto.
En efecto, se trata de una mala gestión comunitaria. La forma en que GNOME ha estado actuando pone a los usuarios contra los desarrolladores, lo que a su vez quema a los desarrolladores, lo que detiene el progreso… es una espiral descendente.
Básicamente, muchos fanáticos de Linux pasan por esa fase de pensar que “el problema con Linux es la fragmentación y el trabajo redundante, ¿no sería mejor si hubiera una sola cosa en la que trabaje todo el mundo?”. Tiendo a pensar que la gente de GNOME llegó a esa fase y se inclinó por ella, decidiendo unilateralmente que esa cosa debería ser simplemente ellos. Excepto que no es así como funcionan las cosas: en un mundo de software libre y de código abierto que permite bifurcar y personalizar, nunca habrá una sola cosa. Buscar eso es hostil hacia lo que se necesita para avanzar colectivamente. Y si te declaras el estándar, significa que puedes comenzar a ignorar las opiniones de todos, incluidas las de tus propios usuarios. Todo esto está empezando a aflorar ahora.
La respuesta es tremenda, sin duda. Pero, se esté de acuerdo o no con lo que sostiene, es muy significativa, porque no se da en un lugar oscuro y apartado, o en un foro que se suponga desfavorable para con GNOME, sino en el subreddit más popular de Linux. Y justo ahí, entre más de quinientos de comentarios de toda índole, se alza como el más votado con una diferencia abrumadora: 282 votos a la hora de publicar esto, lo cual tiene un mérito reseñable (los votos negativos descuentan, así que imaginaos la cantidad de positivos que ha tenido realmente).
La cuestión es, ¿dice la verdad o no? Es un asunto complejo. En los más de siete años que GNOME 3 lleva en activo hemos asistido a toda clase de polémicas a razón, principalmente, de la errática o no compartida dirección del proyecto:
- Hemos visto cómo surgían alternativas del descontento con el rumbo oficial, léase Unity o Cinnamon, entre otras, cuyo principal cometido ha sido, aprovechándose de la base proporcionada por GNOME, parchear todo lo que este iba rompiendo por el camino y les tocaba de cerca.
- Hemos visto el inesperado resurgir de GNOME 2 en la forma de MATE, otro síntoma más de la desafección comunitaria frente a la propuesta original.
- E incluso hemos visto cómo los grandes valedores de GNOME, las distribuciones corporativas que lo calzan, no han tragado con el nuevo paradigma de escritorio. A destacar Red Hat, mecenas indiscutible del proyecto… pero en RHEL, experimentos los justos.
Sabe un poco mal decirlo, porque (al menos en mi opinión) tiene tantos aciertos como errores, pero el nuevo concepto de escritorio promulgado por GNOME no ha triunfado como cabría esperar, y su pretendida innovación no ha sido asumida ni por la gran mayoría de usuarios de GNU/Linux, ni por una importante cantidad de usuarios del propio GNOME. Prueba de ello es que muchas de las distribuciones que lo montan y de sus usuarios tampoco admiten la doctrina del ascetismo funcional o la obligación en las formas de uso. Y como muestra, un botón.
Ergo, muchos de los argumentos de la respuesta de marras son tan evidentes como que desde que existe GNOME 3 se han disparado las alternativas, que dicho así puede sonar bien (¡nos gustan las alternativas!), pero profundizando en el por qué ha pasado tal cosa, cambia el asunto. Y esto en términos generales, porque hay multitud de ejemplos concretos.
De hecho, no hace falta irse muy atrás para encontrarlos: en las últimas fechas hemos hablado de los iconos en el escritorio o de la bandeja de sistema, y hemos visto cómo Ubuntu, que regresaba a GNOME con la intención de ceñirse en todo lo posible a las maneras del escritorio, los ha recuperado para el alivio -consciente o no- de sus usuarios. También hemos hablado de esos “problemas de arquitectura fundamentales”, algunos de ellos responsables de la infame pérdida de memoria de GNOME Shell. Lo más reciente, el tema de la ejecución de archivos desde Nautilus, que finalmente se están repensando (a veces rectifican, aunque no siempre lo hagan a tiempo).
Podría seguir. GNOME adolece de inconsistencias de diseño y experiencia de usuario importantes que no en todos los casos son subsanables mediante extensiones, por no mencionar lo pobre de dicha solución. Pero ante semejante tesitura, lo que yo me pregunto es por qué no pasa esto con otros escritorios, cuando todos tienen sus historias y un amplio margen de mejora. No se salva ni uno. Mi conclusión, desafortundamente, es que en GNOME están recogiendo lo sembrado, por lo que, me temo, coincido con el planteamiento de la cita.
En uno de lo enlaces que he puesto discutían dos usuarios sobre eso: uno se quejaba de que GNOME pasa de sus usuarios y venía a decir algo así como que era un mal ejemplo de proyecto libre y comunitario, a lo que el otro le rebatía señalando que la libertad del software no reside en sus usuarios, sino en el mismo software. Y tiene razón. Pero ignorar a tus usuarios porque tu visión no admite más criterio que el tuyo es triste.
Por supuesto, no digo que los desarrolladores deban plegarse al capricho de los usuarios, pero… En fin. Es triste, repito, que pase esto con uno de los proyectos más importantes de GNU/Linux y el software libre. Claro que si sus responsables no ven el problema, poco podemos hacer los demás -usuarios o no- para convencerles de lo contrario, salvo ejercer nuestro derecho a crítica y buscar alternativas.