Linux Mint 19: ‘Make Linux Great Again’
Linux Mint 19 es posiblemente la versión más importante que jamás se haya lanzado de esta distribución, ya que puede conseguir muchos usuarios rebotados de Ubuntu, que ahora utiliza un GNOME “unityzado” como entorno de escritorio que puede no ser del agrado de todos.
Linux Mint es básicamente Ubuntu, pero cambiando el entorno de escritorio y añadiendo herramientas propias, las cuales facilitan la gestión de algunos apartados como los repositorios o bien presentan una interfaz de usuario más clásica. Por defecto utiliza Cinnamon, que está impulsado principalmente por la comunidad de Mint, aunque también ofrece implementaciones con XFCE y MATE con una disposición del escritorio tipo Windows que resultará familiar, cómodo y sencillo para todo el mundo, incluso para los recién llegados.
Lo revolucionario de Linux Mint es no revolucionar nada
Linux Mint es desde hace años un proyecto que tiene muy claro qué ofrecer y cómo ofrecerlo. Cinnamon es la gran punta de lanza de una distribución que siempre ha tenido como intención llevar un poco más allá el concepto por el que en un principio se dio a conocer Ubuntu: Linux para seres humanos.
En esta ocasión nos encontramos con una implementación de Cinnamon 3.8, que destaca, entre otras cosas, por usar GTK 3.22, soporte para decoración de ventanas CSD y el salto a Python 3 en la mayoría de los componentes. Sobre Linux Mint 19 ‘Tara’, los que tienen tendencia a utiliza Bluetooth notarán que Blueman ha sido sustituido por GNOME Bluetooth, un cambio que quizás no guste a algunos, aunque por mi experiencia puedo decir que funciona perfectamente y a la primera.
Otra novedad que seguramente noten aquellos que partan de una carpeta de usuario totalmente limpia sea el nuevo tema visual. En Linux Mint 19 nos encontramos a Mint-Y por defecto en los bordes de la ventana, los iconos y los controles. Si bien no resulta un cambio revolucionario, sí que le otorga un aspecto algo más moderno que Mint-X, el tema utilizado por defecto en 18.3 y anteriores. Aun así, es posible que para muchos todavía luzca tosco, algo que afortunadamente se puede cambiar fácilmente, más con la utilización de GTK 3.22.
Los que vean en GNOME y KDE a dos extremos que no se ajustan a sus necesidades pueden encontrar la paz en Cinnamon, un entorno que en los tiempos actuales ocupa inteligentemente una posición de equilibrio entre los dos, siendo simple de utilizar y personalizable a la vez. Básicamente, se lo puede considerar como un intento de resucitar las virtudes del difunto GNOME 2, pero emulando la disposición del escritorio que tradicionalmente ha mostrado Windows.
Otro aspecto que puede dar atractivo a Linux Mint 19 frente a Ubuntu 18.04 es la utilización de Flatpak por defecto en lugar de Snap, algo que agradecerán los usuarios que prefieran el formato de paquete de freedesktop frente al de Canonical.
Cuidado si tu ordenador no anda sobrado de recursos
Linux Mint 19 utiliza la base de Ubuntu 18.04 LTS, esto quiere decir que resulta bastante exigente en lo que requisitos de hardware se refiere, aunque afortunadamente el desempeño de Cinnamon es superior al de GNOME.
No es extraño ver a Linux Mint 19 consumiendo alrededor de 1GB de RAM recién iniciado, por lo que los ordenadores con 4GB de RAM podrían verse un poco justos para ejecutarlo junto con algún navegador web moderno.
El pantallazo que está justo arriba procede de mi viejo portátil Toshiba, que funciona con la versión que nos ocupa de Linux Mint desde que apareció la beta, así que le he dado un uso suficiente como para juzgar cómo rinde sobre un ordenador con 11 años de antigüedad.
A pesar de que hay que tener cuidado con la configuración de hardware sobre el que se instala, la respuesta de Linux Mint 19 en general es muchísimo mejor que la ofrecida por Ubuntu 18.04 LTS con GNOME, y también resulta superior a la ofrecida por Fedora 28, aunque las distancias con la distribución comunitaria de Red Hat no son tan grandes.
Timeshift: la gran novedad
Como ya hemos mencionado, lo revolucionario de Linux Mint es no revolucionar nada, así que los que vengan de versiones anteriores posiblemente no noten un gran impacto en la experiencia de usuario más allá de Timeshift, que se puede considerar como la gran novedad de la versión que nos ocupa en esta entrada. Se trata de una sencilla herramienta para crear imágenes del sistema que en los últimos tiempos se ha vuelto bastante popular, siendo una especie de alternativa al conocido Time Machine de macOS.
He probado con hacer una imagen del sistema correspondiente al estado que tenía el 11 de julio de 2018, he actualizado y luego he intentado restaurar, obteniendo como resultado la correcta vuelta del sistema al estado que tenía en la fecha mencionada. Para la prueba he utilizado VirtualBox 5.2.14, EXT4 como sistema de ficheros y el tipo de instantánea rsync.
Nemo y File-Roller siguen ofreciendo una experiencia clásica
Linux Mint pretende con Cinnamon ofrecer una experiencia de escritorio clásica, sencilla y reconocible por aquellos usuarios que provengan de GNOME 2, KDE y Windows, y eso no solo abarca la disposición del entorno, sino también las herramientas propias, que son muchas en la distribución que nos ocupa.
Nemo, el explorador de archivos, sigue la línea de siempre, ofreciendo una barra de menú muy similar a la mostrada antes por Nautilus, con muchas posibilidades de ordenación y visualización, a las que se suman las típicas posibilidades de copiar, cortar, pegar y eliminar (tanto para mover a la papelera como de forma definitiva). Por defecto también se puede con el menú contextual abrir o reabrir una carpeta con privilegios de administrador, lo que abre la puerta a poder configurar ciertas partes del sistema de manera un poco más gráfica.
Los que hayan notado que File-Roller se ha simplificado demasiado en GNOME sin duda se alegrarán al descubrir que en Cinnamon mantiene su anterior interfaz, que permite crear de forma gráfica ficheros comprimidos cifrados y poder trocearlos en varios volúmenes.
Lo que no brilla tanto
Aunque Linux Mint 19 está plagado de virtudes, no todo es oro lo que reluce de este sistema operativo. Lo primero que se puede destacar es que Cinnamon padece de tearing. Aunque el problema es más acusado cuando se usa el driver oficial de NVIDIA, también puede llegar a ser apreciable, en menor medida, cuando se utiliza Mesa. Esta misma semana hemos hablado del problema y de cómo pretenden darle solución.
Otro punto a tener en cuenta es la base utilizada por este sistema operativo: Ubuntu 18.04. La última LTS de la distribución de Canonical ha sido lanzada hace poco, y conocido es el caso del kernel 4.15.0-24, que en muchos ordenadores provocaba retrasos en el inicio de hasta a los 5 minutos. Algo que las últimas actualizaciones han solucionado ya. Pero se puede decir que Ubuntu 18.04 no salió del todo pulido y cualquier fallo de este tipo también perjudica a Mint.
La adición de PPA mediante la interfaz gráfica es algo que aparentemente tiene que mejorar, ya que el proceso resulta un tanto lento, lo suficiente como para provocar cierto tedio al usuario.
Excelente para empezar
Los sistemas operativos no siempre funcionan al 100% cuando han salido hace poco, más si tenemos en cuenta una base tecnológica que todavía necesita madurar. Pese a los inconvenientes, Linux Mint 19 funciona bastante bien y a buen seguro que conforme Canonical y la comunidad de Linux Mint vayan publicando actualizaciones se irán corrigiendo en mayor o menor medida los problemas detectados. A su favor cuenta con una respuesta excelente a casi todos los niveles.
Por lo demás, Linux Mint 19 es lo que todos esperan, un sistema operativo sólido, estable y con una disposición del escritorio que a buen seguro será mucho más cómoda para aquellas personas que prefieran una experiencia clásica frente a la innovación aportada por GNOME.