Geopolítica y código abierto, mala combinación
Cuentan nuestros compañeros de MC que China teme que Trump tome el control del Open Source. Así como suena: como si «el Open Source» fuese una mina de diamantes en mitad de ninguna parte y estuviese disputada por ambas potencias… Y quizás la analogía no sea tan desacertada como parece, porque aun cuando el código es contante, un desarrollo con la complejidad del mismo kernel Linux cabe en un USB de 1 GB y te sobra espacio para repetir la operación seis o siete veces.
Sin embargo, el conflicto gira en torno a GitHub, la mayor forja de software del mundo, también de software de código abierto; propiedad de Microsoft y bajo la arbitrariedad de las leyes e impulsos del Gobierno de Estados Unidos, hoy en manos de Donald Trump. Así, las reglas de control de exportación de GitHub indican que todo el contenido alojado en la plataforma debe cumplir con las leyes de exportación de Estados Unidos, incluyendo las regulaciones de administración de exportaciones (EAR) que la Administración Trump ha utilizado para atacar al negocio de Huawei e imponer vetos que han afectado a otras grandes empresas y organizaciones.
En declaraciones de Liu Chen, director de operaciones de Open Source China (OSChina), la comunidad de código abierto más grande del país: «Para los desarrolladores, el código fuente es un recurso muy importante. Si los usuarios de GitHub de China se verán afectados depende en gran medida de la fuerza y el alcance de las sanciones de exportación de Estados Unidos contra China, que hoy no podemos determinar. Esto es realmente malo porque el progreso de la evolución de software podría ser más lento. Los proyectos de código abierto benefician a muchas partes en todo el mundo, no solo de los Estados Unidos o China. No hay un solo país o empresa que pueda escapar de los proyectos de código abierto en la actualidad«.
Dicho con otras palabras, el software de código abierto se ha convertido en un recurso crítico para el tejido empresarial a nivel global, y que el principal repositorio de código abierto del mundo esté sujeto a los caprichos de una administración como la de Donald Trump no ofrece seguridad a las partes que no estén dispuestas a doblegarse a la voluntad del gigante estadounidense. Pero el gigante chino no está por la labor de dejarse hacer sin oponer resistencia, y de hecho su plan B está en marcha: se llama Gitee y como parece indicar su nombre, se trata de un clon de GitHub que llegado el momento podría recoger todo el código fuente disponible de manera abierta.
Lo fundamental es que ni siquiera el código abierto, el software libre si se prefiere, está al margen de la geopolítica. Tomando como ejemplo este caso, cualquier compañía que opere en Estados Unidos está sujeta a las leyes de exportación del territorio. No es algo nuevo, aunque la situación se haya agravado por enfrentar a las dos grandes potencias de la actualidad. «Desafortunadamente, Red Hat no puede proporcionar el software, la documentación o el soporte de Fedora a individuos en naciones embargadas, debido a la ley de exportación de los Estados Unidos» es una cita que dio de qué hablar hace unos años, afectando a países como Cuba, que todavía sigue vigente.