No necesitamos software libre. Necesitamos libre competencia
Mucha gente dentro del mundo del software libre cree que seguimos en la década del 90. Que la discusión pasa por si las aplicaciones usan licencias libres o privativas. La realidad es que hoy en día eso es irrelevante. Las grandes corporaciones demostraron que no necesitan restringir el acceso al código para anular a la competencia y ganar dinero.
Supongamos que descubro la fórmula de la Coca Cola. Cambio algunos componentes para hacerla más sana, sabrosa y económica y empiezo a comercializar el resultado. También cuelgo la receta en la red bajo una licencia abierta para que otras personas puedan hacer lo mismo. ¿Le causaría algún problema a la empresa?
No, porque la fórmula, el sabor y el precio es lo de menos. La gran fortaleza de Coca Cola es su marca reconocida internacionalmente y su enorme red de distribución. Ellos podrían amenazar a los comercios que aceptaran distribuir mi producto con no dejarles vender el de ellos. Con su poder económico obligarían a los medios de comunicación a no aceptar mi publicidad. Y, también podrían no hacer nada. Después de todo llevan más de 100 años de marketing de ventaja.
No necesitamos software libre. Necesitamos libre competencia
Desde la comunidad suele hablarse con respeto religioso de las 4 libertades del software libre
- La libertad de usar el programa, con cualquier propósito.
- La libertad de estudiar cómo funciona el programa y modificarlo, adaptándolo a las propias necesidades (estudio).
- La libertad de distribuir copias del programa, con lo cual se puede ayudar a otros usuarios (distribución).
- La libertad de mejorar el programa y hacer públicas esas mejoras a los demás, de modo que toda la comunidad se beneficie.
Estas libertades eran muy útiles en la época en que el software se distribuía en un soporte físico, pero son completamente irrelevantes en un mundo en que las empresas de software se están transformando en empresas de servicios.
Es por eso que hoy las grandes corporaciones tecnológicas no solo no combaten al software libre. En algunos casos contribuyen abiertamente. Su fuente de ingresos no está en la venta de licencias ni en restringir el acceso al código. Pero, lamentablemente sigue estando en tener usuarios y desarrolladores cautivos.
Alguien describió con una metáfora genial lo que significa competir con estas grandes corporaciones tecnológicas.
Puede que seas el mejor equipo de fútbol, pero estás jugando contra un equipo que es dueño del estadio, el balón y la liga, y puede cambiar las reglas cuando quiera.
En lugar de limitar el acceso al código, hoy tenemos otras prácticas tanto o más peligrosas como
- La comercialización de datos privados de los usuarios.
- La limitación de acceso o el cobro excesivo a posibles competidores para acceder a plataformas populares
- La asignación de ventajas en formas no declaradas en las plataformas de uso.
- El cambio en las condiciones de uso de manera inconsulta.
En enero de este año se desarrolló una audiencia del Subcomité Judicial de la Cámara de Representantes sobre Derecho Antimonopolio, Comercial y Administrativo. En ella representantes de pequeñas empresas de raíz tecnológica explicaron claramente cuál era el problema al que nos enfrentamos en la actualidad.
Cuando aparecieron las tiendas de aplicaciones oficiales, fui uno de sus más entusiastas defensores. Después de todo no era más que una evolución de conceptos que los linuxeros conocíamos desde hace tiempo; repositorios y gestores de paquetes.
En teoría, las tiendas de aplicaciones iban a protegernos de programas maliciosos, asegurar la compatibilidad, permitir a los desarrolladores independientes competir de igual a igual y no tener que preocuparnos por las actualizaciones.
En la práctica se convirtieron en una pesadilla de privacidad y en una excusa para prácticas anticompetitivas por parte del duopolio Google y Apple.
Estas empresas, junto al gigante de la comercialización online Amazon, y la red social Facebook están siendo investigadas por las autoridades de la Unión Europea y Estados Unidos.
Ya hablamos en Linux Adictos de la acusación de un ex empleado de CollegeHumor de como la manipulación de estadísticas de Facebook contribuyó a la caída de uno de los más populares portales de humor en la web. También cubrimos las acusaciones de venta de datos de los usuarios.
Como dijo un ejecutivo del fabricante de parlantes inalámbricos Sonos
Estas empresas tienen tanto poder, que cuando Google o Apple piden algo, no tienes más opción que dárselo.
En el próximo artículo veremos en más detalle las acusaciones contra Google, Apple y Amazon que investigan en EE.UU y la UE