Linux Adictos David Naranjo  

Al final sucedió, después del baneo de Trump en redes sociales surge la problemática sobre la regulación en ellas

Durante la última semana se han venido generando diversos sucesos en respuesta a los eventos suscitados en el Capitolio, sucesos que son atribuidos a las publicaciones en redes sociales del actual presidente de los estados unidos «Donald Trump».

Tras estos sucesos algunas redes sociales y otras plataformas tecnológicas decidieron actuar después de que la cuenta de Twitter de Donald Trump fuera bloqueada permanente.

Y bien, aquí es donde empieza la parte interesante del caso, pues desde que las diferentes plataformas tecnológicas tomaron su decisión de actuar sobre los sucesos las opiniones se dividieron básicamente en dos bandos «los que están a favor» y los que «están en contra».

Aunque también pudiera existir los neutros, aquellos que simplemente les viene dando igual, en esta situación no hay un punto intermedio, ya que los sucesos que están por ocurrir sin dudas van a marcar algo importante sobre hacia donde nos dirigimos tanto como sociedad como para conocer el alcance y lo que se tendrá que hacer sobre las regulaciones de las redes sociales.

Este es un tema que se ha venido debatiendo desde hace ya mucho tiempo y que como precedente podemos regresar unos 10 años a tras y tomar como referencia lo que sucedió en Egipto.

Hay que tomar en cuenta que por el lado de los que están encontrá de la respuesta de las plataformas tecnológicas sobre Trump, principalmente tienen en mente: «¿Se le está negando la libertad de expresión del presidente estadounidense saliente?».

Ante esto, muchas de las plataformas se justifica por la necesidad de luchar contra la incitación a la violencia que transmiten sus publicaciones.

Por su parte, el actual Ministro de Finanzas de Francia, Bruno le Maire, denuncia una oligarquía digital que amenaza a las democracias.:

“Lo que me sorprende del cierre de la cuenta de Twitter de Donald Trump es que es Twitter el que se está cerrando. La regulación de las personas digitales no puede ser realizada por la propia oligarquía digital. La oligarquía digital es una de las amenazas que se ciernen sobre los estados y las democracias. La regulación es necesaria, pero debe ser hecha por el pueblo soberano, por los Estados y por la justicia”

Mientras que en Alemania con la salida de la portavoz de Angela Merkel:

“La Canciller considera problemática la suspensión permanente de la cuenta de un presidente en ejercicio. Derechos como la libertad de expresión pueden ser obstaculizados, pero por ley y dentro del marco definido por el legislador y no por decisión de una empresa.»

Esta situación generada ha creado un importante punto de discordia entre Estados Unidos y Europa sobre cómo regular las plataformas de redes sociales.

Y es que en la UE quiere otorgar a los reguladores más poder para obligar a las plataformas de Internet como Facebook o Twitter a eliminar contenido ilegal y en Estados Unidos, en cambio, el seguimiento de los contenidos publicados en sus plataformas ha sido hasta ahora responsabilidad de los proveedores de servicios online, aunque cada vez son más frecuentes las medidas políticas destinadas a restringir sus libertades regulatorias.

Estas medidas ya están trabajando desde hace varios meses en distintos proyectos de ley que limitarían las protecciones legales que tienen las empresas de redes sociales de ser demandadas por contenido de terceros publicado en sus sitios.

Mientras que otros están presionando por un nuevo proyecto de ley federal de protección de datos, que podría reflejar el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) de la Unión Europea.

Los debates sobre el poder de las redes sociales y la interpretación que se le dará a la libertad de expresión sin duda son temas bastante delicados.

Con ello, se agrupan en varias facciones entre las que se encuentran: quienes piensan que las redes sociales no son servicios públicos, mientras que otros las consideran esenciales en materia de comunicación y hay quienes piensan que estas plataformas pueden ser consideradas como servicios públicos si son considera en términos de su expansión.

Las redes sociales han evitado durante mucho tiempo estos debates al posicionarse como neutrales en cuanto al contenido.

Pero desde el asalto al Capitolio, ha quedado cada vez más claro que tienen poder y responsabilidad sobre el debate público.

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