En Linux Adictos venimos siguiendo las alternativas de la vuelta de Richard Stallman a la Free Software Foundation desde el principio.  Mi compañero Darkcrizt hizo un trabajo particularmente bueno reseñando los apoyos y oposiciones que generó el acontecimiento. Uno de ellos fue la repercusión dentro del Proyecto Debian.

Debian y Richard Stallman

No digo que tenga algo que ver, pero, las relaciones entre el proyecto y el fundador de la Free Software Foundation tuvieron sus desacuerdos. Debian siempre se consideró una distribución campeona del software libre, pero, para RMS no lo era lo suficiente.

Lo cierto es que Steve Langasek, quien también trabaja para Canonical, la compañía detrás de Ubuntu, presentó un proyecto de resolución general para que los miembros del Proyecto Debian se unan a los firmantes de una carta existente que quiere que Stallman se vaya y la junta de la FSF sea despedida.

La votación está todavía en curso y los resultados se conocerán el próximo 17 de abril.

Los votantes pueden elegir entre seis opciones:

• Exigir la renuncia de todo el comité directivo (Esto es lo que pide la carta original)
• Pedir la renuncia de Stallman a cualquier cargo dentro de la Free Software Foundation.
• Descartar cualquier tipo de colaboración con la Free Software Foundation mientras Stallman ocupe un cargo directivo.
• Pedir a la FSF que mejore sus mecanismos de gobierno.
• Apoyar la reincorporación de Richard Stallman.
• Denunciar la caza de brujas contra Stallman

También está la alternativa de no hacer nada.

Sam Hartman, ex lider del proyecto Debian, y uno de los firmantes del pedido de renuncia de Stallman, minimizó el apoyo al barbudo programador dentro de la entidad

La propuesta de firmar la carta de apoyo a Richard Stallman se presentó el 26 de marzo y obtuvo el último respaldo necesario el 1 de abril (seis días después y una vez transcurrido el periodo mínimo de debate), Esa propuesta tardó varios días en conseguir el mínimo de cinco apoyos necesarios para figurar dento de la votación.

Por el contrario, la propuesta de la remoción obtuvo los apoyos necesarios en menos de una hora.

Si uno de los proponentes de otra propuesta en la papeleta hubiera llamado a votar antes (como permite nuestra constitución después del periodo mínimo de discusión), la propuesta de firmar la carta de apoyo a Stallman ni siquiera habría estado en la papeleta.

Para ser considerada cualquiera de estas propuestas necesita alcanzar el quórum durante el periodo de votación. Es decir, unos 50 desarrolladores deben aprobarla.

Para mi gusto, Hartman se mostró bastante despectivo con quienes están en la posición contraria:

Hemos visto muchos mensajes en apoyo de Stallman en nuestras listas. No he mirado estadísticas. Parece que hay un pequeño número de personas escribiendo un montón de mensajes animando a la gente a apoyar su posición.

Tiene sentido que quienes apoyan a Stallman pasen más tiempo haciendo campaña. Los que pedían la dimisión obtuvieron lo que necesitaban al momento de inicio del proceso. Su opción  ya estaba en la papeleta.

Al escribir muchos mensajes, los defensores de la renuncia prolongan lo que es un proceso difícil y emocional. No creo que fuera el único en querer centrarme en refinar el texto de las opciones que apoyé y dejar que los votantes eligieran por sí mismos Creo que suficientes de nosotros tenemos experiencia con Stallman para decidirnos por nosotros mismos.

Hartman dijo que hay que tener en cuenta que muchos de los mensajes de apoyo a Stallman provienen de personas que no eran desarrolladores de Debian y por lo tanto no tienen derecho a voto.

El 17 veremos lo que pasa, por el momento, la única estadística conocida marca que la remoción cuenta con el apoyo de 61 organizaciones y 3013 individuos, sin contar a los 16 principales signatarios. Catorce organizaciones han publicado sus propias declaraciones, todas pidiendo que Stallman se vaya.

Los partidarios de Stallman han presentado su propia carta pidiendo que permanezca en la junta. A partir de su presentación, se consiguieron un total de 5620 firmas.