Tim Sweeney y Epic Games, cuando la hipocresía y el cinismo triunfaron sobre la coherencia
Hace poco Tim Sweeney, CEO de Epic Games, fue preguntado sobre la posibilidad de que Fortnite funcionara a través de Proton, la capa de compatibilidad basada en Wine y servida a través de Steam Play (aunque puede ser usada de forma independiente). Su respuesta fue un contundente no, y en aquel momento argumentó que “no confiamos en que podamos combatir las trampas a gran escala en una amplia gama de configuraciones del kernel, incluidas las personalizadas”.
Aquí entramos en el debate sobre que la seguridad de los anticheat se basa en buena medida en el oscurantismo, algo que queda reforzado por el hecho de que Windows es un producto tan monolítico (digo el sistema en conjunto, no el kernel) como privativo, lo que contribuye a ese oscurantismo tan elogiado por una industria, la de los videojuegos, que en muchas facetas sigue viviendo en los años 90 del siglo pasado.
Sin embargo, también es cierto que la respuesta dada sobre la compatibilidad de Fortnite con Proton ha sido el enésimo gesto de desprecio de Epic Games hacia Linux como plataforma para jugar. Para qué engañarnos, la compañía ya tiene un historial de excusas con presuntos motivos que explicarían por qué no dota a la Epic Games Store de soporte para Linux, pero lo peor no es la negativa en sí, sino el cinismo y la hipocresía que llega a destilar Tim Sweeney, un cinismo y una hipocresía que han quedado muy bien disimulados con la potente campaña de manipulación derivada de la batalla judicial que mantiene con Apple.
Desde que Epic Games demandara a Apple, tanto la compañía como Tim Sweeney se han convertido en los mayores abanderados del Open Platform, un concepto un tanto ridículo creado para ponerle la etiqueta “Open” hasta a las piedras. Por otro lado, también se han erigido como líderes de la libertad de elección de los usuarios, un frente en el que Tim Sweeney no se corta a la hora de desatar todo el potencial de su cinismo y su hipocresía.
Sobre el Open Platform es curioso ver que, según la página de la versión en inglés de Wikipedia dedicada a dicho concepto, hasta sus creadores terminan reconociendo que Linux es la única gran plataforma de escritorio totalmente abierta, por encima de macOS y Windows. Esta circunstancia no dejan en buen lugar a Tim Sweeney y Epic Games, ya que no es muy coherente erigirte como un defensor de las plataformas abiertas y luego no soportar el único gran sistema operativo de escritorio que es abierto por diseño.
Que no se engañe el personal, porque Windows y macOS son “abiertos”, sí, pero no por diseño, sino porque Microsoft y Apple abren la mano. Ambas compañías, como dueñas absolutas de sus respectivos sistemas operativos, pueden cerrar la mano cuando quieran, quitar toda la libertad a los usuarios, y estos últimos solo tendrían derecho a tres cosas: callar, tragar y asimilar. ¿No estás de acuerdo con las condiciones de uso de Windows y macOS? Pues no los uses, es así de simple.
El tema de la libertad de elección es algo que provoca risa debido a los estratosféricos niveles de hipocresía y cinismo destilados por Epic Games. Desde su nacimiento, la Epic Games Store ha estado cerrando aberrantes exclusividades que, paradójicamente, lo que terminan haciendo es limitar esa libertad de elección que tanto pregona la compañía.
En el caso de los usuarios de Linux el golpe es doble, porque aparte imponernos su tienda, también nos termina imponiendo el sistema operativo Windows para jugar, lo cual no puede decirse que sea una defensa muy coherente de la libertad de elección del usuario. Steam, por su parte y a través de Proton, ha impulsado el concepto de “compra un juego y ejecútalo donde quieras” gracias a que la capa de compatibilidad soporta Linux y macOS, mientras que los juegos para macOS de la Epic Games Store tienen que ser forzosamente nativos.
Cambiando de tema, Epic Games ha recibido el apoyo de muchas empresas e instituciones en su lucha contra Apple, entre ellas la Free Software Foundation y… ¡Microsoft! Que una corporación monopolística como el gigante de Redmond se dedique a luchar contra monopolios es algo que suena a chiste, pero aquí es donde entramos en el lado más perverso de la campaña de manipulación de Epic Games.
Siendo coherentes, ningún seguidor del software libre puede apoyar la forma en que está montado el ecosistema de Apple, esa grandiosa cárcel de oro que termina cercenando la libertad no ya de los usuarios, sino también de los desarrolladores y otras plataformas. Sin embargo, Apple no tiene a nivel de cuota de usuarios ninguna posición dominante, así que quitarte su monopolio de encima es tan simple como no comprar sus productos.
Por su parte, Microsoft compró ZeniMax (matriz de Bethesda e Id Software) en 2020 y se hizo con Activision-Blizzard recientemente. La segunda operación supuso todo un golpe para Sony en bolsa, pero no es que solo suponga un golpe para sus rivales dentro de la industria de los videojuegos, sino que dichas operaciones son todo un mazazo para la libertad de elección de los usuarios. Lo peor de todo es que la compra de grandes empresas por parte de Microsoft ha iniciado una carrera que nos llevará inevitablemente hacia un oligopolio.
Llegados a este punto, ¿dónde están las denuncias de Epic Games y Tim Sweeney contra Microsoft? Aquí es donde está la parte perversa de la manipulación de la compañía, que ha convencido al mundo de que hay “monopolios buenos” y “monopolios malos”. El hecho de hacer girar el debate en torno a los “monopolio buenos” (el de Microsoft y el que pretende construir la propia Epic Games) y los “monopolios malos” (Apple y Steam) hace que sea total y absolutamente imposible tomárselo en serio, pero qué se puede esperar de una persona a la que casi se le va la boca en una entrevista concedida a Bloomberg.
En resumidas cuentas, ni libertadora, ni Open Platform, ni libertad de elección de usuario. Al final Epic Games no es más que una cínica, hipócrita y manipuladora que pretende construir un monopolio apoyándose en otros monopolios.