Linux, dando segundas oportunidades desde hace décadas
Linux es una maravilla. A su modo, para algunos, pero lo es. Hará alrededor de 15 años, resucité el ordenador de un hermano instalándole Xubuntu. Lo quería para usar JDownloader y chatear desde el navegador, y lo ligero que era aquel sabor oficial de Ubuntu le hizo poder usar un equipo que, de otro modo, prácticamente ni iniciaba. Hoy en día sigo recomendando que instalen Linux en prácticamente cualquier caso similar, y sigue dando alegrías a mis conocidos.
También recuerdo otro caso, el de un amigo que quería usar su «netbook» (esos portátiles de 10″ que hoy en día casi no se encuentran) como si fuera un TV Box, le instalé Linux Mint y tuvo lo que buscaba. Más recientemente, un conocido ha estado buscando algo que conectar a la tele y en lo que poder jugar para relajarse, y una vez más, lo que le ha salvado ha sido instalar Linux, en este caso el sistema operativo de escritorio que ofrece Raspberry Pi.
Siempre lo diré: Linux es lo mejor a nivel usuario
Quien quería jugar en la tele tiene un PC de 32bits, sí, aún existen, y la potencia es más bien limitada. Raspberry Pi Desktop es básicamente un Debian con la personalización de Raspberry Pi, y lo que tenemos es muy similar a lo que ofrece Raspberry Pi OS, pero está diseñado para la arquitectura x86. Yo le recomendé esta opción porque sigue estando disponible, porque la conozco y porque muchas otras se están planteando abandonar el soporte para 32bits, pero también hay otras opciones. Los 32bits en equipos de escritorio son algo que en algunas zonas ya se puede considerar «vintage», otra manera más floja de decir «viejo» u «obsoleto», y, aún así, siguen funcionando con Linux.
Lo mejor de todo esto es que, si bien es cierto que los títulos más nuevos no están para Linux (tampoco para macOS, todo hay que decirlo), también lo es que jugar con emuladores es mucho mejor en un sistema operativo con el núcleo que desarrolla Linus Torvalds. En Windows podemos instalar PPSSPP, RetroArch y mil programas más, pero sólo nuestro kernel tiene los drivers de diferentes controladores en el mismo. De este modo, podemos instalar RetroPie y no sólo usar un DualShock 3 (mando de la PS3) sin instalar drivers, sino que además podemos jugar sin el cable (por WiFi). Si además sumamos el rendimiento, poco queda que añadir.
Netflix, Prime Video, Spotify…
Las aplicaciones para Windows parecen ser un punto a su favor, pero lo más importante está disponible como servicio web. La aplicación de Prime Video para Windows es poco más que lo que vemos en la versión web, por lo que tampoco se pierde mucho si nos quedamos en Linux. Lo mismo podemos decir de Spotify. La única diferencia en este sentido es que con algunas aplicaciones podemos descargar el contenido para su reproducción sin conexión, y ahí sí lo tienen mejor los usuarios de Windows.
Lo que pasa es que estamos hablando de equipos que ya no funcionan nada bien en Windows, o que no pueden actualizar el sistema operativo. Teniendo en cuenta que estas aplicaciones son poco más que webapps, de poco nos va a servir que esté disponible la mejor aplicación si nuestro equipo no va a poder moverla. Por eso es mejor usar Linux: algo que no va, algo cuyo rendimiento nos pone nerviosos, de repente… se mueve, y tenemos algo usable.
Los tres casos expuestos aquí son algunos de los que he conseguido convertir, pero no siempre me hacen caso. Conozco a gente que, tras probar Lubuntu, por ejemplo, han pensado que era demasiado feo, no se han hecho a él y han terminado comprando otro ordenador. Entonces, ya con algo más nuevo, ya se han puesto contentos, e incluso me han insinuado que Windows es mejor. Claro, renovando el equipo cuando ya no puede con él y gastándose más dinero.
Con Linux esto no es necesario, no tan pronto. Así que si hace que un equipo se mueve decentemente, podemos hacer mucho con él y ahorrar dinero, lo extraño es que no se use más. Pero por mí no quedará.