¿Qué pasa en la industria tecnológica? ¿Es una nueva burbuja?
En el artículo anterior explicamos cuáles son las características de una burbuja económica tratando de entender qué está pasando en la industria tecnológica. La polémica personalidad de Elon Musk hace que el foco de la opinión pública esté puesto en los despidos en Twitter. Sin embargo, un cuidadoso análisis nos demuestra que esa es la punta del iceberg.
Podrían cuestionarme sobre cuál es el sentido de comentar estos temas en un blog sobre Linux y software libre. Pero, quienes se hagan esa pregunta olvidan que cada vez más el financiamiento de los proyectos de software libre y de código abierto dependen de los aportes de empresas como Google, Facebook o Twitter. Cualquier problema que las afecte terminará afectando a esos proyectos.
¿Qué pasa en la industria tecnológica?
En el artículo anterior habíamos dicho que una burbuja económica (El rápido ascenso en el valor bursátil de una empresa seguido de un descenso abrupto) puede provenir de dos factores: los accionistas y los consumidores. Para tratar de determinar si estamos ante una nueva burbuja veremos lo que está sucediendo con cada uno de los dos sectores.
Los accionistas
Analizando el mercado de valores del sector tecnológico encontramos que la única que tiene algo que festejar es Apple. En lo que va del año solo perdió un 16% en la cotización de sus acciones. Meta, la matriz de Facebook, acumuló un 50% más. Tampoco le fue demasiado bien a Alphabet (Google) y a Amazon. otras empresas como Microsoft, Nvidia y tesla vieron descender su valor bursátil en valores entre el 25 y el 45 por ciento. El índice Nasdaq decreció en un 30%
Según los analistas esto se debe a dos factores. Uno interno, falta de confianza en las nuevas estrategias de las empresas y uno externo, la posible recesión económica a nivel mundial.
Cambio de estrategias
En un artículo anterior intentamos explicar qué es el metaverso y llegamos a la conclusión de que es vaporware. Los accionistas aparentemente piensan lo mismo. La gran apuesta de Mark Zuckerberg por la realidad virtual lleva un año sin materializarse en productos viables.
Recesión global
Diferente es el problema de Alphabet (Google), Amazon y Apple. El fuerte del negocio de Google es la publicidad. Si hay una recesión los primeros gastos que restringen las empresas son los de publicidad.
Amazon y Apple obtienen la mayor parte de sus ingresos de la venta de productos o servicios. Es fácil de entender que una restricción en los ingresos de los consumidores repercutirá directamente en el ingreso de estas compañías.
Los consumidores
Tanto el mercado de tecnología de consumo como el de servicios de Internet están saturados. Las computadoras de escritorio vivieron un pequeño resurgir motivado por el aislamiento derivado de la cuarentena, pero se está desvaneciendo. Basta dar una mirada a los nuevos modelos de teléfonos móviles para darse cuenta de que no tienen nada que aportar como no sea mayor resolución a la cámara o una carcasa que se doble.
La cantidad de plataformas de streaming supera la posibilidad del usuario promedio de ver todo su contenido, suponiendo que encuentre a alguien que le interese todo su contenido que no es el caso. Las redes sociales, por su parte, están lejos de su momento de gloria. Unos pocos miles de usuarios concentran la atención de una minoría, pero, esta es cada vez menor.
¿Burbuja o no burbuja?
No es una burbuja. La ola de despidos de dos dígitos que se produjeron en las grandes empresas tecnológicas proviene de la falla de las empresas en encontrar nuevos mercados en los que desarrollarse. Ni los esfuerzos de Amazon en inteligencia artificial (Mientras Jeff Bezos jugaba con cohetes) ni los de Google intentando ingresar al mercado de los electrodomésticos, pasando por los de Meta y Apple con la realidad aumentada lograron la repercusión de los productos que lograron su crecimiento. Los inversores y los consumidores están llevando su dinero a otra parte.
Y, esta es una buena noticia para los proyectos de código abierto. Se trata de localizar nuevas oportunidades y desarrollar productos que resuelvan las necesidades de los consumidores. Por supuesto, respetando la privacidad y libertad de los usuarios.