¿Es el software libre el último refugio de la propiedad privada?
A principio del siglo actual, muchos asociaban a los programas bajo licencias libres con la ideología comunista, Casi dos décadas y media después, no podemos menos que preguntarnos ¿Es el software libre el último refugio de la propiedad privada?
Si durante la primera década vimos como gobiernos enfrentados ideológicamente con los Estados Unidos sacaban sus propias distribuciones promocionándolas como un instrumento de independencia y seguridad nacional, la segunda nos trajo a grandes corporaciones, empezando por la propia Microsoft, abrazando entusiastas proyectos de código abierto.
Nubes sobre la propiedad privada
El mejor ejemplo para entender lo que está pasando en la industria informática es el de la tecnología de la iluminación.
A partir del descubrimiento del fuego y de la elaboración de velas, cada hogar era responsable de su propia iluminación. Aparecieron otras tecnologías como las lámparas de aceite, pero no fue hasta la iluminación a gas que el paradigma cambió a la generación centralizada.
El descubrimiento de los métodos de generación y distribución del fluido eléctrico a partir de la invención de la bombilla significó un leve retroceso. Al principio cada uno tenía su propio generador, pero con el aumento de la capacidad de producción y distribución dejó de ser económico y convino más comprarle la energía a la compañía de electricidad. Costos más bajos a cambio de aumento de la dependencia. Tampoco podemos elegir que voltaje utilizar, cuando tenemos luz ni la forma de los enchufes.
La computación siguió un proceso parecido a la industria de la iluminación a partir de la aparición del gas. Primero el poder de procesamiento estaba centralizado. Con el aumento de la capacidad y la disminución de los costos, cada usuario o grupo de usuarios se ocupaba de almacenar sus datos y el software encargado de procesarlo en un hardware de su propiedad o a menos bajo su control.
Sin embargo, a partir de la aparición de internet y el aumento de las velocidades de conexión, un nuevo paradigma empezó a asomar. La nube.
Con la nube no importa que hardware tienes, solo necesitas conectarte a un servidor que virtualiza un hardware específico. Puedes utilizar Photoshop en Mac, Microsoft Word en Windows y Blender en Linux sin reiniciar ni instalar nada.
La segunda instancia de esta revolución son los servicios en la nube. Puedes editar fotos, leer libros, ver películas o editar textos.
¿Te gustan los programas instalados en tu servidor?. No hay problemas, si no quieres pagar por una licencia puedes pagar una suscripción mensual o anual. Esto te garantiza el acceso a cada nueva versión sin tener que pagar por ella un adicional.
¿Es el software libre el último refugio de la propiedad privada?
La época actual podría haber sido el sueño de un jerarca de la antigua URSS (Con algunas modificaciones, por supuesto). No somos dueños de nada.
No importa el signo político que gobierne en cada país, cada vez es menos posible comprar una casa. A tener un auto propio le ponen cada vez más trabas en nombre de la lucha en nombre del cambio climático y, a menos que vivamos en una ermita en medio del desierto, nuestros datos están en bases de datos compradas y vendidas libremente.
Esta suerte de colectivismo corporativo incluye también a las empresas de software. Un directivo de Ubisoft, empresa detrás de juegos emblemáticos, declaro, comparando lo que sucede en su industria en comparación, por ejemplo, con la industria musical:
Una de las cosas que vimos es que los jugadores están acostumbrados, un poco como los DVD, a tener y poseer sus juegos. Ese es el cambio en el consumidor que debe ocurrir. Se sintieron cómodos sin poseer su colección de CD o DVD. Esa es una transformación. eso ha sido un poco más lento en suceder [en los juegos].
La idea no solo es que no seas el dueño de la licencia, sino que tampoco tengas el software alojado en tu disco. Adobe, que comenzó el modelo de suscripción con Creative Cloud, ahora está ofreciendo Photoshop en la nube. Microsoft también cuenta con un windows para uso corporativo alojado en la nube.
Solo las 4 libertades del software libre: ejecutar, estudiar, modificar y distribuir el código del software parecen ser lo único que se interpone en que (Al menos en materia de software) seamos los siervos en un nuevo vasallaje con las big tech como señores feudales.