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Vanilla OS 2 vuelve a demostrar que la inmutabilidad es una opción, y además buena

Vanilla OS 2

A principios de esta semana ha llegado Vanilla OS 2, de nombre en clave Orchid. Ha introducido muchos cambios, y quizá por este motivo han decidido usar el 2 en la versión, y no la numeración de la base de Ubuntu – la anterior era 22.10 -; ya no tiene sentido si han cambiado a base Debian. Pero lo realmente importante aquí es que el proyecto sigue avanzando, y lo hace hombro con hombro con otras distribuciones inmutables que parece que cada día interesan a más gente.

El otro proyecto algo más independiente con una distro inmutable que también resulta interesantes es BlendOS. En un principio uno puede pensar que son opciones que terminarán en el olvido, pero siguen en desarrollo activo. La inmutabilidad tiene sus pros y sus contras, y no parece que vayan dirigidas al público más experto en Linux. Aún así, cada vez hay más, y que Fedora tenga incluso una sección dedicada lo deja claro: la inmutabilidad interesa.

Vanilla OS 2 cambió su base a Debian y ahora soporta Android

Vanilla OS 2 es un salto importante. El cambio de base y el soporte para Android ya son cambios drásticos por sí mismos. Pero es que, además, ahora soporta la instalación de paquetes DEB, lo que parece ir en contra de lo que es la inmutabilidad. Pero no: si se mantiene como sólo de lectura, el sistema es inmutable. Otra cosa es cómo haga las cosas.

Al no ser distribuciones Linux tradicionales, no hay tanta libertad a la hora de hacer cambios e instalar software. Por lo tanto, son los desarrolladores los que tienen que imaginar qué es necesario e incluirlo por defecto. El mejor ejemplo es el soporte para aplicaciones de Android.

Pero es que, según los rumores, Valve está haciendo lo mismo que Vanilla OS y BlendOS, y es probable que en el futuro integre Waydroid por defecto. Si a eso le sumamos que, al menos BlendOS y SteamOS, tienen instalado por defecto Distrobox, se podría decir que las distribuciones inmutables pueden llegar a tener lo mejor de los dos mundos: se puede hacer cualquier cosa y no romper el sistema operativo…

… aunque no es así del todo.

Las distros inmutables pueden con CASI todo

Una distribución inmutable con acceso a Flathub, compatible con aplicaciones de Android y Distrobox, ¿hay algo que no pueda hacer? Pues sí. Sí podrá, por ejemplo, instalar una versión completa al 100% de Visual Studio Code, pero no puede con todo lo que ofrecen distribuciones completas como Kali Linux, por poner un ejemplo.

Si nos da por probar si podemos descifrar la clave de nuestra red WiFi, con Kali Linux tendríamos que lanzar la sesión en vivo y ponernos a trabajar. En una distro inmutable, esto no es una posibilidad ni vía Distrobox. Hay otras muchas herramientas que funcionan, pero la que se usa para poner la tarjeta WiFi en modo monitor no es una de ellas. Esto puede no funcionar tampoco en distribuciones Linux tradicionales, pero lo que nos interesa en este punto es que las distribuciones inmutables no pueden con todo. Dependiendo de cómo las implementen, es posible que tampoco pueda con otro software como LAMP.

Otras carencias de las distribuciones inmutables como Vanilla OS o BlendOS

A las distribuciones inmutables como el recientemente lanzado Vanilla OS 2 Orchid también se les conoce como atómicas. Parte de ello es que el sistema operativo, cuando se actualiza, prácticamente cambia la versión anterior por la nueva, dejando como estaba la carpeta del usuario. Para que una actualización tenga lo suficiente como para que merezca la pena tiene que pasar mucho tiempo, y eso se traduce en que, a veces, el software está un poco anticuado.

Por poner unos ejemplos, la versión anterior a Vanilla OS 2 fue Vanilla OS 22.10, de octubre de 2022. La versión de GNOME se mantuvo en la 43 hasta esta semana, y lo mismo con el kernel. Por su parte, SteamOS, aunque tiene base Arch, sigue con el escritorio Plasma 5.27 de febrero de 2023 – con actualizaciones de punto -, y así se mantendrá durante mucho tiempo más. Si hay un fallo de seguridad, los desarrolladores pueden decidir que no es importante y dejarlo pasar un tiempo o subir una actualización, lo que es una imagen completa del sistema operativo.

La parte positiva de esto es que ofrecen una experiencia estable. Vanilla OS 2 ha llegado con GNOME 46, versión que salió en marzo, y cuenta ya con tres actualizaciones de mantenimiento.

Canonical coquetea con el concepto

Por si la apuesta de Fedora no fuera suficiente, Canonical también está coqueteando con el concepto. Hay una imagen en desarrollo que se llama Ubuntu Core Desktop, y es un Ubuntu que funciona sólo con snaps. En lo personal, a mí no me atrae nada esta propuesta, pero sí la idea de que Ubuntu esté mirando de reojo a la inmutabilidad.

Ubuntu Core Desktop no permite usar APT, y la última vez que lo probé tampoco se podía usar Distrobox. Sí ofrece una aplicación propia para crear imágenes de otros sistemas operativos. Aunque no me seduce tanto la idea, es cómo han pensado dar cierta libertad de movimiento.

Conclusión

Las distribuciones inmutables han llegado para quedarse, y son una buena opción sobre todo para aquellos que no necesiten tener acceso a las entrañas de un sistema operativo. Hay proyectos independientes, pero también secciones completas como la de Fedora y sistemas como SteamOS. Son una opción más, probablemente la preferida por muchos en los próximos años.

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