La nube soberana: clave para la autonomía digital y la protección de datos
La soberanía digital se ha convertido en un tema crucial para empresas y administraciones públicas en todo el mundo, especialmente ante el aumento de regulaciones, riesgos de privacidad y tensiones geopolíticas. El concepto de nube soberana, o soberanía en la nube, responde a esta demanda creciente de garantizar que los datos y sistemas críticos estén sujetos exclusivamente a la jurisdicción y el control local.
Al contrario de lo que muchos piensan, la nube soberana va más allá de la simple ubicación del almacenamiento de datos. Implica que la totalidad de la infraestructura, la gestión y el acceso operativo están restringidos a personal y tecnologías bajo supervisión nacional o regional, asegurando que ni proveedores externos ni legislaciones foráneas puedan intervenir.
Las grandes tecnológicas dan un giro hacia la soberanía
Amazon Web Services (AWS) ha anunciado su nube soberana europea, posicionándose como la primera gran plataforma en ofrecer una nube operada y controlada íntegramente desde la Unión Europea. Este servicio funcionará exclusivamente mediante personal residente y ciudadano de la UE, con contratación limitada a quienes acrediten estos requisitos y ubicados enteramente en territorio europeo, según la legislación local vigente.
La plataforma de AWS pretende borrar dependencias con infraestructuras de fuera de la UE. El control de acceso a centros de datos, soporte técnico y atención al cliente estará completamente restringido a equipos que cumplan con los nuevos criterios de ciudadanía y residencia. Esta medida replica mecanismos empleados en instituciones y organismos europeos para proteger intereses críticos y mantener la autonomía frente a posibles injerencias externas.
La transición hacia un equipo 100% ciudadano europeo se realizará de forma paulatina, garantizando la recolocación del personal afectado dentro del grupo Amazon. Más allá del componente técnico, AWS confirma que mantiene su calendario para lanzar la nube soberana europea a finales de 2025, respaldada por una inversión de 7.800 millones de euros hasta 2040 para responder a nuevas expectativas de digitalización autónoma en Europa.
Otros modelos: Stackit y la apuesta alemana
La soberanía digital no es solo una prioridad para proveedores estadounidenses; también marca la estrategia de grupos europeos como Stackit, filial del conglomerado Schwarz (Lidl y Kaufland). Bernd Wagner, director ejecutivo de Stackit, apunta que la autonomía se ha vuelto una necesidad estratégica y no solo un deseo, especialmente tras incidentes internacionales donde acceso y continuidad de servicios fueron interrumpidos por presiones extranjeras.
Stackit gestiona siete centros de datos en Alemania y Austria y ha anunciado la construcción de un gran campus de 200MW en Lübbenau, cerca de Berlín, para alojar datos locales tanto de empresas del grupo como de terceros. La compañía garantiza que todo el código fuente es accesible y la tecnología se basa en software libre, con todos los datos bajo legislación europea, evitando riesgos asociados al Cloud Act estadounidense, que obliga a proveedores a entregar información incluso cuando está alojada fuera de EE. UU.
La expansión hacia nuevos mercados, como Países Bajos, responde a movimientos gubernamentales que promueven infraestructuras propias, especialmente para sectores sensibles como salud y administración pública. Stackit descarta salir a bolsa para evitar nuevas dependencias externas, permaneciendo bajo control directo de Schwarz Group.
Lo que realmente define una nube soberana
El auge de la demanda de nubes soberanas ha traído consigo cierta confusión y, en ocasiones, prácticas de «cloud washing»: el uso del término soberano como reclamo, aunque la infraestructura y la operación sigan dependiendo de gigantes globales. Para distinguir la auténtica soberanía digital, es crucial analizar dónde residen los datos, quién tiene el control técnico y legal y la independencia real respecto a jurisdicciones foráneas.
Los expertos insisten en que la transparencia y la controlabilidad operativa son la base de la confianza. Una nube solo puede considerarse soberana si las claves de acceso, mantenimiento y gobierno están en manos locales y los flujos de datos nunca salen del perímetro nacional o regional establecido.
El contexto regulatorio refuerza esta tendencia. La Ley de Inteligencia Artificial de la UE, que entra en vigor en agosto de 2025, exige altos niveles de transparencia y pruebas de localización tanto en aplicaciones como en infraestructuras subyacentes. Las empresas que no puedan demostrar independencia jurídica y operativa real corren el riesgo de incurrir en sanciones severas y perder acceso a oportunidades de negocio en sectores regulados.
Elementos clave para gestionar la soberanía de los datos
Adoptar una nube soberana implica para las organizaciones europeas, y de otros ámbitos, gestionar de forma activa la localización, el flujo y la protección de sus datos. La soberanía de datos se define como la sujeción de la información al régimen legal del país donde se almacena o procesa. Esto se traduce en tres conceptos:
- Data sovereignty: los datos están sometidos a la legislación nacional.
- Data localization: la información debe permanecer físicamente dentro de fronteras específicas.
- Data residency: decisión consciente sobre el lugar de almacenamiento para cumplir regulaciones.
Para ello, las mejores prácticas incluyen:
- Conocer exactamente dónde se ubican los datos.
- Analizar las leyes aplicables por jurisdicción y sector.
- Evaluar la ruta real de los datos en tránsito y en almacenamiento.
- Seleccionar proveedores según certificaciones y mecanismos de cumplimiento demostrables.
- Implementar controles de seguridad y acceso exhaustivos.
- Realizar auditorías y revisiones regulatorias periódicas.
- Preparar la portabilidad de datos para evitar bloqueos de proveedor en caso de cambios regulatorios.
Todo esto debe ir acompañado de un proceso de clasificación y gobierno interno de la información, así como de planes de contingencia y continuidad que contemplen los requisitos de soberanía incluso ante desastres o interrupciones mayores.
Las empresas que avanzan en el despliegue de nubes soberanas logran mayor visibilidad de costes, control operativo reforzado y resiliencia frente a cambios normativos y crisis geopolíticas. Este movimiento no implica abandonar la flexibilidad del cloud, sino madurar el modelo para compatibilizar innovación y cumplimiento.
La soberanía en la nube se afianza como un pilar para la protección de los datos, la autonomía operativa y la adecuación a una nueva ola de normativas que marcarán el futuro de la economía digital a nivel global.