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Intel afronta desafíos con su proceso de fabricación 18A para chips avanzados

Proceso fabricación 18A Intel

Intel atraviesa actualmente una fase compleja en el desarrollo de su tecnología de fabricación de chips más avanzada, conocida como 18A. Este proceso resulta clave en la estrategia de la compañía para ganar competitividad frente a líderes del sector como TSMC y revitalizar su papel en la industria de los semiconductores.

Desde hace meses, la multinacional estadounidense ha invertido grandes sumas de dinero y recursos en el despliegue del proceso 18A, confiando en que serviría como palanca para recuperar acuerdos de fabricación, atraer a nuevos clientes y fortalecer su negocio de fundición de chips. Sin embargo, los resultados iniciales no han estado a la altura de las expectativas.

Rendimientos bajos y complicaciones técnicas en la producción con 18A

18A fabricación chips Intel

Las pruebas llevadas a cabo con los nuevos chips Panther Lake, fabricados bajo el proceso 18A, reflejan un rendimiento inferior al deseado. Fuentes próximas a los resultados de Intel afirman que solo un reducido porcentaje de los semiconductores producidos cumple con los requisitos mínimos para su comercialización. Este rendimiento productivo, también llamado yield, ha sido descrito como «muy por debajo» de los estándares habituales del sector.

En el ámbito de la fabricación de chips, un rendimiento bajo implica que gran parte de las unidades fabricadas presentan defectos y no pueden ser vendidas. En el caso de Panther Lake, se calcula que hay cerca de tres veces más defectos de lo considerado aceptable en la industria, lo que podría complicar la rentabilidad del producto.

El objetivo inicial de la empresa era alcanzar un rendimiento superior al 50% antes de escalar la producción, ya que solo cuando se supera el umbral del 70% el proceso empieza a ser realmente rentable. Actualmente, las cifras internas se sitúan bastante por debajo de ese umbral clave, según diversas fuentes relacionadas con la compañía.

La situación ha generado incertidumbre acerca de la viabilidad comercial de los chips Panther Lake, que estaban llamados a ser el principal exponente de la innovación de Intel durante este ciclo tecnológico. Sin una mejora significativa en el rendimiento, la empresa podría verse obligada a comercializar algunos chips con márgenes muy bajos o incluso con pérdidas cuando lleguen al mercado.

Factores y retos en el desarrollo de la tecnología 18A

El proceso de fabricación 18A implica la adopción de diseños de transistores de nueva generación y sistemas de alimentación energética más eficientes, lo que ha supuesto una revolución interna en las líneas de producción de Intel. Esta apuesta por un salto tecnológico tan ambicioso ha acarreado riesgos elevados y una complejidad superior a la habitual.

Expertos del sector señalan que la rapidez con la que Intel ha intentado implementar varias innovaciones simultáneamente podría haber contribuido a los problemas actuales. No es extraño que, en etapas tempranas, el rendimiento productivo sea bajo, aunque se espera que, con la optimización de los procesos, las cifras mejoren gradualmente a lo largo de los próximos meses.

La compañía mantiene un discurso positivo respecto a la evolución del proceso, afirmando que la hoja de ruta está «encaminada» y que cada mes se están consiguiendo mejores resultados. El director financiero de Intel, David Zinsner, ha subrayado que la tendencia parece favorable, aunque reconoce que aún hay mucho por hacer antes de alcanzar la rentabilidad esperada.

Intel ha mostrado públicamente prototipos y productos basados en Panther Lake durante eventos recientes en Asia, aunque los problemas detectados en los lotes de prueba sugieren que la producción a gran escala todavía está lejos de consolidarse.

Implicaciones para el futuro de la compañía y el sector

Si el proceso 18A no alcanza pronto los niveles de rendimiento deseados, el futuro del negocio de fundición de Intel podría verse comprometido. La empresa ha advertido que la apuesta por 14A, la siguiente generación de proceso de fabricación, dependerá en gran medida del éxito de 18A y de la consecución de acuerdos comerciales externos.

Por ahora, Intel sigue dependiendo parcialmente de empresas como TSMC para fabricar una parte de sus chips avanzados, hasta que su propia tecnología esté verdaderamente consolidada. El proceso de mejora continúa y la empresa asegura que está aprovechando todos sus recursos y contactos en la cadena de suministro para acelerar la optimización del rendimiento.

Las fuentes internas y analistas señalan que la situación de Intel refleja el reto constante de mantenerse a la vanguardia en una industria tan exigente y dinámica como la de los semiconductores. El desenlace del proceso 18A será determinante para valorar si la firma logra finalmente cerrar la brecha tecnológica con sus principales competidores y consolidar su estrategia de negocio a largo plazo.

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