Jonathan Riddell concluye 25 años en KDE entre logros, desencantos y reivindicaciones
Jonathan Riddell, figura central de la comunidad KDE, anunció recientemente su salida del proyecto tras un cuarto de siglo de contribuciones significativas. Creador de Kubuntu, líder de KDE Neon y responsable de lanzamientos del entorno Plasma, Riddell ha sido uno de los motores que han impulsado la evolución de KDE tanto en lo técnico como en lo comunitario. Su despedida pública, titulada “Adiós Chicos, 25 Años de KDE”, combina orgullo por lo conseguido y una profunda insatisfacción por cómo se desarrollaron los últimos episodios de su implicación.
En ese texto, Riddell rememora los inicios de su trayecto con KDE como estudiante universitario, motivado por la curiosidad y el idealismo del software libre. Destaca su rol al llevar KDE al ecosistema de Ubuntu con Kubuntu, y más tarde al fundar KDE Neon bajo el paraguas de Blue Systems, para facilitar una entrega más directa de novedades de Plasma y aplicaciones. Pero no todo fue fácil: denunció que Blue Systems enfrentó dificultades organizativas, y que el proyecto Neon sufrió en varios momentos debido al desgaste humano y los recursos mermados. Además, según Riddell, cuando Blue Systems comenzó a cerrarse, se propuso un modelo cooperativo con participación equitativa, pero fue rechazado.
Conflictos internos y liderazgo en entredicho propiciaron la marcha de Jonathan Ridell
Una parte dolorosa de su reflexión apunta a las discrepancias crecientes con la dirección corporativa, particularmente con la gestión ejercida por lo que denomina Tech Paladin, la empresa que asumió ciertas actividades de KDE en los últimos tiempos. Riddell acusa que sus propuestas para mayor transparencia, reparto equitativo de beneficios y derechos laborales fueron ignoradas sistemáticamente, y que fue excluido de decisiones fundamentales. Para él, la falta de comunicación y la sensación de aislamiento tras décadas colaborando fueron motivos decisivos de su salida.
Añade que el costo personal fue enorme: relaciones rotas, pérdida de amistades y compañeros de trabajo, así como el desgaste en lo profesional y lo familiar. Estas expresiones demuestran que su partida no es solo técnica o corporativa, sino cargada de emoción y de lo que él percibe como un final abrupto e injusto para alguien que dedicó su vida a ese mundo.
Logros, legado y retos futuros de KDE sin Jonathan Riddell
El legado de Riddell con KDE es profundo. Kubuntu continúa siendo uno de los sabores más reconocibles de Ubuntu, KDE Neon sirve de puente para usuarios que buscan lo último de KDE en software estable, y sus aportes al desarrollo de Plasma, empaquetado, infraestructura continua y comunidad han sido valorados por muchos.
Ahora KDE enfrenta el reto de mantener su empuje sin una de sus voces más influyentes. La comunidad debe afrontar cuestiones relativas a gobernanza, derechos laborales, estructura empresarial y cómo equilibrar la productividad técnica con el cuidado de las personas detrás del código. Para quienes conocen desde dentro la comunidad KDE, esto abre un momento de reflexión: ¿cómo proteger mejor a sus colaboradores? ¿cómo evitar que los conflictos internos acaben erosionando lo edificado?
Conclusión y nota del editor
Jonathan Riddell cierra un ciclo tras 25 años ligados al proyecto KDE. Su despedida mezcla gratitud por los aprendizajes, orgullo por lo construido y tristeza por aquello que cree que pudo haberse hecho de otra manera. Más allá de la polémica, lo que deja es un aviso claro de que incluso en los proyectos de software libre más admirados, pueden surgir tensiones humanas, organizativas y éticas que requieren atención urgente. Lo que viene ahora para KDE es incierto, pero su historia reciente no podrá ignorar lo que Riddell ha señalado: sin comunidad real, sin compromiso con los derechos y sin equilibrio, los ideales pueden apagarse lentamente. Su legado, sin embargo, permanecerá como testimonio de lo que puede lograrse cuando pasión, conocimiento y perseverancia convergen.
Por mi parte, no puedo negar que no me gustan los cambios y que noticias como esta me preocupan. La parte positiva es que, como ha hecho Torvalds desde que inició el proyecto Linux, hay mucha gente que puede tomar el relevo para dirigir el proyecto hacia cualquier dirección. Plasma seguirá adelante con colaboradores conocidos –para mí– como Nate Grahman o Niccolò, además de otros muchos colaboradores con los que llegué a interactuar cuando usaba Twitter, ahora X, activamente. Espero que todo vaya bien a todos los implicados, por su bien y el de los usuarios de KDE.