Tuxedo Stellaris 16 Gen7: potencia de sobremesa en formato portátil con el mejor soporte para Linux

A principios de junio, Tuxedo Computers anunció el Stellaris 16 Gen7, una nueva generación del «portátil Linux más potente del mercado», el cual llevo usando como si fuera mío desde agosto con el firme propósito de publicar este análisis… cuyas conclusiones ya os podéis imaginar. Pero hay mucho más que conclusiones en todo lo que sigue, así que os animo a leer hasta el final.
Antes de entrar en materia, unos apuntes, y es que hace prácticamente un año que analicé el Tuxedo InfinityBook Pro 15 Gen9, un portátil que me encantó y que ya ha sido renovado por la compañía alemana. Es decir, no ha pasado poco tiempo entre ese análisis y este otro, lo cual no tiene sentido, cuando llevamos colaborando con Tuxedo desde marzo. ¿Por qué tanto espacio entre uno y otro? Podría poner excusas, pero prefiero ser sincero.
No tardo poco, precisamente, en probar un equipo, pues lo que más me interesa es transmitir la experiencia de uso, y no cómo se comporta un componente u otro en un benchmark. Y para transmitir esa experiencia, nada mejor que usarlo, cuanto más, mejor. ¡Aunque tampoco hacía falta tanto! Esta vez me he explayado más de lo esperado incluso por mí, así que confío en que esto merezca la pena (y agradezco a Tuxedo la paciencia).
Conste, además, que mi experiencia personal con este tipo de artículos es agridulce, ya que por un lado disfruto de probar cosas nuevas, más aún cuando se trata de equipos como el que nos ocupa, mientras que por el otro es una pesadez: tengo que mover todo mi flujo de trabajo al nuevo dispositivo, incluyendo archivos, aplicaciones, configuraciones… para, al poco tiempo, abandonarlo en pos de algo, por lo general, peor. Es lo que hay.
Por cierto: este análisis se hace como parte de la colaboración con Tuxedo, pero no está sujeto a nada. Todo lo que cuento a continuación, al margen de los datos, es única y exclusivamente mi opinión, con la que no todo el mundo tiene por qué coincidir… aunque como adelantaba al principio del artículo, es fácil anticipar las conclusiones sobre un equipo que, a grandes rasgos, es una bestia parda.
Nota: este artículo incluye tanto imágenes oficiales como como fotografías que he hecho yo, fácilmente distinguibles entre sí. Las primeras muestran el producto como es, las segundas lo ponen en el mundo real con las carencias propias del medio, léase fotos de móvil sin edición alguna. ¡Tenedlo en cuenta!
Tuxedo Stellaris 16 Gen7

El Stellaris 16 Gen7 es el portátil tope de gama Tuxedo y se distribuye en dos variantes según el procesador, AMD e Intel, ambas con tarjeta gráfica NVIDIA y no poca cosa: a partir de la RTX 5070 Ti comienza la configuración. También hay otros componentes que pueden ser modificados antes de comprar el dispositivo y que pueden ser determinantes para las necesidades del tipo de usuario.
Para más datos acerca de las dos versiones de este modelo, las noticias que publicamos:
Para realizar este análisis me decanté por la versión con Intel en su configuración por defecto, con un único cambio que comentaré más adelante y que considero una recomendación de mínimos, atendiendo a la inversión que supone adquirir un producto de estas características. Sin más preámbulos, echamos un vistazo rápido a las especificaciones del equipo y entramos en harina.
Tuxedo Stellaris 16 Gen7 – Intel
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Pantalla |
16 pulgadas Mini-LED WQXGA (2560 × 1600 píxeles), 300 Hz, brillo hasta 500 nits, 100 % DCI-P3 |
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Procesador |
Intel Core Ultra 9 275HX (24 núcleos, 32 hilos, 5,1 GHz máx.) |
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GPU |
NVIDIA GeForce RTX 5070 Ti / 5080 / 5090 |
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Memoria RAM |
DDR5, configurable de 16 GB hasta 128 GB (2 ranuras SO-DIMM) |
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Almacenamiento |
Hasta 2 SSD PCIe 4.0 ×4 M.2 NVMe (en RAID opcional), hasta 16 TB totales |
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Conectividad inalámbrica |
Wi-Fi 7 (BE200) y Bluetooth 5.4 |
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Puertos |
2 × USB-C (Thunderbolt 4 / USB4 / DisplayPort / Power Delivery) · 3 × USB-A 3.2 Gen2 · 1 × HDMI 2.1 · 1 × Mini DisplayPort 1.4 · 1 × Ethernet 2.5 GbE · 1 × lector SD UHS-II · entrada/salida de audio combinada · bloqueo Kensington |
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Webcam |
Full HD (1080p) con obturador de privacidad e IR para reconocimiento facial |
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Teclado |
Teclado RGB por tecla individual con disposición ISO (ES opcional) y tecla Super con Tux |
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Audio |
Altavoces estéreo con sonido Hi-Res y micrófono de doble canal |
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Batería |
99 Wh (ion litio) |
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Dimensiones |
358 × 266 × 27 mm (apróx.) |
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Peso |
Desde 2,8 kg según configuración |
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SO |
Tuxedo OS / Ubuntu / Kubuntu / Xubuntu / Ubuntu MATE / Windows 11 / Sin SO |
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Materiales y acabado |
Chasis de aluminio y magnesio en color gris oscuro (Shadow Grey) con líneas deportivas |
Todos los detalles, en la página del producto.
Stellaris 16: una auténtica workstation portátil
Comenzando por lo primero que se ve y se siente, el Stellaris 16, sin más matices, es lo que podríamos denominar como una workstation portátil. Dicho de otra forma, si lo que buscas es un portátil potente para llevarte a todos lados, existen alternativas más adecuadas en el mercado en general, y en el catálogo de Tuxedo en particular, porque vas a estar cargando con un aparato de 35 cm de largo por 26 cm de ancho y 2,8 kg de peso en su configuración base.
Por supuesto, la necesidad manda y si tu trabajo requiere de este nivel de hardware y no puedes estar siempre en el mismo sitio… Para eso están estos equipos. A lo que me refiero es a que se trata de un portátil capaz de reemplazar a una estación de escritorio, con el añadido de poder llevarlo contigo cuando se tercie, aunque no sea la experiencia más cómoda del mundo. Es lo que es y el público al que va dirigido lo tiene claro.
El Stellaris 16 Gen7 guarda una estética conocida, casi calcada a la del InfinityBook Pro, pero con un tamaño superior. Monta un robusto chasis de aluminio y aleación metálica de alta calidad que combina ligereza y resistencia en unas dimensiones ajustadas para un portátil de 16 pulgadas, con un tacto frío que refuerza la sensación de firmeza y al que solo se le puede poner un pero, también conocido en la categoría de este producto: es propenso a que se le quede la huella marcada.
En cuanto al diseño, irá a gustos. Como suele suceder, se ve mejor al natural que en foto, pero mantiene la esencia de sobriedad profesional a la que nos tienen acostumbrados en Tuxedo, algo que a mí me gusta, pero que tal vez no sea compartido por todo el mundo. No obstante, en esta ocasión hay un detalle de color que tampoco molesta, porque está reservado a unas determinadas situaciones con un denominador común: el cierre de la tapa, al arrancar, principalmente.
En ese momento, una luz LED rompe con la templanza visual del dispositivo, pero en el buen sentido, porque aporta una agradable iluminación que, dependiendo de cómo te pille, viene muy bien.

… Y es mucho más manejable de lo que parece por sus dimensiones y peso
Una vez abierto el portátil, algo que se puede hacer hasta un ángulo de 180°, lo primero que salta a la vista es la pantalla, una de las características estrella del equipo de la que hablaré más adelante, pero que apagada se muestra tal y como cabía esperar, en formato 16:10, con apenas marcos en su contorno y coronada por las cámaras. Estéticamente, impecable, aunque al pasar al teclado la simetría se resiente un poco.
El teclado ocupa casi el total del ancho del equipo, separando las teclas de dirección del resto y dejando el panel táctil un poco más a la izquierda de lo habitual. Mi opinión no ha cambiado a este respecto: no me termina. No es tampoco el acabose, pero me resulta un aspecto mejorable que, eso sí, cabe aclarar: se trata de un teclado completo, incluyendo un panel numérico que yo siempre he despreciado, pero que muchos otros aprecian.
De hecho, he recibido críticas a mi crítica por este particular detalle, cosa que… lo entiendo. Pero, repito, esta es mi opinión. Por lo demás, es un teclado de membrana correcto, silencioso, de tacto agradable y con su correspondiente tecla (Super)Tux… y con retroiluminación RGB plenamente configurable desde Tuxedo Control Center, otro elemento sobre el que me extenderé más adelante, porque es un mundo en sí mismo.
¿Y si no te gustan los colorines? Apagas la luz o la dejas al mínimo, lo que prefieras. Yo, por ejemplo, soy de tenerla muy bajita, en un único color que no me resulte estridente.
Por dentro, el Stellaris 16 cuenta con un sistema de refrigeración renovado, el cual incluye tres ventiladores grandes de 80 mm y 12 mm de grosor, ubicados de manera estratégica para optimizar el flujo de aire hacia la parte posterior, permitiendo disminuir notablemente el ruido de funcionamiento y mantener la temperatura a raya cuando más se necesita.
Rendimiento
Si hay un apartado absolutamente determinante del Tuxedo Stellaris 16 Gen7, es el rendimiento: el equipo se vende bajo el eslogan “rendimiento de otra galaxia” y… bueno, hablando de portátiles, por ahí anda. Como mencionaba antes, la configuración básica arranca con el procesador Intel Core Ultra 9 275HX, con 24 núcleos (8 de rendimiento y 16 de eficiencia) y una frecuencia máxima de hasta 5,8 GHz, lo que lo sitúa a la altura de procesadores de sobremesa de gama alta en multitarea intensiva, edición de vídeo, compilación de código o juegos exigentes.
Además de su potencia bruta, esta CPU destaca por su eficiencia energética, capaz de ofrecer el mismo nivel de rendimiento que su predecesor con aproximadamente la mitad del consumo y una mejora tangible en la autonomía. Todo ello se complementa con Tuxedo Control Center, desde donde el usuario puede ajustar con precisión los límites de potencia del procesador —entre 10 y 160 vatios—, buscando el equilibrio ideal entre rendimiento, temperatura y nivel de ruido.
El culmen de la potencia del equipo se encuentra en el apartado gráfico, con tres configuraciones que cubren todo el espectro de rendimiento posible en un portátil de gama alta. La base parte de la NVIDIA GeForce RTX 5070 Ti con 12 GB de memoria GDDR7, un modelo equilibrado en potencia, consumo y nivel de ruido, configurable entre 60 y 140 vatios y a la par de su variante pecera como el nuevo estándar en la gama alta gaming.
Un escalón por encima se sitúa la RTX 5080, con 16 GB GDDR7 y un rango de 80 a 175 vatios, pensada para quienes buscan mayor rendimiento de gama alta en juegos QHD o edición de vídeo en 4K, mientras que el tope lo ocupa la GeForce RTX 5090, con 24 GB GDDR7 y un margen de potencia de 90 a 175 vatios, diseñada para juegos en 4K y cargas de trabajo que exigen la máxima capacidad de VRAM.
En conjunto, las GPU NVIDIA GeForce RTX 50 representan lo más avanzado en potencia gráfica móvil, tanto para gaming como para tareas profesionales de edición 3D, vídeo o desarrollo de IA, de nuevo con la posibilidad de ajustar su comportamiento desde el Tuxedo Control Center para encontrar el punto exacto entre rendimiento, eficiencia y refrigeración.
Quien busque una propuesta más comedida, algo a medio camino entre el Stellaris y el InfinityBook Pro, tiene en el Tuxedo InfinityBook Max 15 Gen10 una solución muy interesante.
Este apartado se completa con la memoria RAM: DDR5 hasta 128 GB a 5600 MHz, o hasta 96 GB a 6400 MHz. Aunque vale la pena mencionar también otro de los componentes básicos del equipo, el almacenamiento, que parte de 1 TB hasta 2 SSD PCIe 4.0 ×4 M.2 NVMe (en RAID opcional) y 16 TB totales.
Para probar el Stellaris 16, quise decantarme por una configuración realista, aumentando muy poco la configuración mínima, por lo que el único aspecto que no me parecía coherente, el de la RAM, lo modifiqué ligeramente al alza, hasta los 64 GB, que es lo que habría elegido de haberme comprado este equipo. Como mínimo, recomendaría 32 GB: no tiene sentido que el cuello de botella de una máquina de este calibre venga por la memoria.
Pantalla y gráficos
Como decía, la pantalla del Stellaris es tema de conversación aparte, y es que es uno de los elementos clave de la experiencia. La información técnica habla por sí sola: 16 pulgadas, resolución WQXGA (2560 × 1600 píxeles), hasta 300 Hz y 500 nits… Pero cabe matizar para tenerlo todo claro, porque es un poco más complejo que decir simplemente que se ve bien, o que se ve de cine.
En primer lugar, el equipo puede montar diferentes paneles con características compartidas, pero no exactamente iguales. El modelo en mi caso fue el WQXGA LED con la resolución y aspect ratio indicados y… sí, se ve de cine. Pero no a 300 Hz, sino a 240 Hz, que es la limitación del panel cuando se utiliza el equipo en modo híbrido, el predeterminado y el que vas a querer usar prácticamente en cualquier situación. Para usarlo a 300 Hz es preciso activarlo desde la BIOS, de manera que solo se utilice la gráfica dedicada, ya que la integrada no soporta esa velocidad de refresco.
¿Solo vas a jugar y quieres la NVIDIA funcionando en solitario desde el primer momento? Ese es, probablemente, el único motivo por el que subirte a los 300 Hz, porque lo cierto es que 240 Hz sigue siendo una tasa brutal con la que disfrutar de una experiencia de primera en todo, de juegos a simplemente realizar labores de escritorio. Créeme, no necesitas más.

Incluso solo con NVIDIA, el equipo está configurado para ser eficiente cuando no está conectado (puedes cambiarlo si quieres)
Del mismo modo hay que tener ojo —y nunca mejor dicho— porque cuando arrancas tu portátil con Linux, la experiencia variará de acuerdo al tipo de panel y configuración de este, pero también de la tarjeta gráfica que estés usando, de sus controladores, de si estás usando X11 o Wayland, de la distribución y entorno de escritorio… Todo cuenta de una manera u otra. Y si además —como yo— utilizas monitores externos… más lío, sí, porque a todo lo anterior se suma la incertidumbre que aporta el periférico, si estás conectado por HDMI o DisplayPort…
Lo comento porque esto es un mundo en el que es fácil perderse, de querer abarcar o afinar mucho. También porque los problemas que me he encontrado han estado relacionados al usar monitores externos, pero no debido a nada de lo expuesto, sino a temas relacionados con la gestión de energía: de vez en cuando, el monitor externo no reconocía los inputs para retomar la actividad y se quedaba en negro. Pero hay algo más curioso si cabe, y es que esto solo me pasaba en KDE Plasma, no en GNOME.
En efecto, la diversidad de Linux es fantástica en muchos sentidos, pero también complica la ecuación exponencialmente. Y no he hablado de la adaptación del entorno a una pantalla de alta densidad, porque también es otro mundo: ¿es mejor utilizar la resolución máxima y escalar la interfaz, o usar una resolución menor, no escalar la interfaz y aprovecharse de una mayor definición de los elementos en pantalla? Preguntado tal cual puede resultar confuso, pero todo esto es discutible.

Esta foto ha salido un poco borrosa, pero sirve para mostrar la amplitud de la pantalla en comparación con un monitor de 27″
Tengo un montón de apuntes sobre este tema y no termino de llegar a ninguna conclusión en términos absolutos, ya que a medida que profundizas en este tipo de configuraciones la maraña crece. Otro ejemplo: habrá quien con ampliar el tamaño de la fuente tipográfica tenga suficiente, puesto que la mayoría de elementos en pantalla se adaptan a este ajuste. Pero no me enrollo más,lo dejo para otro día. No es el objeto de este análisis ahondar en estos pormenores .
¿Conclusiones específicas para el Tuxedo Stellaris 16 Gen7? Muy bien todo, incluyendo el soporte gráfico, sobre todo con Tuxedo OS: se basa en Ubuntu, por lo que ya tiene medio camino recorrido, y la integración con Tuxedo Control Center lo pone todo más a mano. Por supuesto, el contar con un binomio como el de Intel y NVIDIA asegura capacidad, y en especial la RTX 5070 Ti es una bestia a la que no se le resistirá nada.
Solo un par de cosas: Tuxedo prefiere moverse sobre seguro y —están trabajando en ello— por defecto sirve el sistema con X11, así como con el modo de alto rendimiento, esto es, con la RTX 5070 Ti funcionando, aunque no a pleno rendimiento, porque el perfil predeterminado está configurado con ajustes conservadores. Pero no temas, que esto no significa que la gráfica esté capada o algo así. Solo está configurado para que no se pula la autonomía del portátil en un suspiro. Tip: Tuxedo Control Center es una herramienta genial para afinar todo esto sin complicarse la vida (más detalles, dos imágenes más arriba).
Sin embargo, tengo mis reservas con esta configuración. Por un lado, he estado funcionando con Wayland sin problemas la mayor parte del tiempo, y esto no es solo un cambio menor: solo si usas Wayland podrás acceder a la configuración de pantalla avanzada, donde tocar las opciones de refresco y escalado, todo lo relacionado con el color y el soporte HDR, modificar el brillo de diferentes monitores al gusto… En configuraciones modernas, Wayland es ya un imprescindible.
En cuanto al perfil gráfico predeterminado, veo más conveniente el equilibrio, sin importar la situación, y en lugar de NVIDIA, creo que es más recomendable tirar de Intel y dejar el calibre grande para cuando se necesite… O sea, apuesta por el On-Demand, aunque pueda darse el caso de que alguna aplicación requiera de una configuración adicional —por lo general, con modificar el lanzador sobra— para usar la NVIDIA. En mis pruebas con juegos vía Steam o Heroic Games Launcher todo ha ido perfectamente.
A través del Control Center se puede cambiar también al modo solo Intel, lo cual alargará la vida de la batería, pero imposibilitará el uso de monitores externos, amén de otras características gráficas.
Autonomía y conectividad
Derivado de todo lo anterior, se presume la autonomía de un equipo con una batería de 99 Wh que, de acuerdo con la información oficial, puede llegar a ofrecer unas 8 horas de uso en circunstancias muy concretas: «navegación web vía wifi con brillo de pantalla reducido». Estos datos, como es habitual, rara vez se cumplen en el mundo real y, por lo tanto, rara vez se corresponden con la experiencia del usuario final. El Stellaris 16 no es una excepción.
Se entiende que se refieren a estar usando la gráfica Intel, pero… ¿navegación web haciendo qué? ¿Consultando una página de Wikipedia, o con veinte pestañas abiertas incluyendo aplicaciones web, reproducción de contenidos, con varias extensiones instaladas…? ¿Usando el wifi, pero con el Bluetooth apagado? No hace falta poner muchos más ejemplos de por qué es prácticamente imposible que la estimación de la autonomía que ofrecen los vendedores sea fidedigna con lo que uno se encuentra después.
Mi experiencia es que en condiciones normales, con una carga de trabajo y configuración normal, la batería puede durar unas cuatro horas y pico. Esto incluye el perfil de energía en equilibrado, la gráfica On-Demand, el navegador (Vivaldi con el gestor de correo y el calendario activados, en torno a una veintena de pestañas y una decena de extensiones), VSCode con varias extensiones, un par de aplicaciones menores en segundo plano… Todo bastante comedido, la verdad.

El Tuxedo Aquaris es un interesante añadido para usos muy intensivos
¿De qué depende que dure más o menos? De si me pongo a escuchar música, de si abro más o menos páginas… Lo lógico y esperable. Ergo, si te pones en perfil rendimiento a jugar al último AAA de moda, recorta ese tiempo a la mitad. Este no es un equipo que priorice la autonomía, sino la potencia. Si quieres otra cosa, hay más opciones.
Dicho lo cual, el retazo de experiencia que acabo de mencionar es del todo genérico. O sea, no incluye ninguna medida adicional para preservar batería… y las hay. Pero es que no me interesa entrar en esas historias para alargar media hora el uso a costa de perder funcionalidad. Y no, Windows no es una alternativa que lo mejore: también lo he probado —con Windows 11— y la diferencia es irrisoria. Aunque tampoco hice nada para que fuera mejor.
La buena noticia es que la pantalla es tan luminosa que en un entorno normal no necesitarás aumentar mucho el brillo. Escribiendo este artículo en una estancia con luz artificial azul, al 20-30 por ciento tengo más que suficiente para trabajar. Y así con todo: cuanto más le recortes, más ampliarás la autonomía del aparato. La cuestión es: ¿te vas a comprar un equipo como este para abrir tímidamente el navegador, solo con el wifi encendido? Yo tampoco.
El apartado lo completa la conectividad y si bien ya he mencionado las opciones de las que dispone, no echo a faltar nada en particular. El Stellaris 16 Gen7 incorpora un puerto HDMI 2.1 y un Mini DisplayPort 1.4 para conectar hasta cuatro pantallas externas, conexión Ethernet Gigabit, cinco puertos USB (USB-A ×3, USB-C ×2 con capacidades de carga rápida) con soporte Thunderbolt 4 y USB4, lector de tarjetas SD, Wi-Fi 6E y Bluetooth 5.3. Más que sobrado para el día a día.
Tuxedo OS
Me queda por señalar algo sobre el software y no debería ocuparme mucho más: si cuando analicé el InfinityBook Pro 15 decidí pasar de todo e instalar por mi cuenta lo que me apeteció, en esta ocasión me pareció más apropiado dejarme llevar, pues desde entonces hasta ahora me he familiarizado con Tuxedo OS y me gusta. Pero no solo eso: lo considero una opción elemental, querido lector, de la experiencia Tuxedo. Y me explico (y me repito, lo sé).
No es solo que Tuxedo OS sea la distribución oficial de la marca, o que esté más o menos bien, aunque como expliqué a título personal, es la mejor alternativa que he encontrado a KDE neon, con algún pero que se resume en que priorizan la estabilidad y tardan un poco más en actualizar el sistema. Claro que, si esto no te supone un inconveniente, no es solo una opción recomendable para los propietarios de un equipo de Tuxedo, sino para cualquiera.
La cosa es que, te guste o no la propuesta, es la forma óptima de probar un equipo de Tuxedo, por lo que aunque tengas decidido instalar otra cosa, lo suyo es que te venga con Tuxedo OS preinstalado. Si además lo tuyo es el ecosistema de Ubuntu y KDE Plasma, muy probablemente te quedes conforme y no te muevas de ahí. En el caso del Stellaris 16 es más perceptible esta sensación, por el hardware que monta el equipo.
Me sigo repitiendo con esto que voy a decir, pero para obtener la mejor experiencia de uso en equipos híbridos con NVIDIA, Ubuntu es la mejor elección por mucho y, si a ello le sumas que Tuxedo se encarga de afinarlo todo para sus dispositivos, blanco y en botella. ¿Y el error que he mencionado antes y que afectaba a KDE Plasma (Tuxedo OS), pero no a Ubuntu? La incertidumbre es una constante en el mundo del software y no vas a despejarla del todo nunca.
Así que… ahí va otro tip y este es ortodoxo: que el Tuxedo llegue con Tuxedo OS, y si prefieres otra cosa, léase Debian, Linux Mint, Ubuntu, Kubuntu o Xubuntu… usa WebFAI. Es una herramienta fantástica para reinstalar el sistema rápida y fácilmente en un equipo de Tuxedo, con todo el soporte. He visto que Tuxedo está llevando poco a poco su software a otras distribuciones, pero si eres de no complicarte…
Más allá de Tuxedo OS, la experiencia se completa con Tuxedo Control Center, una suerte de centro de control desde el que administrar diferentes aspectos de hardware y software del que hablaremos en profundidad en próximas entregas, porque es una utilidad que aporta un gran valor añadido, muy especialmente en dispositivos de componentes avanzados como el Stellaris 16. Un detalle a este respecto es que tiene un botón personalizado para lanzarlo, justo al lado del de encendido.
Además de Tuxedo OS he probado el equipo con Ubuntu y Linux Mint, ambas instaladas desde WebFAI; con CachyOS y Windows 11, en todos los casos con una buena experiencia y sin problemas reseñables.
Conclusiones
Como señalaba al inicio del artículo, no hace falta mucha imaginación para anticipar las conclusiones tras probar un equipo como el Stellaris 16 Gen7: es una máquina excelente y la experiencia va acorde a ello. Y eso que, con excepciones, no he percibido mucha diferencia en el día a día con mis otros equipos, siendo este mucho más potente. Buena señal, porque la excelencia no es poder exprimir el hardware sin más, sino que todo vaya bien, que el uso sea fluido…
Pero claro que ha habido excepciones. De lo contrario, habría pedido probar un ultraportátil. En mi periodo con este portátil he probado juegos como Indiana Jones y el Gran Círculo, Kingdom Come Deliverance II o Cronos: The New Dawn… Aunque al final me terminé pasando Deliver Us: Mars, que me apetecía más y llegó Hollow Knight: Silksong… Y qué puedo decir: la experiencia de jugar en Linux está llegando a unas cotas de alucine, aun cuando para disfrutar de según qué títulos necesites un hardware como el del Stellaris. En este aspecto no hay nada que hacer.
A todo esto, solo con los juegos más exigentes he escuchado bufar al portátil, o he notado que se calentaba.
Sin embargo, aunque la experiencia de jugar en el Stellaris 16 ha sido muy buena, lo que más he disfrutado es la sensación de estar usando la máquina a poco gas, con la opción de pisar a fondo siempre disponible. Es algo que he notado de manera especial virtualizando sistemas, algo que hago muy a menudo y con lo que suelo ir con pies de plomo, porque termino con el equipo seco. No con el Stellaris, así que lo echaré de menos.
Por supuesto, las especificaciones son una parte clave de la experiencia, pero no todo se reduce a eso. Si el soporte de Linux no fuese óptimo, no sería lo mismo, porque yo uso Linux. Y aunque es cierto que el sistema ha avanzado muchísimo en este aspecto, usar un equipo diseñado para ello sigue marcando una diferencia. Sobre todo, en el ámbito portátil.
Lo mejor:
- La calidad de construcción, sobre todo la calidad de la pantalla.
- Es una obviedad, pero… la potencia: toda una workstation portátil.
- La experiencia de escritorio, mucho más fluida de lo esperado.
Lo peor:
- Lo bueno cuesta y no todo el mundo puede permitírselo.
- ¿La disposición del teclado? Ya me surgen dudas.
- La experiencia con monitores externos puede complicarse… Pero esto es cosa de Linux.
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