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Pi-hole vs AdGuard Home: diferencias reales y cuál te conviene

Pi-Hole vs. AdGuard Home

La guerra contra los anuncios intrusivos y el rastreo se ha vuelto casi una obligación para cualquiera que pase tiempo en Internet. Entre extensiones de navegador, bloqueadores a nivel de dispositivo y soluciones para toda la red, es fácil perderse. Dentro de este último grupo, Pi-hole y AdGuard Home se han convertido en los dos grandes referentes, y a menudo surge la duda: ¿cuál es mejor para mi caso concreto?

Si llevas tiempo con Pi-hole o te estás planteando montarte algo en casa, es normal que hayas oído críticas, dudas sobre seguridad o comentarios tipo “ahora todo el mundo recomienda AdGuard”. La realidad es más matizada: ambas soluciones bloquean anuncios y rastreadores a nivel DNS, pero difieren mucho en filosofía, facilidad de uso, opciones avanzadas y en cómo se integran en tu día a día, sobre todo si te mueves fuera de casa o si quieres control granular por dispositivo.

Qué son realmente Pi-hole y AdGuard Home

Tanto Pi-hole como AdGuard Home son bloqueadores de anuncios y rastreo que funcionan a nivel de red utilizando DNS. En lugar de instalar una extensión en cada navegador o aplicación, montas un servidor DNS local que responde a las peticiones de los dispositivos de tu red y decide qué dominios resolver y cuáles bloquear.

En la práctica, esto significa que todos los equipos conectados a tu red (móviles, tablets, Smart TV, consolas, etc.) se benefician del bloqueo sin tener que instalar nada en cada uno. Es especialmente útil para dispositivos donde no puedes poner extensiones, como muchas aplicaciones de YouTube, servicios de streaming o navegadores limitados de televisores.

La diferencia fundamental es que Pi-hole nació como proyecto comunitario 100 % open source, muy centrado en la simplicidad como DNS sinkhole, mientras que AdGuard Home forma parte del ecosistema AdGuard, que también ofrece apps comerciales y extensiones, y que le han dado una capa adicional de funciones “de gama alta” en el propio servidor DNS.

Instalación y despliegue: facilidad frente a control

Una de las primeras cosas que separa a Pi-hole y AdGuard Home es hasta qué punto te obligan a “remangarte” con la infraestructura. Aquí entra en juego si quieres o no autohospedarte y qué hardware tienes disponible.

Pi-hole: pensado para autohospedaje en máquina limpia

Pi-hole está diseñado para instalarse en un sistema Linux relativamente limpio, muy típicamente una Raspberry Pi con una distribución basada en Debian (Raspberry Pi OS, Ubuntu Server, etc.). También se puede montar en otras máquinas Debian/Ubuntu sin problema, e incluso hay imágenes para otras plataformas.

El instalador oficial de Pi-hole asume que él va a ser quien gestione el servicio DNS de la máquina y que no hay demasiadas cosas raras corriendo en paralelo, por eso muchos usuarios recomiendan un host “lo más limpio posible”. Esto no significa que no puedas instalarlo junto a otros servicios, pero sí que a veces hay que pelearse un poco con puertos, firewall u otros demonios de DNS ya existentes.

Es frecuente encontrar Pi-hole en dispositivos dedicados, siempre encendidos y con un consumo mínimo. Ahí brilla: consume poquísimos recursos y una vez configurado, es muy estable. En ese entorno, muchas de las críticas desaparecen porque no lo mezclas con máquinas de escritorio que se suspenden o con contenedores mal configurados.

Pi-hole en Docker: ventajas y críticas de seguridad

Mucha gente opta por instalar Pi-hole en contenedores Docker, sobre todo si ya tienen un servidor con otros servicios (NAS, mini PC, servidor casero, etc.). Es cómodo, pero también es el origen de parte de las críticas que habrás oído: configuraciones por defecto mejorables, contenedores con más superficie de ataque de la deseable o malos hábitos de apertura de puertos.

Los comentarios que apuntan a que “los contenedores de Pi-hole tienen vulnerabilidades out of the box” se refieren a que si simplemente levantas la imagen sin pararte a endurecer la configuración, puedes acabar con un servicio DNS accesible desde fuera o con opciones poco seguras. Para un usuario avanzado no es dramático, pero para quien no controla Docker sí puede ser un problema potencial.

En cualquier caso, si tú ya usas Pi-hole fuera de Docker o lo tienes en una máquina controlada y bien configurada, este punto deja de ser tan relevante. El problema no es tanto Pi-hole en sí como la combinación de Docker mal montado y exposición innecesaria a Internet.

AdGuard Home: instalación sencilla y menos “tiquismiquis”

AdGuard Home también se ejecuta como servidor DNS local autohospedado, pero la propia filosofía del proyecto busca facilitar la vida al usuario con instaladores más amigables y un panel web muy cuidado desde el minuto uno.

A nivel técnico, también se puede instalar en Linux, Docker, NAS y otros dispositivos, pero la experiencia out of the box suele ser algo más pulida: el asistente inicial te guía por los pasos básicos, la interfaz es más moderna y muchas funciones avanzadas están integradas de serie sin tener que tirar de scripts añadidos.

Además, AdGuard como empresa ofrece otras variantes: apps para Windows, macOS, Android, iOS o extensiones de navegador. Estas no son AdGuard Home, pero permiten tener protección tipo AdGuard sin autohospedarte nada. Para quien no tenga ni ganas ni hardware dedicado, esa es una diferencia enorme frente a Pi-hole, que exige sí o sí un servidor propio.

Modelo de uso: red completa vs dispositivo y movilidad

Otro eje clave es cómo quieres protegerte: solo dentro de tu red doméstica o también cuando sales fuera. Pi-hole y AdGuard Home se centran en la red, pero AdGuard como ecosistema va un paso más allá.

Cuando montas Pi-hole o AdGuard Home, todo tu tráfico DNS pasa por ese servidor siempre que estés conectado a tu WiFi o LAN. En cuanto sales a una red pública (hotel, cafetería, aeropuerto) y usas directamente esa WiFi sin pasar por tu casa, pierdes la protección, salvo que montes un túnel VPN hacia tu red doméstica.

Pi-hole, por diseño, no tiene un modo “cliente” que te siga a todas partes; necesitarías algo como PiVPN o WireGuard para redirigir tu tráfico hasta tu casa, lo cual funciona pero añade latencia y complejidad, y en redes públicas ya de por sí lentas puede ser un suplicio.

AdGuard, en cambio, ofrece apps de pago y versión gratuita en extensión de navegador que funcionan en el propio dispositivo. Eso significa que, aunque AdGuard Home juegue el mismo papel que Pi-hole dentro de casa, puedes combinarlo con aplicaciones de AdGuard para llevarte gran parte de esa protección cuando te conectas a redes ajenas.

Privacidad y filosofía: open source puro vs ecosistema mixto

Desde el punto de vista de la privacidad, Pi-hole y AdGuard Home están bastante alineados cuando hablamos de sus versiones autohospedadas. Ambos son proyectos abiertos, puedes revisar el código y no dependes de un servidor de terceros para hacer el filtrado.

Pi-hole se percibe como la opción más purista en cuanto a control de datos: no hay modelo de negocio detrás como tal, no hay versión de pago y todo se basa en donaciones y comunidad. Tus consultas DNS se quedan en tu servidor (salvo que tú elijas un servidor upstream que registre actividad).

AdGuard Home, pese a ser open source, forma parte de una empresa que sí ofrece servicios comerciales (apps con suscripción, licencias de por vida, etc.). Eso no significa que AdGuard Home envíe tus datos a la nube, pero a nivel de percepción, algunos usuarios más recelosos de lo comercial se sienten más cómodos con Pi-hole.

Si te preocupa mucho la privacidad fina, en ambos casos puedes combinar el filtrado con servidores DNS de confianza, usar DNS-over-HTTPS (DoH) o DNS-over-TLS (DoT) e incluso resolver directamente conbound para evitar depender de resolutores externos. La diferencia está en cuánto esfuerzo te cuesta montar todo eso.

Soporte de DNS cifrado (DoH, DoT) y DNSSEC

Uno de los puntos que más se cuestiona en Pi-hole es que no trae DNS-over-HTTPS ni DNS-over-TLS activado de fábrica. Es cierto: de serie, Pi-hole actúa como DNS sin cifrado hacia el upstream, aunque puedes integrarlo con herramientas adicionales para añadir ese cifrado.

AdGuard Home, por el contrario, incorpora soporte de DoH y DoT de forma nativa. En su panel puedes configurar fácilmente qué resolutores cifrados quieres usar, activar DNSSEC, crear tus propias reglas, etc., sin tirar tanto de scripts externos o configuraciones manuales.

Esto no quiere decir que Pi-hole sea inseguro, sino que para tener el mismo nivel de sofisticación en DNS cifrado necesitas algo más de trabajo. Muchos usuarios integran Pi-hole con unbound para tener un resolutor recursivo propio y cifrado, pero las guías suelen requerir más pasos y algo de experiencia.

Capacidad de bloqueo y filtros: hasta dónde llega cada uno

A nivel básico, tanto Pi-hole como AdGuard Home funcionan bloqueando dominios asociados a publicidad, rastreo o malware. Para la mayoría de webs con anuncios tradicionales, ambos se portan igual de bien: los anuncios ni aparecen porque el dominio de origen ni siquiera se resuelve.

El problema viene con servicios como YouTube (alternativa que puede interesarte, NoTube para YouTube), Hulu y otras plataformas modernas en las que los anuncios y el contenido principal se sirven desde el mismo dominio o desde dominios muy difíciles de separar. Aquí, un bloqueador de DNS se queda corto: si bloqueas el dominio de vídeo, te cargas el anuncio… y también el contenido que quieres ver.

Pi-hole, por diseño, se centra en el nivel DNS. Puedes complementarlo con listas de bloqueo más agresivas, scripts, reglas personalizadas y herramientas como unbound, pero el propio paradigma lo limita frente a anuncios inyectados dentro del mismo dominio. Hay usuarios que consiguen reducir anuncios de YouTube con configuraciones muy elaboradas, pero los resultados son irregulares y cambian cuando YouTube modifica su sistema.

AdGuard Home se mueve en el mismo plano DNS, pero se beneficia de toda la experiencia de filtrado fino que la empresa ha desarrollado en sus extensiones y aplicaciones. En la interfaz es más sencillo activar filtros específicos, listas avanzadas y reglas complejas. Incluso así, el bloqueo total de anuncios de YouTube a nivel de red es muy complicado, pero la sensación general de los usuarios es que con AdGuard es más fácil exprimir las opciones sin necesidad de tanto trasteo externo.

Es importante entender que ni Pi-hole ni AdGuard Home sustituyen al 100 % a un buen bloqueador de navegador como uBlock Origin. Lo ideal es combinarlos: el DNS limpia mucho “ruido de fondo” (trackers, dominios de anuncios genéricos, telemetría de apps y dispositivos) y el bloqueador en el navegador se encarga del filtrado más fino, incluyendo YouTube, banners incrustados y elementos específicos de página.

Gestión por dispositivo y control parental

Si en casa sois varios o tienes críos, seguramente te interese algo más que bloquear publicidad: controlar contenido adulto, limitar webs concretas o aplicar reglas diferentes según el dispositivo. Aquí las diferencias son notables.

Con Pi-hole puedes definir listas de bloqueo, listas blancas y reglas personalizadas, pero el enfoque original es bastante “global”: lo que bloqueas suele aplicarse a toda la red. Es posible hacer distinciones por dispositivo (por IP o por grupo), pero requiere más configuración y no es tan intuitivo para un usuario que solo quiere “bloquear porno en la tablet del niño”.

AdGuard Home, en cambio, trae herramientas de gestión por cliente más accesibles. Es más sencillo ver qué dispositivo es cuál, aplicar filtros específicos por máquina y activar listas dedicadas, por ejemplo, de bloqueo de contenido adulto, redes sociales o juegos concretos.

Además, si combinas AdGuard Home con las aplicaciones de AdGuard en móviles o PCs, puedes tener controles parentales a nivel de dispositivo con un par de clics, sin depender tanto de complicaciones en el router o de agrupar IPs. Para alguien que no quiere invertir horas en pulir reglas, esta diferencia en usabilidad pesa mucho.

Rendimiento, recursos y estabilidad

En cuanto a consumo, Pi-hole es extremadamente ligero. En una Raspberry Pi modesta apenas notarás que existe: CPU y RAM apenas se inmutan incluso en redes con bastantes dispositivos conectados.

AdGuard Home utiliza algo más de recursos, en parte por su interfaz más compleja y las funciones adicionales integradas. Sin embargo, en cualquier hardware medianamente moderno tampoco supone una carga importante, y en un contexto doméstico o de pequeña oficina suele rendir sin problemas.

Un aspecto práctico que muchos pasan por alto es qué pasa cuando el servidor entra en suspensión o se apaga. Hay usuarios que instalan Pi-hole en su PC de escritorio con Docker, y se encuentran con cortes de resolución DNS cuando el sistema se duerme, o con problemas de arranque del contenedor. Esto no es culpa del software, pero sí afecta a la experiencia.

La recomendación en ambos casos es bastante clara: si quieres estabilidad, monta el bloqueador en un dispositivo que esté siempre encendido (Raspberry Pi, mini PC de bajo consumo, NAS, router compatible…). Si lo pones en una máquina de uso diario, asume que habrá momentos en los que la red se quedará sin DNS si el equipo se apaga o suspende.

Coste: software libre vs funciones de pago

Un punto donde Pi-hole gana por goleada es el coste: Pi-hole es totalmente gratuito. La única inversión es el hardware si no tienes ya algo reutilizable. Si lo instalas en un equipo existente, el coste adicional es cero.

AdGuard Home también es gratuito y open source, pero el ecosistema AdGuard en general se apoya en un modelo de negocio de suscripción o licencia de por vida para sus apps de escritorio y móviles. La extensión de navegador es gratis, pero si quieres el “paquete completo” de protección avanzada en todos tus dispositivos sin montar servidores, tendrás que pasar por caja.

Muchos usuarios lo ven como un intercambio: menor coste a cambio de más tiempo de configuración (Pi-hole) frente a pagar por comodidad y funciones out of the box (AdGuard comercial). Si te encanta trastear y prefieres ahorrar, Pi-hole encaja muy bien; si lo que quieres es que todo funcione rápido y con el mínimo lío, el ecosistema de AdGuard puede compensar el gasto.

Comparación práctica según distintos perfiles de usuario

A la hora de elegir, no existe una respuesta universal. Es más útil pensar en tu situación concreta, tu nivel técnico y tus prioridades. Algunos escenarios típicos ayudan a ver por dónde van los tiros.

Perfil 1: usuario “manitas” con servidor en casa

Si ya tienes una Raspberry Pi o un pequeño servidor Linux encendido 24/7, te gusta aprender y no te importa tocar configuración, Pi-hole es una opción fantástica. Tienes control total, código abierto, comunidad muy activa y miles de guías para exprimirlo al máximo.

En ese contexto, las críticas sobre Docker y vulnerabilidades pierden relevancia si lo instalas en el sistema base o en un contenedor bien configurado y no accesible desde Internet. A partir de ahí, puedes añadir unbound, DNS cifrado, reglas avanzadas y lo que quieras.

Perfil 2: usuario que prioriza comodidad y buen panel web

Si lo que quieres es montar un bloqueador de red sin comerte demasiado la cabeza, con un panel moderno y opciones avanzadas accesibles desde la interfaz, AdGuard Home suele resultar más agradable de usar. Muchas de las funcionalidades que en Pi-hole requieren scripts o configuraciones externas aquí vienen más integradas.

No necesitas renunciar a la privacidad, porque AdGuard Home se ejecuta igualmente en tu propia máquina, pero te quitas parte del trabajo fino y de la curva de aprendizaje que Pi-hole arrastra por su enfoque más minimalista.

Perfil 3: familia con niños y necesidad de filtros por dispositivo

Para quien tenga peques en casa o varios usuarios con necesidades distintas, AdGuard ofrece una experiencia más directa. Los controles parentales y las listas temáticas (adultos, juegos, redes sociales) son más sencillos de aplicar por dispositivo, especialmente si se combinan con las apps de AdGuard en móviles y ordenadores.

Con Pi-hole también lo puedes lograr, pero vas a invertir más tiempo en identificar dispositivos, crear grupos de clientes y ajustar reglas. Si no te apetece entrar en ese nivel de detalle, AdGuard Home y el resto de productos AdGuard suelen solucionar el problema con menos quebraderos de cabeza.

Perfil 4: persona que viaja mucho y trabaja en redes públicas

Si pasas buena parte de tu tiempo conectado desde hoteles, aeropuertos, cafeterías u oficinas ajenas, confiar solo en un bloqueador a nivel de red doméstica se queda corto. Pi-hole y AdGuard Home te protegen en casa, pero fuera dependes de VPNs hacia tu red, con la consiguiente pérdida de velocidad.

En estos casos, suele ser más práctico usar las aplicaciones de AdGuard o un buen bloqueador como uBlock Origin en el navegador, que funcionan directamente en el dispositivo y permanecen activos lo conectes donde lo conectes, y elegir qué navegador usar puede ayudar. AdGuard gana aquí por sencillez de integración entre red y dispositivo.

Relación con otros bloqueadores: ¿sustitutos o complementos?

Es habitual preguntarse si Pi-hole o AdGuard Home son “mejores” que extensiones tipo uBlock Origin o navegadores como Brave. La respuesta corta es que no son rivales, sino capas diferentes de la misma estrategia.

Un bloqueador a nivel de navegador (uBlock, AdGuard extension, Brave, etc.) tiene más información contextual sobre la página que estás visitando y puede bloquear elementos muy concretos: un iframe de un dominio concreto, un script en una ruta específica, un banner incrustado, etc. Por eso son muy buenos con cosas complicadas como los anuncios de YouTube cuando navegas desde el propio navegador, y también existen soluciones a nivel del sistema como hblock a nivel del sistema.

Pi-hole y AdGuard Home juegan en otro plano: filtran dominios completos para toda la red. Eso permite cortar de raíz muchas llamadas a trackers, anuncios en apps móviles, telemetría de televisores inteligentes o de dispositivos donde no puedes instalar extensiones, y también existen proxys como Privaxy proxy de bloqueo que abordan el problema desde otra capa.

La combinación ideal para muchos usuarios es tener Pi-hole o AdGuard Home en la red y un buen bloqueador en los navegadores principales. Así reduces muchísimo el “ruido” global y luego el bloqueador del navegador se encarga de rematar los anuncios más escurridizos.

Al final, elegir entre Pi-hole y AdGuard Home depende menos de cuál bloquea un anuncio más y más de tu equilibrio entre control, simplicidad, coste y movilidad: si te gusta montar tu propio chiringuito, valoras el open source puro y no te importa dedicarle tiempo, Pi-hole es difícil de batir; si prefieres tener más funciones avanzadas integradas, mejor gestión por dispositivo y la posibilidad de ampliar la protección a tus viajes con las apps de AdGuard, entonces AdGuard Home (y el ecosistema que lo rodea) se vuelve muy atractivo, sin que ello signifique que tengas que abandonar la privacidad ni el autohospedaje.

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