Aplicaciones web: navegador vs. acceso directo vs. Webapp Manager
Aunque hoy en día casi ni nos enteremos, gran parte del Internet que consumimos lo hacemos a través de aplicaciones web. Por poner algunos ejemplos, X (Twitter), Instagram, Spotify o Photopea. Las podemos usar directamente desde el navegador, pero ¿es la mejor opción? Sí. No. Puede. Lo cierto es que depende del uso que queramos hacer de ellas, y es posible que haya algo que pueda mejorar la experiencia de usuario.
En los móviles también existen dudas similares: ¿para qué instalar una aplicación si no es más que un acceso directo? La respuesta más rápida es porque no es lo mismo, y hoy vamos a poner frente a frente a tres maneras diferentes de usar las aplicaciones web: a través del navegador web, creando un acceso directo o con Webapp Manager.
Aplicaciones web en el navegador
Creo que es la manera más usada, por lo menos en los entornos en donde no hay una app disponible. Cuando alguien está en un PC con Linux y quiere entrar a X o Spotify, lo más normal es abrir el navegador y usar el servicio, más con X que con Spotify, que tiene una aplicación no oficial para Linux, aunque en realidad no es muy diferente de las aplicaciones web de las que tratamos hoy aquí.
- Lo bueno:
- No hay que calentarse la cabeza. Es ir a la web y usar el servicio.
- No es necesario instalar nada.
- Compatible con todas las extensiones del navegador en cuestión.
- Lo malo:
- Sólo para una aplicación, abrir el navegador es pesado.
- Si el navegador falla y sufre un cierre inesperado por lo que ocurre en otro proceso, puedes perder todo el trabajo.
Acceso directo
O también una aplicación instalada desde una opción nativa. Esto sería como abrir un navegador, pero algo más limitado. Se eliminan componentes no necesarios.
- Lo bueno:
- Peso menor que el del navegador entero.
- Sólo la aplicación web que nos interesa sin elementos de más.
- Lo malo:
- Si falla el navegador en el que se basa y se cierra, también se cierra la aplicación web, ya que son hijos de un proceso padre.
- No compatible con todas las extensiones.
- Puede que la barra superior no respete la paleta de colores del sistema operativo.
Gestor de aplicaciones web (Webapp Manager, de Linux Mint)
Aunque hay más, en este artículo sólo hablamos de estas opciones. Y esta tercera es usar la aplicación Gestor de aplicaciones web o Webapp Manager de Linux Mint. Aunque lo mantienen los mismos desarrolladores que están detrás de este Ubuntu con sabor a menta, Webapp Manager se puede instalar en cualquier otra distribución Linux, aunque su instalación dependerá de la distro en sí, sus repositorios y demás.
- Lo bueno:
- Permite elegir qué navegador será la base de la app entre los que tengas instalados en el sistema operativo.
- Posibilidad de añadir el logotipo manualmente o que lo coja de la página web.
- Permite elegir la categoría en la que se incluirá, esto válido para menús de aplicaciones que lo soporten.
- Parámetros personalizados (banderas para la ejecución y este tipo de ajustes).
- Configuraciones del navegador, como barra de navegación si se usa Firefox o perfil nuevo en Brave.
- Compatibilidad con extensiones, por lo menos si la base es Chromium.
- Posibilidad de editar la aplicación tras su creación.
- Si se cierra el navegador en el que se basa, sigue funcionando.
- Lo malo:
- Instala software y algunas dependencias de Python, por lo que, sin llegar a instalar mucha morralla, no es lo más limpio.
Usa lo que mejor te venga, faltaría más
Yo no soy muy fan de instalar aplicaciones web en el sistema operativo, pero si existe la posibilidad es por algo. Sin lugar a dudas, después de haber probado estas muchas opciones, yo me quedo con el uso del navegador para unas cosas y Webapp Manager para otras. Por ejemplo, tengo algún servicio de música en una webapp de Firefox o Photopea en una de Brave, en parte porque el navegador del león permite hacer uso de algunas extensiones y cosas que no voy a explicar aquí. Por otra parte, sigo usando WhatsApp web, X o Inoreader en el panel de Vivaldi, y eso no va a cambiar. Pero eso ya es otra historia.