¿Donde quedaron los principios que defendíamos? (Opinión)
Pablinux, David Naranjo y yo no nos conocemos. Tenemos distintas edades, vivimos en distintos países y, salvo el uso de Linux, probablemente no tengamos demasiado en común.
Sin ponernos de acuerdo, los tres decidimos escribir sobre temas relacionados con la decisión de las redes sociales de banear a Donald Trump y algunos de sus partidarios.David optó por explicar los acontecimientos sin agregar comentarios. Pablinux hizo una renuente recomendación de una herramienta para evitar la censura y yo salí con los tapones de punta contra la creciente politización de la Fundación Mozilla.
Salvo un tirón de orejas de un lector que lo acusa de imprecisión histórica, David no generó mayores controversias. La peor parte la llevó Pablinux. Varios lectores le reclamaron por no aclarar el origen ideológico del creador y uno afirmó que el problema era como se iba a utilizar.
A mi no me fue tan mal. (Al menos no me acusaron de estar mal de la cabeza como en Menéame) Me trataron de misógino, machista y simpatizante de Vox (Mi biografía dice claramente que vivo en Argentina) Otro lector afirmó que la censura es una cuestión de grados.
Más cosas sobre mí de las que querían saber
A diferencia de muchos de nuestros lectores, yo viví en una dictadura. La que gobernó Argentina entre 1976 y 1983. No tengo ningún conocido que haya sido desaparecido, pero, entre los recuerdos de mi primera niñez está el de mi madre sacando libros de la biblioteca y dándoselos a mi padre para que los queme mientras nos advertía a mi hermano y a mi de no decir nada.
Año después vino la Guerra de Malvinas cuando pasamos de escuchar en todos los medios que íbamos ganando a la noticia de la rendición.
En 1984 Buenos Aires celebró la primera Feria Internacional del Libro en democracia. La foto de todos los diarios fue el catálogo electrónico donde se mostraba en que lugares comprar los libros de Marx.
Ah, a los censores no solo les molestaban los libros y películas. En una provincia se prohibió la enseñanza de la Matemática Moderna. Parece que la Teoría de Conjuntos era subversiva.
Todos esos años de libros que no se leyeron, opiniones que no se debatieron y cosas que no se aprendieron son en gran parte culpables de la actual decadencia de la dirigencia argentina y como consecuencia la del país. Así que disculpen si no me convence lo de la censura buena y censura mala.
¿Donde quedaron los principios que defendíamos?
Dejando de lado mi (Lo reconozco) nada impresionante autobiografía. El baneo a Trump y la eliminación de la competencia que intentó darle cabida genera precedentes peligrosos.
¿Qué pasa si Biden no le devuelve a Amazon el contrato con el Pentágono que le quitó Trump? ¿Y si los accionistas de Twitter cansados de no obtener ganancias se lo venden a Murdoch el dueño de Fox News y empieza el baneo en sentido contrario?
Sobre el tema que nos ocupa se expidió la Electronic Frontier Foundation. Que como todo el mundo sabe tiene una estatua ecuestre de Santiago Abascal en su sede central.
Como la mayoría de las personas en los Estados Unidos y en todo el mundo, la EFF está conmocionada y disgustada por el violento ataque del miércoles al Capitolio de los Estados Unidos. Apoyamos a todos los que trabajan para defender la Constitución y el estado de derecho, y estamos agradecidos por el servicio de los políticos, el personal y otros trabajadores que soportaron muchas horas de encierro y se reunieron para cumplir con sus deberes constitucionales.
La decisión de Twitter, Facebook, Instagram, Snapchat y otros de suspender y/o bloquear las comunicaciones del Presidente Trump a través de sus plataformas es un simple ejercicio de sus derechos, bajo la Primera Enmienda y la Sección 230, de comisariar sus sitios. Apoyamos esos derechos. Sin embargo, siempre nos preocupa cuando las plataformas asumen el papel de censores, por lo que seguimos pidiéndoles que apliquen un marco de derechos humanos a esas decisiones. También observamos que esas mismas plataformas han optado, durante años, por privilegiar a algunos oradores -en particular los funcionarios gubernamentales- sobre otros, no sólo en los Estados Unidos, sino también en otros países. Una plataforma no debería aplicar un conjunto de reglas a la mayoría de sus usuarios, y luego aplicar un conjunto de reglas más permisivas a los políticos y líderes mundiales que ya son inmensamente poderosos. Por el contrario, deberían ser precisamente tan juiciosos a la hora de eliminar el contenido de los usuarios ordinarios como lo han sido hasta la fecha con respecto a los jefes de Estado. De cara al futuro, pedimos una vez más a las plataformas que sean más transparentes y coherentes en la forma en que aplican sus normas, y pedimos a los responsables políticos que encuentren la forma de fomentar la competencia para que los usuarios dispongan de numerosas opciones editoriales y políticas entre las que elegir.
Ese es el espíritu con el cuál sugiero alternativas y me opongo a la censura. Las 4 libertades originales del Software libre en ningún momento establecen restricciones ideológicas. Un programa es una herramienta que al igual que un martillo no es buena ni mala. Son quienes la usan los que lo determinan.
Termino con otra cita. Un poema de Martin Niemöller muy popular en la época de la vuelta a la democracia de Argentina.
Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Después vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Más tarde vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Al final vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada.