El Barcelona Supercomputing Center diseña el primer chip de código abierto de España
El centro de supercomputación Barcelona Supercomputing Center (BSC) ha anunciado el fin del desarrollo del primer chip diseñado completamente en España, el cual está basado en RISC-V.
El chip, que ha sido bautizado como Lagarto, ha sido diseñado por un equipo de investigadores del BSC liderado por Miquel Moretó. Sin embargo, a pesar de que el diseño sí tiene su origen en España, su desarrollo se ha realizado en un laboratorio de Taiwán debido a que sus características han hecho imposible su fabricación en nuestro país.
Para su creación se ha utilizado como base otro chip en cuyo diseño habían participado dos miembros del equipo encargado de dar vida a Lagarto, y que se desarrolló en el Instituto Politécnico Nacional de México. Los investigadores del Barcelona Supercomputing Center pretenden con Lagarto comprender mejor cómo funcionan los chips, algo que hasta no hace mucho estaba reservado a los gigantes del sector, y que gracias a RISC-V empieza a estar ahora a la alcance de muchas más personas, empresas e instituciones. De hecho, el impulso de RISC-V puede llegar a ser determinante para que Europa tenga más independencia tecnológica y pueda soportar mejor los posibles conflictos que puedan librar China y Estados Unidos, además de poder proteger así de mejora manera sus propios intereses tecnológicos.
Mateo Valero, director del BSC, ha explicado que “como no tenemos acceso a las instrucciones del hardware, no podemos modificarlo ni saber qué hay allí. Nos pueden estar controlando, enviando información sobre lo que hacemos sin que nos enteremos”. Además, ha recalcado que el hecho de que el chip haya sido diseñado en España supone toda una revolución digital, ofreciendo a usuarios, empresas e instituciones la posibilidad de saber cómo funcionan los chips y ver qué elementos incluyen en su interior.
Si bien Lagarto es un avance, es importante tener en cuenta que se trata de un chip que servirá como base para el desarrollo de otros y experimentar con él, así que de momento no será incluido en otros dispositivos, siendo más bien una base para la creación de otros chips que podrían tener mejor suerte y una utilidad real. Las creaciones derivadas se entregarán a diversos agentes europeos de distintos sectores.
El interés en el desarrollo de chips basados en RISC-V se ha disparado desde que los escándalos de Meltdown y Spectre pusieran patas arriba el mundo de la computación. Si en el pasado Windows parecía (casi) el único frente a cubrir a nivel de ciberseguridad, en los últimos tiempos se ha destapado que hemos vivido rodeados de vulnerabilidades que afectan también al firmware e incluso al silicio de los procesadores.
El saber cómo son los procesadores por dentro no es la única cuestión, ya que a Europa le conviene tener más independencia tecnológica para hacer frente a un contexto geopolítico que en las próximas décadas se centrará en el Pacífico.