Linux Adictos Diego Germán González  

El tamaño no importa. Se trata de los objetivos y la voluntad de alcanzarlos

El tamaño no importa

En nuestro blog hermano Ubuntulog, mi compañero Pablinux plantea una cuestión muy interesante. El posible peligro de utilizar proyectos pequeños. Su artículo se basa en dos ejemplos específicos. El primero es  Glimpse, un fork de El Gimp cuyo único objetivo visible fue cambiarle de nombre, aunque después, tal vez por miedo al ridículo se propusieron agregarle otras funcionalidades. El segundo es una versión no oficial de Ubuntu con el escritorio Deepin que nunca sacó la edición 21.10


Voy a citar textual la opinión de Pablinux para fundamentar la mía, pero de todas formas los invito a leer el artículo.

En ningún momento quiero decir que no haya que apoyar al desarrollador independiente o equipos pequeños. Este artículo no es un ataque hacia ellos; sólo pretende que apostemos sobre seguro o que nos guardemos un as en la manga. Por ejemplo, podemos usar Mousai para averiguar qué canción está sonando y, si no funciona, usar SongRec que es un cliente no oficial de Shazam. Aunque el problema es evidente: podríamos quedarnos sin saber qué estaba sonando, por lo que a lo mejor merece la pena usar el segundo primero.

Por qué el tamaño no importa

Mi primera observación es que la variable a tener en cuenta no es el tamaño. Lo que hay que considerar para evaluar la viabilidad de un proyecto son los objetivos y el compromiso de los desarrolladores.

Veamos algunos ejemplos

Apache OpenOffice

Como bloguero seguí cubriendo los lanzamientos de OpenOffice durante mucho tiempo después que gran parte de su comunidad se separó para crear LibreOffice primero y The Document Foundation después. OpenOffice no puede calificarse de proyecto chico ya que tiene atrás a la Fundación Apache y la Fundación se hizo cargo por pedido de IBM. El año pasado dejé de hacerlo cuando comprobé que las notas de lanzamiento no solo no alcanzaban para cubrir el mínimo de trescientas cincuenta palabras que exige Linux Adictos. No me daban ni para los doscientos cuarenta caracteres de un tweet.

Seguramente alguno de ustedes se sentirá tentado de recordarme que, existiendo LibreOffice, es muy difícil encontrar donde innovar. Sin embargo, OnlyOffice, WPS Office, Calligra Office, Abiword y Gnumeric se siguen desarrollando e incorporando novedades interesantes.

Ahora veamos el ejemplo contrario.

LinuxMint

Probé LinuxMint cuando recién salió. Recuerdo haberme quejado en algún foro que no era más que Ubuntu con otro fondo de pantalla. Fue con la decisión de Canonical de pasarse de GNOME a Unity y de GNOME de discontinuar la rama 2 y pasarse a la infumable rama 3 que encontró su lugar en el mundo. Desarrolló su propio entorno de escritorio (Cinnamon) y creó aplicaciones para ampliarle funcionalidades.

No cabe dudas que LinuxMint es un proyecto chico. De hecho, su líder Clement Lefebvre se ha quejado en el pasado de cansancio por el trabajo que lleva sacar adelante cada nueva versión de la distribución.

Por supuesto que no es fácil llevar adelante un proyecto de software libre. Sobre todo, cuando no vives de ello. En mi caso yo me despedí de mi blog personal por 15 días para pasarlo de WordPress a Jekyll. Eso fue en enero. Recién lo pude retomar en forma parcial en noviembre.  El trabajo, una madre con demencia, la crisis económica argentina, un viejo ordenador roto y un nuevo ordenador al que el armador insistió en ponerle una fuente de poder menor a lo adecuado, conspiraron en mi contra (o a favor de los lectores) Y, un blog es mucho menos complicado que el más simple de los proyectos de software libre.

Eso nos lleva al compromiso. Puede que un proyecto no se actualice muy seguido, pero, los desarrolladores siguen dando muestras de interés corrigiendo bugs, respondiendo consultas o anunciando ideas.

Mi segunda disidencia con el artículo de Pablinux tiene que ver con que el peligro de la discontinuidad de servicios no sucede solo con los proyectos chicos.  De eso pueden dar fe los que desarrollaron aplicaciones de pago para el Centro de Software que Ubuntu creó para Unity o los que compraron un teléfono con Ubuntu Phone. Por no hablar de la cantidad de servicios discontinuados por Google.

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