Linux Adictos Diego Germán González  

En defensa de Brave. Los peligros del fundamentalismo

En defensa de Brave

Los linuxeros más viejos recordamos lo que era navegar por Internet hasta hace 15 años.

Internet Explorer reinaba en la web, y, por falta de tiempo, interés o presupuesto, los desarrolladores solo se preocupaban por hacer las páginas compatibles con el navegador de Microsoft.Hay una historia acerca de un fabricante de servidores que quiso tener como cliente a la empresa noruega que entonces desarrollaba el navegador Opera. Perdió la venta porque el encargado de evaluar la compra descubrió que cada vez que intentaba acceder a la interfaz web de configuración recibía un mensaje de error y la sugerencia de que instalara Internet Explorer.

A los usuarios de Linux nos pasaba eso seguido. Páginas que requerían cierta complejidad utilizaban componentes privativos de Microsoft y si detectaban que usabas Firefox mostraban el fatídico mensaje.

En aquel momento teníamos dos soluciones parciales. Instalar el ya citado Opera (que tenía versión Linux) o cambiar la  configuración del navegador para hacer creer a la web que estábamos usando Internet Explorer. De todas formas, no siempre funcionaba

Los chicos nuevos del barrio

Una vieja máxima de Internet sostiene que hay dos clases de personas; los clientes y los productos.

Microsoft ganaba dinero vendiendo licencias de software y era líder en ese sector. Google necesitaba otro modelo de negocios si quería competir. Y, lo encontró en la publicidad.

Pero, para vender publicidad necesitas gente que la vea. Y, que un posible competidor no  pueda bloquearte. Si Microsoft decidiera (como después lo hizo) entrar en el  negocio de los anuncios, bien podría hacer que su cuasi monopólico navegador impidiera mostrar los avisos de Google.

Había que romper ese cuasi monopolio. Y, ahí entro la Fundación Mozilla con su producto estrella Firefox.

Google fue durante mucho tiempo el principal sostenedor financiero de la Fundación Mozilla. Era imposible entrar al buscador sin que te sugiriera instalar Firefox. La cosa resultó tan bien que con el correr del tiempo Google decidió lanzar su propio navegador. Chrome.

Gracias al inmenso poder de promoción de Google, a la falta de reacción de Microsoft y  a que la Fundación Mozilla perdió el tiempo en una fallida diversificación, Google Chrome se convirtió en el nuevo estándar de facto para los sitios web. Mucho ayudó a que su competencia empezara a experimentar problemas cuando los usuarios pretendáin usar otros servicios de Google como Youtube, Docs o Gmail.

El infame señor Brendan Eich

Antes que nada, una aclaración.

Como todo ser humano tengo opiniones sobre muchos temas. Las que no tienen nada que ver con la tecnología no tienen nada que hacer en este blog, y, cualquier deducción sobre ellas que pretendan hacer basadas en este artículo, seguramente estarán equivocadas. Solo deben saber que creo que la libertad de expresión es un derecho que no debe restringirse y, que las ideas nocivas son como los vampiros. Ante la luz del Sol se destruyen, en la oscuridad crecen.

Brendan Eich, el responsable del proyecto Brave fue el creador de lenguaje Javascript, una de las herramientas que hicieron posible sacarnos de encima a Flash. También dirigió por 10 años la división de investigación y desarrollo de Mozilla y llegó brevemente a ser presidente de la fundación.

Tuvo que renunciar porque alguien descubrió que había hecho una donación a la campaña por el NO en un referendum por la aprobación del matrimonio gay en California. Cabe mencionar que no existe ni una sola denuncia por discriminación a un empleado gay y que no estar de acuerdo con el matrimonio gay y hacer  campaña sobre el tema es una postura amparada por la Constitución de Estados Unidos.

Cómo sea, Eich tuvo que renunciar y hay un pequeño pero muy activo sector del mundo de la tecnología que lo odia.

Su nuevo proyecto fue crear un navegador de código abierto que acercara posiciones entre los creadores de contenidos y los navegantes. Los primeros, para crear contenidos de calidad necesitan ingresos que les permitan vivir. Los segundos tienen derecho a navegar sin que se rastrean sus movimientos ni tener que estar cerrando molestas ventanas emergentes.

En defensa de Brave

Brave (basado en Chromium) bloquea todo tipo de rastreo y cookies. Su modo privado utiliza la red Tor y no solo bloquea la publicidad de los sitios web, además te paga por ver publicidad no invasiva si activas la opción.

Y, la navegación es muy  rápida y fluida.

Pero, lo que lo hace interesante es que permite que recompenses a los creadores de contenidos utilizando una billetera digital y su propia criptodivisa.

Fue esto lo que hizo que el señor Eich sumara nuevos enemigos.  Las empresas  que venden publicidad en Internet y los grandes proveedores de contenidos. Los primeros saben que los bloqueadores de anuncios a la larga resultan ineficientes y que no todo el mundo sabe instalarse uno. Los segundos no quieren nada que ponga a los blogueros individuales o pequeños medios en pie de igualdad.

Fue entonces que los desarrolladores de Brave metieron la pata en grande y la gente que lo odia salió a pegarle.

Un usuario descubrió que cuando ponía la dirección de un servicio de criptodivisas esta se autocompletaba con un enlace de referidos. Lo mismo  pasó con otros 3 sitios del mismo ramo.

Eich dio una explicación técnica.

Cometimos un error, lo estamos corrigiendo: Brave por defecto autocompleta la palabra «http://binance.us» en la barra de direcciones para añadir un código de afiliado. Somos un afiliado de Binance, referimos a los usuarios a través del widget comercial opt-in en la nueva página, pero la autocompletación no debe añadir ningún código … La autocompletar por defecto se inspiró en la atribución del cliente de la consulta de búsqueda que hacen todos los navegadores, pero a diferencia de las consultas de palabras clave, una URL escrita debe ir al dominio nombrado, sin ninguna adición. Disculpa este error – claramente no somos perfectos, pero corregimos el rumbo rápidamente».

Maticemos un poco las cosas

  1. Aún asumiendo que fue un error, hay errores que son de una estupidez criminal.
  2. El error se produjo con servicios con los que Brave tiene convenios de afiliación.
  3. El agregado del código de referido se hizo a la vista y fue corregido.

Lo que también me parece de una estupidez criminal es que muchos usuarios hayan decidido a partir de esto desinstalar Brave y hacer campaña en contra de su instalación. Lo que aporta Brave para los usuarios  es mucho más que lo que perjudica el «binancegate». Si su modelo funciona es la posibilidad de los creadores de hacer contenidos de calidad sin depender de los caprichos del algoritmo de un buscador. Y la de los navegantes de dejar de ser un producto para volver a ser lo que nunca debieron dejar de ser. Clientes o usuarios.

Y, déjame decirte, que si nunca tuviste en tu trabajo una idea genial en tu cabeza que resultó en un fiasco monumental enla práctica, es porque o tienes una soberbia más grande que el Everest o tus padres te siguen manteniendo

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