¿Es pecado ganar dinero con Linux y el software libre?
En este blog hemos hablado bastante sobre el financiamiento de las distribuciones y programas que usamos. Pero, hay mucho más en el ecosistema que escribir código y. aquí es donde surge la pregunta. ¿Es pecado ganar dinero con Linux y el software libre?
Utilizo la palabra pecado de manera totalmente intencional. Pecado es la desviación voluntaria de la ley divina o la norma moral. Y, ambas son construcciones humanas, si decidimos no obedecerlas la sanción no viene del código penal.
¿Es pecado ganar dinero con Linux y el software libre?
Para explicar un poco mejor el punto. Legalmente no hay ningún problema en que descargues Debian o Arch Linux a un pendrive y los vendas en la calle o por Internet. Claro, siempre y cuando aclares que no tienes ninguna relación con ambos proyectos. Tampoco, si quieres tomarte un poco más de trabajo y cambiarle el nombre y los fondos de pantalla y llamarla, por ejemplo, PedrOS. Solo tienes que asegurarte que el código fuente con los cambios que hagas esté disponible públicamente.
Puede que los linuxeros acostumbrados a descargar nuestras propias imágenes y crear nuestros propios medios de instalación te miremos de reojo. Pero, cuentas con la bendición del propio Stallman.
Sin embargo, hay una actividad aún menos cuestionable desde el punto legal que ésta, pero que desde el punto de vista de la percepción lo parece más aún. Nos estamos refiriendo a quienes ganan dinero con Linux y el software libre ofreciendo contenidos o servicios complementarios.
Cualquier intento de saber de manera directa cuánto cobran y cuánto ganan por su trabajo es infructuoso. Solo recurriendo a fuentes indirectas es posible obtener alguna información.
Cuando se intenta profundizar en los motivos de la negativa, las respuestas apuntan a que se busca evitar una posible reacción negativa de sus seguidores.
¿Por qué cobrar por algo gratis?
El financiero norteamericano Warren Buffett sostuvo cierta vez que «Los pobres invierten en dinero, los ricos en tiempo». Cualquiera que se haya propuesto crear contenido de calidad sobre Linux o cualquier otro tema, estará de acuerdo con que el tiempo es mucho más valioso que el dinero para su trabajo.
Uno puede tener el hardware más moderno del mercado, pero si tiene que trabajar 16 horas en una tienda para pagarlo, su contenido será mediocre en comparación con el de alguien que puede dedicar 10 horas diarias en un ordenador con capacidades menores.
El motivo por el cuál la mayor parte del contenido sobre Linux y software libre en español sean reseñas de distribuciones, resumen de anuncios o copia y pega más o menos bien traducido de blogs extranjeros es, más que nada falta de tiempo para producir algo mejor. Y, esa falta de tiempo proviene de la falta de recursos.
Para que la gente te pague hay que crear valor. Algunos creadores de contenidos en español lo hacen y por eso logran monetizarlo. Sin embargo, estamos lejos de los resultados de los anglosajones.
En lo personal creo que una parte del problema es la compleja relación con el dinero que tenemos los habitantes de España y sus antiguas colonias. La religión católica siempre hizo, en su doctrina, un culto a la austeridad y la humildad. Los bienes deben estar al servicio de todos, no importa cuánto hayan hecho para ganárselos.
En otras palabras, que la idea de ganar dinero con algo que literalmente es de todos como el software libre, choca con lo que nos inculcaron desde chicos. Y, si ganamos dinero, jamás reconoceremos que lo hacemos. La vanidad es pecado.
Los países anglosajones, en los que predominan las diferentes variantes del protestantismo, fueron educados en un principio diferente. El éxito económico es una prueba de que el que lo tiene está predestinado a la salvación eterna. De esa forma, hacerle saber al mundo lo bien que te va, es la forma de agradecerle a Dios haberte salvado.
Dejando de lado el tema religioso, creo que es urgente un cambio cultural tanto en creadores como consumidores de contenidos. Nos merecemos material de calidad en nuestro idioma. Y, como leí en la parte trasera de un camión. «Hay una vida mejor, pero es más cara»