Estas son mis impresiones tras usar Fedora 31 Workstation durante dos semanas
Fedora 31 lleva con nosotros desde finales del mes pasado, siendo la última versión de la distribución que sirve como base para construir RHEL. Tras convivir con él durante aproximadamente dos semanas, estoy en condiciones de dar mi veredicto sobre el desempeño de la edición Workstation (GNOME).
Características básicas de los ordenadores utilizados para probar Fedora 31 Workstation
Sobremesa:
- Placa base: ASUS ROG Strix X370-F Gaming.
- CPU: AMD Ryzen 7 1700.
- RAM: 32GB de DRR4 a 3.200MHz.
- GPU: Sapphire Nitro+ Radeon RX 580 con el driver AMDGPU suministrado por Fedora.
- Mesa 19.2.2 suministrado por Fedora.
Portátil:
- Modelo Toshiba Satellite Pro P200.
- CPU: Intel Core 2 Duo T7300 a 2GHz (con Intel Microcode instalado).
- 4 gigabytes de RAM.
- GPU: ATI Mobility Radeon HD2600 de 256 megabytes de memoria compartida soportada con Mesa 19.2.2.
- Resolución: 1440×900.
Sensaciones con el escritorio
Fedora 31 Workstation incluye GNOME 3.34, la última versión del entorno de escritorio que viene a profundizar en el concepto minimalista que maneja desde hace años y sobre todo a mejorar el rendimiento, uno de los aspectos que más se le critica. Antes de meterme en harina, recuerdo que yo prefiero GNOME por defecto, y así viene en Fedora, por lo que no le introduzco ningún “aditivo”.
Fedora 31 Workstation puede ofrecer una experiencia aceptable en un ordenador modesto como lo es mi viejo portátil. Pero aparte de las controversias en torno a GNOME, se puede decir que el software es demasiado joven para él, ya que aparte de ciertos problemas de fluidez con el entorno de escritorio, muchas aplicaciones tardan bastante en iniciar a pesar de estar todo almacenado en un SSD Samsung EVO 850, ocurriéndome esto también con otras distribuciones y otros entornos.
Quiénes entiendan la naturaleza de esta distribución sabe que está más orientada al hardware moderno que al antiguo, independientemente de los problemas que arrastre GNOME en particular, así que si se quiere una experiencia más fluida en un ordenador modesto hay que recurrir a algún spin, siendo el de XFCE el único que me ha convencido. Con estos datos sobre la mesa, no dedicaré más tiempo a hablar de Fedora 31 Workstation ejecutado en mi portátil.
Muy diferentes han sido las sensaciones en mi ordenador de sobremesa, que tiene un procesador Ryzen 7 1700 y una gráfica AMD Radeon RX 580. Aquí GNOME sí brilla con luz propia, ofreciendo una fluidez considerable, pero arrastrando ciertos problemas como los mencionados por Daniel Van Vugt, el miembro más destacado de los desarrolladores del escritorio Ubuntu. Aquí quiero destacar el stuttering que tengo cuando inicio sesión debido a que tengo los datos de usuario almcenados en un disco duro mecánico, lo que provoca cuellos de botella que en el caso de GNOME terminan afectando a todo el entorno. Afortunadamente, este problema se va unos cuantos segundos después de iniciar sesión.
Por otro lado, aquí se suman las virtudes propias de GNOME 3.34. La combinación de su minimalismo extremo y la utilización del tema Adwaita ayudan al usuario a centrarse en los aspectos realmente importantes para producir, eliminando todo elemento que pueda distraer al usuario. Evolution y la aplicación de calendario ofrecen juntas una potente herramienta de organización personal que está muy bien integrada con el entorno, por lo que no hay recordatorio que no salte.
Para terminar este apartado, en mi opinión el wallpaper por defecto es más feo que en ediciones anteriores, aunque afortunadamente esto es algo que se puede solventar con suma facilidad y que la mayoría de los usuarios suele cambiar para poner algo que le guste más.
El sistema de escritorio GNU/Linux más avanzado
Si bien esto no es una novedad de Fedora 31 Workstation, sino algo consolidado desde hace unas versiones, no quiero dejar a un lado el hecho de que estamos ante el sistema GNU/Linux de escritorio más avanzado que hay, y razones tengo para pensar eso.
Desde mi inicios con GNU/Linux he tenido durante años la sensación de que era un collage en el que sus componentes trabajaban juntos pero no de forma cohesionada. Se palpaba de lejos que las distintas partes del sistema procedían de proyectos separados que se podían acoplar y desacoplar para ser incluso reimplementadas en otros sistemas operativos, como por ejemplo los BSD.
La comunidad de Fedora ha trabajado GNOME, PulseAudio y systemd para minimizar esa sensación de collage que tradicionalmente me ha acompañado al usar GNU/Linux. Desde hace unas cuantas versiones Fedora Workstation ofrece una experiencia bastante cohesionada.
En lugar de usar una herramienta para cada frente, el entorno de escritorio está siendo cada vez más capaz de ofrecer un frontend único que al menos pueda satisfacer muchas de las configuraciones demandadas por los usuarios finales, aunque GNU/Linux, debido a su naturaleza, jamás podrá lograr los niveles de integración de Windows y macOS, por mucho que lo logrado por Fedora Workstation sea más que aceptable.
A lo mencionado hasta aquí se suman mecanismos como los que facilitan la instalación de Steam, Google Chrome y el driver oficial de NVIDIA y la automatización para obtener la corrección ortográfica del idioma que se esté usando para LibreOffice.
Sin embargo, no todo brilla en Fedora 31, ya que el soporte multimedia sigue estando muy fragmentado. Esto depende más de los encargados de RPMFusion que de la comunidad tras la distribución. Mientras que en la mayoría de distribuciones solo basta instalar los paquetes good, bad, ugly y libav de GStreamer, en Fedora se suman las versiones freeworld de esos paquetes que suministran componentes imprescindibles para tener un soporte multimedia básico. Además, tampoco hay que olvidarse del repositorio “openh264 From Cisco”, necesario para dotar a Firefox de un soporte multimedia completo en combinación con todo lo anterior.
XFS, una bala en disco duro
Uno de los aspectos que más me han sorprendido de Fedora 31 Workstation (no estoy diciendo que esto sea una novedad) es la utilización del sistema de archivos XFS, que desde hace años está siendo impulsado por Red Hat a través de RHEL, cuya versión 7 lo utiliza por defecto.
He utilizado XFS con otras distribuciones como Ubuntu y Arch Linux en mi ordenador de sobremesa, el cual utiliza un SSD Samsung EVO 960 de 250GB en formato M.2 junto a un disco duro mecánico de 1TB por interfaz SATA 3. En la primera unidad tengo la partición EFI, la raíz del sistema en EXT4 y la partición para las máquinas virtuales en XFS, mientras que el disco duro está casi totalmente ocupado por una partición XFS dedicada a la home, salvo 5GB destinados a la partición Swap.
Desde hace unos años los discos duros mecánicos se han mostrado como unos poderosos cuellos de botella, pero desgraciadamente en la actualidad no hay alternativa si se quiere disponer de un 1TB o más de almacenamiento de datos sin tener que dejarse un ojo de la cara en la compra de un nuevo ordenador.
En el pasado he usado XFS para la home en el disco duro con Ubuntu y Arch Linux, si bien dicha partición en otras ocasiones ha estado en formato EXT4. Con Fedora 31 Workstation los cuellos de botella siguen presentes, pero al menos están mitigados hasta cierto punto. Esto ha acelerado el arranque de las aplicaciones en general al tener las configuraciones en el disco duro, pero sobre todo me ha ayudado con pCloud y Steam. El cliente de pCloud, un servicio de almacenamiento en la nube, está totalmente localizado en el disco duro debido a que lo ejecuto a partir de un paquete AppImage ubicado en mi carpeta personal, lo que ralentiza su inicio. En Steam tres cuartos de lo mismo, pero además de lo que respecta al cliente, también es muy importante la reducción de los tiempos de carga y en especial los títulos que se ejecutan con Steam Play, los cuales tardan mucho más en iniciarse al tener que cargarse Proton, la capa de compatibilidad.
XFS con Fedora Workstation le ha dado todo un “empujón” al disco duro, que ahora trabaja mucho más rápido y sin que acuse tanto los cuellos de botella que tengo que aguantar de manera obligada.
Impresiones con juegos
Además de usar Fedora 31 Workstation como escritorio, también he probado algunos de los juegos más potentes que tengo en mi biblioteca de Steam. Aquí no voy a analizar cada uno de los títulos, sino más bien resumir en unas pocas frases la impresión comparada con las que he tenido con Ubuntu 18.04 y KDE neon con la calidad gráfica en ultra o cercana a esta.
- Ion Fury: Este juego lo analicé en su momento, y comparado con KDE neon, he notado una gran mejora en la fluidez, solo padeciendo ralentizaciones en algunos escenarios muy abiertos, aunque sin que deje de ser jugable.
- The Evil Within (Steam Play): DXVK hace un gran trabajo con este título de Bethesda. Al igual que en KDE neon, se ejecuta con una fluidez más que aceptable, si bien tanto con KDE neon como Fedora 31 el procesador se calienta más de la cuenta, posiblemente algo menos en el segundo sistema.
- Borderlands Pre-Sequel: Un port de Aspyr que no ha salido muy agraciado. Va algo más fluido que en Ubuntu 18.04 y bastante más fluido que en KDE neon, pero todavía son perceptibles las ralentizaciones a pesar de haber menguado.
- Doom 2016: Uno de los reyes de Steam Play. He notado una mejora de entre 5 y 20 imágenes por segundo (depende de la ubicación y la situación) comparado con Ubuntu 18.04 y KDE neon.
- Dirt Rally: Aquí dejaré que la imagen de abajo, correspondiente al benchmark que incluye al propio juego, hable por mí.
Conclusiones sobre Fedora 31 Workstation
Fedora 31 Workstation es, al menos de cara a los usuarios más básicos, un lanzamiento conservador, ya que no hay que olvidar la inclusión de algunas características avanzada muy interesantes, pero que difícilmente serán utilizadas por aquellos que solo quieren su escritorio para Internet, jugar y ofimática.
Sin embargo, sí consolida la buena marcha de este sistema operativo en lo que se refiere a ser más amigable con el usuario final gracias a la gran cantidad de automatismos y la inclusión de algunos asistentes, aunque todavía queden flancos por mejorar como el fragmentado soporte multimedia.