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GamerCard: la microconsola de formato tarjeta que apuesta por Raspberry Pi

Consola retro GamerCard de formato tarjeta

La fiebre por lo retro no levanta el pie y, en medio de ese tirón nostálgico, irrumpe GamerCard: una microconsola con forma de tarjeta regalo que cabe en cualquier bolsillo y que, pese a su tamaño mínimo, apuesta por hardware Raspberry Pi y un enfoque abierto y didáctico. Su propuesta no es la típica máquina de emulación prefabricada: aquí el usuario elige el sistema, decide cómo ampliarla y puede incluso convertirla en plataforma para aprender a programar o crear sus propios juegos.

Detrás de este invento está Grant Sinclair, sobrino del legendario Sir Clive Sinclair del ZX Spectrum, y esa herencia se nota en el espíritu maker y en la estética minimalista. GamerCard busca tanto despertar la vena coleccionista del aficionado retro como servir de puerta de entrada al ecosistema Raspberry Pi, con una base técnica que sorprende en un cuerpo tan fino como una tarjeta y un catálogo de opciones que van desde emulación clásica hasta herramientas creativas como PICO-8.

GamerCard giseño diminuto de formato tarjeta y panel cuadrado de alta densidad

La GamerCard adopta literalmente el tamaño de una tarjeta de regalo y presume de unas medidas de 128 x 88 x 6,5 mm y solo 100 gramos de peso, lo que la hace fácilmente transportable y casi invisible en el bolsillo. El chasis apuesta por un formato ultraplano en el que todo va medido al milímetro, incluyendo el sistema de refrigeración pasiva de perfil bajo.

La pantalla es un panel IPS cuadrado de 4 pulgadas con densidad de 254 ppp y refresco a 60 FPS, protegido por cristal de zafiro enrasado para minimizar arañazos. Según las fichas compartidas por distintas fuentes, la resolución se sitúa en torno a un formato 1:1 de aproximadamente 718 × 718 píxeles, con otras referencias que hablan de 720 × 720; en la práctica, ese cuadrado facilita un escalado limpio para juegos retro y para PICO-8.

En el frontal encontrarás dos discos de silicona que actúan como cruceta y conjunto de botones, con domos táctiles internos para respuesta precisa y sensación «arcade». El fabricante asegura que el D‑pad reconoce las ocho direcciones y que las zonas de presión en los botones frontales están mapeadas para distintas acciones, algo clave en plataformas y shoot’em ups clásicos.

En la trasera hay dos botones circulares tipo «shoulder», mientras que en el canto superior se reparten Start y Select a un lado y el control de encendido al otro. Todos los botones llevan recubrimiento antibacteriano, un detalle poco habitual en este segmento y pensado para el uso «en cualquier parte».

Hardware Raspberry Pi Zero 2W y refrigeración pasiva lista para overclock

El corazón de GamerCard es una Raspberry Pi Zero 2W con CPU ARM de cuatro núcleos Cortex‑A53 a 1,0 GHz y GPU Broadcom VideoCore IV, un combo suficiente para interfaces ligeras, emulación de sistemas clásicos y reproducción de vídeo hasta 1080p. Esta base es conocida en la comunidad maker por su buen equilibrio entre consumo y rendimiento.

La memoria disponible es de 512 MB de SDRAM y el almacenamiento se cifra en 128 GB, con matices según la documentación disponible: se contempla el uso de una tarjeta microSD de 128 GB para el sistema y juegos, y hay menciones a «memoria incorporada» de 128 GB. En cualquier caso, la filosofía es clara: el usuario gestiona la imagen del sistema y los contenidos desde la microSD.

Para domar temperaturas en un chasis de apenas 6,5 mm, la marca recurre a un PCB en formato sándwich y a un sistema de refrigeración pasivo ultradelgado, con piezas fabricadas con materiales tipo Zytel para dar rigidez y disipación. La propia comunicación oficial indica que esta solución permite incluso considerar overclocking moderado, manteniendo la estabilidad.

La batería es de 1.600 mAh y el estado de carga se consulta con tres LED: rojo (cargando), verde (completa) y naranja (batería baja), un método sencillo y directo para saber cuánto juego queda. Esa señalización por luces encaja con la idea de «coger y jugar» sin menús complejos.

Conectividad completa en formato mínimo

En cuanto a puertos, GamerCard integra USB‑C para carga y datos, salida de vídeo dedicada (las descripciones mencionan HDMI/miniHDMI según materiales), además de Wi‑Fi y Bluetooth 4.2 para conectividad inalámbrica. Ese combo permite tanto sesiones portátiles como uso en televisor si te apetece jugar en grande.

El equipo, además, incluye conector Qwiic para ampliar funciones sin abrir el chasis, abriendo la puerta a sensores, pantallas y módulos de terceros de forma plug‑and‑play. Este detalle es muy apreciado por quienes trastean con hardware y buscan experimentar sin soldador.

Software a la carta: emulación, juegos nativos y creación

Una diferencia clave frente a otras portátiles es que GamerCard no viene con sistema operativo preinstalado: el usuario escoge y flashea su OS compatible con Raspberry Pi Zero 2W. Entre las opciones aparecen Raspberry Pi OS, RetroPie, Recalbox, Lakka o incluso Tiny Core Linux y Ubuntu si se adaptan imágenes a la Zero 2W.

En el terreno de la emulación, la consola es capaz de ejecutar miles de clásicos de arcade, consolas domésticas, PC y portátiles antiguas con emuladores populares (no incluidos) como Recalbox, RetroPie o Lakka. Esto abre compatibilidad con sistemas tan conocidos como NES, SNES, Mega Drive/Genesis, Game Boy y hasta la primera PlayStation, siempre con la configuración adecuada.

De fábrica incluye dos juegos completos ya optimizados para su pantalla cuadrada: Bloo Kid 2, un plataformas de corte 16‑bit preciso y repleto de niveles, y AstroBlaze DX, un shooter espacial rítmico cargado de neón y mejoras. No son demos recortadas, sino adaptaciones completas pensadas para aprovechar su formato 1:1.

Además, integra una Pi Game App para dar acceso directo a títulos de Raspberry Pi adaptados a GamerCard, incluyendo la trilogía Saboteur de Clive Townsend, comercializada en Nintendo Switch y en proceso de actualización para el panel cuadrado de esta microconsola. Es una forma de descubrir juegos «nativos» sin pelearse con listas infinitas.

PICO‑8 y aprendizaje: un juguete serio para crear juegos

GamerCard es compatible con PICO‑8 (venta por separado), la «consola de fantasía» para crear, jugar y compartir mini‑juegos de estilo retro, cuyo lienzo nativo encaja perfecto con la pantalla 1:1 de 4 pulgadas. Gracias a ese ajuste, los gráficos son literalmente pixel‑perfect.

Como herramienta educativa, permite que estudiantes o curiosos programen juegos completos en una sesión corta, ideal para aulas o autoaprendizaje en casa. Los proyectos terminados se pueden subir al navegador «Splore» de PICO‑8 para compartirlos con la comunidad mundial.

Más allá de PICO‑8, la consola es una puerta rápida al ecosistema Raspberry Pi, compatible con entornos de programación como MicroPython, C, C++ y BASIC. Para EdTech y makers, eso significa un dispositivo compacto, portable y listo para prototipos, con muchas menos barreras de entrada que un PC tradicional.

Experiencia de uso de la GamerCard: de «coger y jugar» a sobremesa HDMI

Para el día a día, la marca propone un lanzador de escritorio vistoso ya preinstalado, diseñado para navegar con los discos de silicona con una sensación tipo mando de TV: nada de táctil, todo clic‑y‑listo. Es una interfaz pensada para moverse por juegos y apps sin complicaciones.

Si te apetece llevarte la partida a la tele, la salida de vídeo (HDMI/miniHDMI según la documentación) permite enchufarla a un monitor o a una TV y seguir jugando con sonido estéreo gracias a los dos altavoces integrados y sus mini‑amplificadores. Es un plus curioso en un cuerpo tan delgado.

La combinación de domos táctiles internos y discos de silicona frontales ofrece un tacto con «snap» que favorece los géneros clásicos, mientras que los dos botones traseros aportan ese extra tipo L/R para shooters, plataformas o menús. En conjunto, sorprende lo utilizable que resulta algo tan fino.

Para quienes quieran exprimirla como mini‑PC, el USB‑C y el HDMI, junto al inalámbrico, permiten sumar periféricos y convertirla en un pequeño escritorio Raspberry Pi, con la ventaja de que todo cabe en la cartera. Es una versatilidad poco habitual en microconsolas cerradas.

Precio, disponibilidad y el guiño a la compra por impulso

GamerCard se vende por 125 libras esterlinas, lo que ronda los 145 euros o 170 dólares al cambio, con plazos de entrega estimados entre 8 y 10 semanas. Ese calendario sugiere lotes limitados y producción cuidadosa más que fabricación masiva.

La propia marca posiciona el producto como un «impulse buy» que encaja en los expositores de tarjetas regalo de tiendas físicas, al tiempo que se ofrece online en su web. De hecho, se ha anunciado su distribución a través de puntos de venta como GAME, según la comunicación facilitada.

Es justo señalar que, por ese precio, existen alternativas más potentes si solo buscas emulación sin concesiones; aun así, pocas te van a dar el formato tarjeta, la apertura del ecosistema Pi, el enfoque educativo y el encanto de llevar una «consola» que literalmente cabe entre tus tarjetas. Aquí el valor no es únicamente la potencia bruta, sino el concepto.

Compatibilidades, orientación retro y notas importantes

En emulación, la compatibilidad alcanza un amplio rango de plataformas clásicas: desde 8‑bit y 16‑bit (NES, SNES, Mega Drive/Genesis, Game Boy) hasta PlayStation 1, siempre dependiente de la configuración de los emuladores escogidos y del ajuste de ROMs. Aplicaciones como RetroPie, Recalbox y Lakka son la columna vertebral de esa experiencia.

La documentación invita a consultar revistas como MagPi y publicaciones oficiales de Raspberry Pi para entender buenas prácticas de emulación, legalidad y optimización. Este guiño subraya que el dispositivo encaja en el ecosistema Pi y su comunidad.

Conviene no confundir GamerCard con otros productos de nombre similar que puedan aparecer en tiendas online, como el caso de «Trimui Smart Game Card» listada con 64 GB, que es una consola distinta. Aquí hablamos de la propuesta de Grant Sinclair con base Raspberry Pi Zero 2W y orientación maker.

Controles, audio y ergonomía en formato ultrafino

GamerCard monta ocho botones frontales tipo micro push escondidos bajo los discos de silicona, con respuesta táctil «snap» y mapa de pulsaciones distribuido por zonas, para replicar la sensación de botones discretos en una superficie circular. En juegos retro esto se traduce en precisión sin sacrificar el perfil delgado.

Los dos botones traseros actúan como L/R y permiten esquemas de control más completos, mientras que Start/Select en el canto superior ordenan la navegación en menús y pausas. Es un layout que, pese al tamaño, cubre la mayoría de casos de uso clásicos.

El sonido corre a cargo de dos altavoces en miniatura emparejados con pequeños amplificadores para estéreo, suficientes para sesiones portátiles y con volumen razonable si conectas la consola a un televisor vía HDMI. De nuevo, llama la atención la integración en un cuerpo de 6,5 mm.

Qué viene, qué eliges y quién lo firma

El paquete de salida te deja dos juegos completos listos para jugar (Bloo Kid 2 y AstroBlaze DX) y un lanzador que acelera el acceso a apps compatibles, pero el sistema operativo te lo instalas tú en la microSD, con libertad para optar por Raspberry Pi OS o distribuciones enfocadas a emulación. Esa elección te permite perfilar la consola a tu gusto.

La marca también impulsa una selección de juegos de Raspberry Pi adaptados a su panel cuadrado mediante su Pi Game App, donde destaca la trilogía Saboteur de Clive Townsend. Es un curado interesante para quien quiera empezar sin bucear en catálogos interminables.

El responsable del proyecto es Grant Sinclair, sobrino del añorado Clive Sinclair (ZX Spectrum), y esa conexión se deja ver en el objetivo doble: rescatar el espíritu de los 8/16‑bit y, a la vez, fomentar que cualquiera pueda crear, modificar y aprender con un hardware accesible. Una mezcla de nostalgia y didáctica muy de la escuela Sinclair.

Especificaciones técnicas en detalle

  • Pantalla: IPS 4″ cuadrada, 1:1, 254 ppp, 60 FPS, cristal de zafiro enrasado; resolución reportada en torno a 718×718 o 720×720 píxeles según fuentes.
  • CPU/GPU: Raspberry Pi Zero 2W con quad‑core ARM Cortex‑A53 1,0 GHz y Broadcom VideoCore IV.
  • Memoria: 512 MB SDRAM.
  • Almacenamiento: hasta 128 GB mediante microSD (se mencionan 128 GB «incorporados» en algunas descripciones; el flujo recomendado es instalar el OS en la microSD).
  • Batería: 1.600 mAh con LED de estado (rojo/verde/naranja).
  • Conectividad: USB‑C, salida de vídeo HDMI/miniHDMI, Wi‑Fi, Bluetooth 4.2, conector Qwiic.
  • Audio: dos altavoces en estéreo con mini‑amplificadores.
  • Controles: discos de silicona con domos táctiles, D‑pad 8 direcciones, 8 botones frontales, 2 traseros, Start/Select y encendido en cantos; recubrimiento antibacteriano.
  • Dimensiones y peso: 128 × 88 × 6,5 mm; 100 g.
  • Estructura y disipación: PCB sándwich y disipación pasiva ultradelgada (materiales tipo Zytel), preparada para estabilidad y posible overclock moderado.
  • Sistemas/Apps: Raspberry Pi OS, RetroPie, Recalbox, Lakka, Tiny Core Linux, Ubuntu (adaptado), PICO‑8 (de pago), Pi Game App; guía y recursos recomendados: MagPi y publicaciones oficiales de Raspberry Pi.
  • Precio y distribución: 125 £ (~145 € / 170 $), plazos de 8‑10 semanas; disponible en la web de Grant Sinclair y anunciada en tiendas como , según la comunicación facilitada.

¿Para quién tiene sentido GamerCard?

Si buscas una portátil cerrada, con todo hecho y máxima potencia en emulación 3D, quizá no sea tu perfil; si en cambio quieres algo ultracompacto, abierto, juguetón y con guiños al aprendizaje, GamerCard te encaja como un guante. Su relación con Raspberry Pi y PICO‑8 le da un plus que no ofrecen otras «mini».

Para coleccionistas retro es una pieza singular: la estética de tarjeta regalo, los juegos incluidos bien optimizados y la posibilidad de enchufarla a la tele le dan personalidad. Además, su conexión con el apellido Sinclair añade un punto emocional para quienes vivieron los tiempos del Spectrum.

Para educación y makers, el valor está en lo que no se ve: MicroPython, C/C++, BASIC, Qwiic, SparkFun, HDMI, USB‑C… y una comunidad Raspberry Pi de más de 70 millones de usuarios repleta de tutoriales y proyectos. Como equipo de EdTech portátil, pocas opciones son tan discretas y completas a la vez.

Y para el usuario curioso que solo quiere jugar un rato en el metro y, de vez en cuando, enchufarlo a la tele, el formato «coge y juega» con lanzador preinstalado, los LED de batería y los controles táctiles con buen «click» ofrecen una experiencia agradable sin curvas de aprendizaje. Es una máquina que sorprende por su usabilidad en tan poco espacio.

Dónde comprar la GamerCard, soporte y consideraciones finales de compra

El canal principal es la web oficial de Grant Sinclair, con anuncios de disponibilidad en cadenas como ; los envíos indican ventanas de 8‑10 semanas, algo a tener en cuenta si quieres fecha cerrada. Estas ventas por lotes suelen responder a producciones ajustadas y control de calidad cercano.

Si te mueves en el terreno de la emulación, recuerda que las plataformas como RetroPie o Recalbox no incluyen contenidos con derechos: consulta MagPi y publicaciones oficiales para configurar tu sistema dentro de la legalidad. El dispositivo es la base; la biblioteca, tu responsabilidad.

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