Juntando científicos e ingenieros. La prehistoria de Unix. Parte 2
En nuestro artículo anterior habíamos comenzado a contar la historia de los laboratorios Bell, la organización de la cuál salieron muchas de las innovaciones tecnológicas del siglo XX. Entre ellas Unix, el sistema operativo que inspiraría a Richard Stallman y Linus Torvalds.
Dejamos esta historia con Theodore Vail, presidente de AT&T y su proyecto de crear un servicio telefónico universal. (Entendiendo como tal al universo de usuarios telefónicos de Estados Unidos)
El gran obstáculo a vencer para lograr un servicio universal era la distancia. La tecnología de entonces solo permitía transmitir voz humana durante un trayecto de 1700 millas antes de que la señal se distorsionara o perdiera intensidad.
Si quería establecer un servicio telefónico transcontinental entre Nueva York y San Francisco, La AT&T no solo debía solucionar el problema de la intensidad y la distorsión de la señal. Se hacía necesario desarrollar un cable que pudiera tenderse a través de montañas y desiertos y soportar las dificultades climáticas.
Los ejecutivos de la empresa decidieron hacer algo novedoso para la época, pedirle ayuda a los científicos. La firma reclutó a algunos estudiantes de doctorado en Física de la Universidad de Chicago para su laboratorio en Nueva York.
Uno de ellos lograría resolver el problema.
El nacimiento de los laboratorios Bell
En 1921 el Congreso excluye a los servicios telefónicos de las leyes antimonopolio permitiendo que los planes de concentración de Vail se lleven a cabo. En 1924 la firma fusiona todos sus departamentos de ingeniería y crea una empresa independiente llamada Bell Telephone Laboratories, Inc.
Los laboratorios investigarían y desarrollarían nuevos equipos para Western Electric (la subsidiaria encargada de la producción de equipos telefónicos), y llevarían a cabo la planificación de conmutación y transmisión e inventarían dispositivos relacionados con las comunicaciones para AT&T. Estas organizaciones financiarían el trabajo de los Laboratorios Bell.
De los dos mil especialistas contratados, la gran mayoría trabajaba en el desarrollo de productos. Cerca de trescientos, sin embargo, se dedicaban a la investigación básica y aplicada. Esto último incluía los campos de la química física y orgánica, de la metalurgia, del magnetismo, de la conducción eléctrica, de la radiación, de la electrónica, de la acústica, de la fonética, de la óptica, de las matemáticas, de la mecánica, e incluso de la fisiología, de la psicología y de la meteorología. Tampoco se descartaba cualquier cosa relacionada remotamente con las comunicaciones humanas, ya fuera a través de cables o radio o imágenes de sonido o visuales grabadas.
Como dije en el artículo anterior, mi intención no es solo en detallar los acontecimientos que llevaron al desarrollo de UNIX, también quiero hablar de la cultura que generó esas innovaciones. Una cultura que daría después buenos resultados en la creación de Internet y del movimiento del software libre. Por lo tanto, vamos a detenernos para describir un poco el ambiente de trabajo.
El trabajo dentro de los laboratorios se llevaba a cabo en habitaciones amplias y abiertas con suelo de madera y divididas por pilares de piedra que soportaban el peso del techo. En total se ocupaba una superficie de más de ciento veintiún mil metros cuadrados. Esto sin incluir la azotea que se usaba para probar cómo varias pinturas, coberturas y metales resistían los elementos.
Mientras que algunas salas del edificio se dedicaban al diseño de nuevos dispositivos, el edifico también incluía laboratorios de pruebas para teléfonos, cables, interruptores, cordones, bobinas y otros muchos tipos de componentes. Había laboratorios químicos para examinar las propiedades de los nuevos materiales que pudieran utilizarse para producir aleaciones para el alambre y el revestimiento de los cables, mientras que en otras partes del edifico se probaban los efectos de las corrientes eléctricas y las combinaciones de conmutación y se investigaban nuevos patrones de circuitos. También se tenía en cuenta el desarrollo de la transmisión inalámbrica.
Juntando científicos e ingenieros
Los laboratorios Bell fueron de los primeros en integrar ciencia básica con ingeniería. Es interesante como se produjo la convivencia.
Según cuentan los cronistas, no había una verdadera distinción entre el rol de los ingenieros y los científicos. Todos estaban unidos por el objetivo de lograr las pequeñas mejoras necesarias para mejorar el servicio telefónico y lograr llevarlo a todo el país.
Esto no significaba que se descuidara la investigación básica. Los responsables del laboratorio querían que algunos de los jóvenes científicos que habían contratado se desentendieran de los problemas cotidianos y se centraran en aprender como las leyes fundamentales y los nuevos descubrimientos de la física y la química podrían afectar en un futuro a las comunicaciones. Los integrantes de este grupo podían elegir que investigar.
En el próximo artículo vamos a hablar de la primera contribución de los laboratorios Bell a la industria informática.