Linus Torvalds: “La confianza la tiene el desarrollador, no la empresa para la que trabaja”
Hace un par de semanas que Linus Torvalds participó en el Open Source Leadership Summit 2017, un evento organizado por Linux Foundation que no dejó ninguna noticia destacada, pero sí diversas intervenciones de interés entre las que cabe destacar la del propio Torvalds, que si bien siempre habla de lo mismo, no suele repetirse tanto como pareciera y cuyas disertaciones en este caso merecen el rescate.
Con Jim Zemlin como maestro de ceremonias, Linus entraba en el escenario advirtiendo que no se había preparado nada, por lo que si la charla resultaba aburrida “sería culpa de Jim”, comentaba en tono distendido. Pero el presidente de Linux Foundation lo tenía todo bien preparado y, atendiendo al tema del evento, no resulta nada aburrido escuchar del padre de la criatura cómo Linux se ha convertido en lo que es hoy, o cómo se mantiene el nivel y la eficiencia.
En este caso la conversación no gira en torno a la tecnología, sino que se centra en la dirección de un proyecto de la envergadura de Linux. “Nos ha costado 25 años“, dice Linus, en referencia a los procesos de desarrollo y liberación de nuevas versiones. El gurú, que ya no se dedica a programar pero sigue al pie del cañón como ‘dictador benévolo’ al que no suele -con alguna excepción– escapársele una, pues todo debe ser finalmente aprobado por él, habla de muchas cosas a este respecto.
Por ejemplo, de cómo los nuevos desarrolladores que aportan código al kernel deben ganarse la confianza poco a poco; de cómo esa confianza -red de confianza, lo llama- está ligada a la persona, y no a la empresa en la que trabaja; o de cómo el kernel está diseñado de manera que los desarrolladores puedan trabajar en lo suyo con independencia, sin estar pendientes de lo que hacen los demás. “No creas que puedes aparecer, soltar un parche y desaparecer”, viene a decir. “No es así como funciona“. confianza
En este punto Torvalds explica cómo es posible un desarrollo tan vasto, en el que cada versión incluye centenares de cambios y cientos de miles de líneas de código sin que tal montaña de trabajo le supere. El secreto está es todos esos años de “organización incremental”, pero también en la falsa percepción de agilidad del público. Es decir, da la sensación de que el desarrollo de las novedades es más rápido de lo que en realidad es. “Unos parches pueden surgir en un día o dos, pero otros llevan meses o un año“, comenta Linus, señalando lo modular del código de Linux como clave para que el desarrollo en paralelo sea factible.
¿Qué dice sobre la innovación? En una traducción suave sería algo así como “paparruchas”. Para Torvalds el éxito de un proyecto se debe en un 99% al trabajo duro, y el 1% restante se le puede atribuir a la innovación. Sin lo uno, lo otro no vale de nada.
La conversación da para mucho más y si os entendéis bien con el inglés, podéis verla en vídeo a continuación. Merece la pena.