Nuevo paso adelante de KDE en Wayland con Plasma 5.27, pero esos pequeños detalles…
En cualquier comunidad relacionada a Linux, Wayland es una de las palabras que suelen sonar de vez en cuando. En GNOME va bastante bien, pero son los usuarios de NVIDIA los que suelen preguntar sobre su estado, porque a veces da problemas. Los usuarios de Plasma preguntan si ya se puede usar, o por qué no aparece la opción al iniciar sesión, y, haciendo un poco de spoiler, creo que ahora mismo es cuestión de detalles.
Como si de un informativo bianual se tratara, yo he publicado aquí en LXA varios artículos sobre el estado de Wayland en Plasma. En 5.24, mi segundo intento, me pasaba todo el tiempo viendo cosas que no me gustaban nada, e incluso había problemas que hacían que no pudiera trabajar. En 5.25 las cosas mejoraron mucho y estuve un tiempo usándolo por defecto, pero no recuerdo qué me hizo volver a X11. Sobre 5.26 no escribí, en parte porque habría escrito lo mismo que en mi tercer intento. Pero Plasma 5.27 es la última versión en llevar el 5 delante, y cada vez pinta mejor.
KDE mejora Wayland, añade nuevas funciones, pasito atrás, vuelve a mejorar…
Estos artículos suelen ser de opinión. Es subjetiva tanto mi sensación como el equipo en donde se ejecuta el software. He escuchado casos en los que aseguran que ya van a olvidarse de X11 para siempre, pero incluso estas personas mencionan esos pequeños detalles que hay que mejorar. Aunque van puliéndolos, son cosas que se ven y no son agradables. Hay que coger una balanza, poner los pros en un lado y los contras en otro y ver qué tiene más peso.
Un ejemplo de esos detalles que tienen que seguir puliendo es lo que veis en la captura de cabecera. ¿No hay algo que salta a la vista? Para entenderlo, hay que explicar qué está pasando ahí: hay dos ventanas apiladas, y una debe encoger cuando a la otra se hace grande. En X11, el cambio de tamaño se hace a la perfección, pero en Wayland hay unas décimas de segundo donde se ve una parte en negro. No es mucho tiempo, de hecho he tenido que grabar la pantalla para poder conseguir esa captura, pero se ve y nos recuerda a esa palabra: detalles. Claro está, remarcando que eso me pasa a mí en mi equipo.
El problema de los iconos
El problema de los iconos sigue estando presente, y es otra piedra en el zapato u otra mosca detrás de la oreja. El icono de GIMP en el gestor de tareas se ve como en el de al derecha, blanco si el tema es oscuro. Y si lo tenemos anclado, digamos que Wayland «pasa» del icono del Gestor de tareas solo iconos y muestra dos iconos de GIMP. Al menos el original sirve de lanzador… Por otra parte, hay otras aplicaciones que ni siquiera muestran el icono de la app. GNOME Boxes muestra su icono mientras se está abriendo, pero una vez abierto muestra el icono de Wayland.
Hablando de GNOME Boxes, también hay que mencionar otra cosita: se abre una versión en GTK y no en Qt, lo que desentona con el resto del sistema operativo. Y no es la única aplicación que lo hace. En Manjaro, Pamac, su tienda de software, también muestra la versión en GTK que veríamos en GNOME.
KDE: ¿Wayland o X11?
Aunque he intentado que no sea así, la conclusión final va a ser la misma que escribí en Plasma 5.25 y omití en Plasma 5.26 (porque no escribí sobre esa versión). Wayland ya se puede usar en Plasma, pero hay pequeños detalles que se tienen que pulir. Si hay alguno que impide trabajar, la elección debe ser X11; no podemos quedarnos en algo que no nos permite terminar nuestras tareas. Si podemos trabajar, la elección entre X11 y Wayland en KDE debe ser lo que nos diga esa balanza entre la ausencia de detalles feos y otras cosas, como los gestos del panel táctil o el rendimiento, ya que en Wayland todo se siente mucho más fluido. Además, es más seguro.
Plasma 5.27 aún tiene que recibir dos actualizaciones de punto más, y en ellas se espera que corrijan algún bug más relacionado con Wayland. Tras eso, en la segunda mitad de 2023 llegará Plasma 6.0, con Qt6 y Frameworks 6.0. Veremos si entonces ya podemos pasarnos a Wayland y no volver a mirar atrás porque no echamos en falta nada, en todos los equipos.