Opensource a la yugoslava. La historia de la Galaksija
En nuestro repaso sobre la computación tras la cortina de Hierro, vamos a hacer un pequeño desvió para contar como los aficionados a la tecnología se las arreglaban en Yugoslavia. En particular nos vamos a referir a un equipo, el Galaksija, que no solo podría ser considerado algo así como un tío abuelo de dispositivos de hardware abierto como la Raspberry Pi, además dio origen a un movimiento que recuerda mucho al de las comunidades de código abierto.
Aunque se consideraba un país socialista, Yugoslavia se las arregló para permanecer independiente de Moscú, bajo el fuerte liderazgo de su presidente vitalicio Josip Broz Tito.
Este país, que ya no existe, estaba conformado por seis repúblicas socialistas; Bosnia y Herzegovina, Croacia, Eslovenia, Macedonia, Montenegro y Serbia.
Junto con India, Egipto, Ghana, e Indonesia, Yugoslavia fundó el Movimiento de los No Alineados, un acuerdo de naciones en desarrollo que aspiraban a mantener su neutralidad durante la Guerra Fría.
Con la amenaza permanente de que su vecino soviético decidiera disciplinar al hermano socialista díscolo, y sin poder recurrir a Washington sin resignar su apuesta por el socialismo, Tito debió encontrar una forma de impulsar la industria local de armamentos y de diversos productos de consumo masivo. Esto requería una capacidad de control que solo podría conseguirse con las computadoras.
El Dr. Rajko Tomović , especialista en robótica, junto con equipos de matemáticos e ingenieros mecánicos comenzó el desarrollo de la industria informática yugoslava. Para los años 80 existían varios modelos de computadoras de producción local que no estaban al alcance del yugoslavo medio, y algunos más importados, aunque esto tampoco era fácil.
Como resultado, el uso de computadoras que en Occidente se destinaban al uso doméstico, en Yugoslavia solo podían hallarse en oficinas gubernamentales, grandes empresas y universidades.
Un joven ingeniero e inventor, Voja Antonić, tuvo acceso al manual de un nuevo chip desarrollado por la RCA. Al leerlo se le ocurrió la idea de construir una computadora cuyos gráficos de 64×48 bloques fueran generados en su totalidad utilizando el microprocesador Zilog Z80A, muy barato y disponible en tiendas de electrónica en toda Yugoslavia.
Opensource a la yugoslava
Dado que el diseño de Antonić simplificaba la construcción y reducía el precio, hizo posible que los usuarios sin conocimientos técnicos pudieran montar el ordenador por si mismos.
Antonić buscaba un lugar para publicar los diagramas de su invento y logró que un amigo común lo conectara con Galaksija, una revista de divulgación científica.
La revista editó un número especial llamado Computadoras en su casa y estaba dedicada en su mayor parte a la computadora de Antonić: incluyendo los diagramas, instrucciones completas para el montaje del circuito y lugares donde conseguir los materiales.
La publicación tuvo una tirada de 120.000 ejemplares y al menos 8.000 lectores aseguraron haber construido su propia Galaksija
El microordenador de Antonić contenía 4K bytes de memoria , y solo podía mostrar tres mensajes de error de una palabra: ¿QUÉ?» Para errores de sintaxis, un ¿CÓMO? si si no se reconocía la instrucción, y LO SIENTO si superaba la capacidad de memoria.
Al igual que otros modelos de la época, Galaksija utilizaba al casete como medio de almacenamiento. Pero, para impedir protecciones anticopia y facilitar la modificación y distribución de los programas, Antonić impidió en su diseño que los programas arrancaran automáticamente. El usuario tenía que escribir un comando para iniciar la ejecución. Esto hacía que el contenido de una cinta pudiera ser editado o duplicado.
A continuación, entro en escena Zoran Modli, un popular locutor de la época. Desde la revista le propusieron tener en el programa un segmento donde transmitir programas por la radio para que los oyentes pudieran grabarlos y luego cargarlos en su computadora. Fue un éxito instantáneo.
Los oyentes comenzaron a escribir programas y enviarlos por correo a la estación. Esos programas incluían contenido de tipo diverso como revistas, invitaciones para fiestas, guías de estudio y juegos. En muchos casos eran mejoras de programas creados por otros oyentes.
Con la muerte de Tito, Yugoslavia entró en un período de incertidumbre política y económica que terminaría con la desaparición del país. Las restricciones se eliminaron y los productos occidentales relegaron a este equipo al arcón de los recuerdos.