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Slimbook Pro X: impresionante por dentro y por fuera

Slimbook Pro X

Hace casi tres meses desde que me agencié con una unidad del flamante Slimbook Pro X, el nuevo modelo de ultraportátil de la marca valenciana que tanto revuelo causó cuando fue anunciado. Casi tres meses es mucho tiempo, sí; pero me gusta tomarme las cosas con calma. No suelo ‘analizar’ muchos equipos para MuyLinux y cuando lo hago prefiero que sea a conciencia. Al fin y al cabo, o así lo entiendo yo, a cualquier dispositivo que ronda los mil euros se le supone calidad, y para análisis técnicos de los componentes hay otras páginas que ya lo han hecho mucho mejor de lo que podría hacerlo yo.

Los que os traigo aquí son mis impresiones pormenorizadas del equipo tras casi tres meses en los que lo he usado de manera intensiva, como si de mi propio equipo se tratase. Así pues, estoy listo para dar sobrada opinión acerca del Slimbook Pro X y no quiero haceros perder el tiempo: si entrabais para ir directos a las conclusiones, os las sirvo en el mismo titular. Si queréis saber más, seguid leyendo, porque hay mucho que contar.

Recapitulando lo justo, Slimbook anunciaba el 7 de junio la renovación de la serie PRO y adelantaba «lo nunca visto (en Linux, se entiende)», un nuevo equipo del que fueron desgranando detalles a modo de cuentagotas hasta que desvelaron el todo, que aquí os trasladamos como el ultraportátil definitivo de la marca española. Y no me desdigo: al menos de momento, Slimbook Pro X es lo mejor que ha lanzado la compañía. Además, por rimbombante que suene, tampoco mentían con lo de «lo nunca visto»: es un dispositivo muy particular, único en su especie.

Como apunté en la presentación del Slimbook Pro X, se daba un salto importante hacia adelante con este lanzamiento, ya que no estamos solo ante un ordenador más de esta marca, sino ante el primer conato de «experiencia Slimbook» como producto más allá del hardware. Y el objetivo es ambicioso. Sin embargo, vamos a empezar hablando del equipo como ente independiente, porque la «experiencia Slimbook» aún no está al alcance de todo el mundo.

Un apunte: el texto es largo e incluye multitud de detalles, pero no una tabla de especificaciones para revisar rápidamente. Para eso está la ficha técnica oficial, que es la que os recomiendo para contrastar cualquier dato.

Slimbook Pro X por fuera

Permitidme que comience con una pequeña anécdota que describe muy bien uno de los puntos fuertes del Slimbook Pro X: su condición de ultraportátil.

Slimbook Pro X

Para llevar sin pesar

Cuando llegué a las oficinas de Slimbook para ver el Pro X, le estaban instalando el sistema para que lo probase. Mientras esperaba estuve charlando con Alejandro López, director comercial de Slimbook, y aproveché para mirar y toquetear el resto de sus equipos, que tienen expuestos en la sala de entrada. Ahí estaban todos: el Apollo y el Curve, dos All in One realmente espectaculares; los Kymera Ventus y Aqua, sendas naves espaciales en formato torre que llaman la atención a metros; o el Slimbook One, una delicia pequeña, compacta y potente.

No os engaño si os digo que soy más de sobremesa que de portátiles, pero venía a ver un portátil, y antes de hacerlo repasé también las 15 pulgadas del Eclipse, las 14 del ahora PRO BASE y las 13 de un viejo conocido: el equipo que sorteamos en el décimo aniversario de MuyLinux y del que publicamos un análisis en profundidad: KATANA II. Es calcado al KDE Slimbook excepto, obviamente, por el logo de la tapa (me encantó ver el KDE Slimbook in situ, la verdad).

Total, que ahí estaba yo, toqueteando los 13 pulgadas de Slimbook, equipos ligeros donde los haya, cuando me trajeron el Pro X. Fue cogerlo y… La impresión es que me habían dado una carcasa vacía. Pero no. Aun así, acostumbrado como estaba a un portátil de casi el mismo tamaño y el doble de peso, la sensación de estar llevándome una caja vacía me acompañó hasta casa. Este es el primer aspecto que me gustaría destacar del equipo, pese a que ya me he acostumbrado (¡a lo bueno siempre se acostumbra uno rápido!).

Slimbook Pro X

Ligereza ante todo

Slimbook PRO X es un auténtico ultraportátil

Ultraportátil significa ultracompacto y ultraligero, y tales adjetivos casan a la perfección con las series PRO y KATANA de Slimbook. Pero el Pro X los supera a todos, e incluso se atreve a competir con los mejores fuera del catálogo de Slimbook. Veamos una comparación rápida de dimensiones y peso del Slimbook Pro X con dos de las referencias del segmento ultraportátil:

MacBook Air

  • 30,41 cm de ancho
  • 21,24 cm de fondo
  • 1,56 cm de grosor
  • 1,25 kg de peso

Dell XPS 13

  • 30,2 cm de ancho
  • 19,9 cm de fondo
  • 1,16 cm de grosor
  • 1,23 kg de peso

Slimbook PRO X

  • 32 cm de ancho
  • 21 cm de fondo
  • 1,68 cm de grosor
  • 1,1 kg de peso

Como se puede apreciar, el Slimbook Pro X no es el más pequeño o el más fino, pero es el más ligero. En cualquier caso, los tres están muy parejos en dimensiones y peso y la comparación no tendría interés salvo por dos datos muy significativos: el primero es que Slimbook no es Apple o Dell. Que una pyme valenciana pueda ofrecer un producto así es digno de mención, tiene mucho mérito.

ultraportatil

El segundo y más importante para quien se haya fijado en este equipo, es que a diferencia del MacBook Air o el Dell XPS 13, el Slimbook Pro X integra una pantalla de 14 pulgadas en una carcasa de 13. ¿Cómo lo han hecho?

Construcción

Antes de pasar a la pantalla, pieza clave del entramado, regocijémonos un poco con la estética y construcción del Slimbook Pro X. Porque si lo primero que sientes al tener el equipo en las manos es su peso pluma, lo segundo es que no estás tocando plástico o aluminio al uso.

El Slimbook Pro X está construido con una aleación de magnesio y aluminio que aporta ligereza y resistencia, al tiempo que transmite una sensación al tacto agradable, más cálida que el aluminio. Pese a lo ligero, la construcción se nota sólida y en cuanto a estética, es tan sobrio como cabía esperar. Hace años, cuando los fabricantes de componentes como las caja solo servían plástico, la diferencia con los modelos premium de las grandes marcas era manifiesta; ahora no es así y la presencia que desprenden es impoluta.

Slimbook Pro X

Sobrio y elegante

El Slimbook Pro X está -o más bien estará- en dos estilos: claro y oscuro. La versión que ha salido a la venta es la plateada típica. A partir de septiembre tendrán disponible una versión en negro. Yo he visto ambas y en mi opinión, son muy elegantes las dos.

Pantalla

Enlazando construcción y pantalla, el secreto del Slimbook Pro X para ofrecer una pantalla de 14 pulgadas en una carcasa de 13 es un delgadísimo bisel de 4.2 mm gracias al cual se logra un ratio de pantalla del 86%, con apenas una estrecha franja superior donde se sitúan las cámaras. En otras palabras, los bordes son ínfimos y la pantalla aprovecha el espacio al máximo. Y sí, poder disfrutar de -siendo escrupulosamente exactos con las medidas- una pantalla de 14,4 pulgadas en una carcasa de un 12,8 pulgadas es simplemente genial.

La pantalla es excelente: IPS LED FHD, esto es, aspect ratio 16:9 y 1.920×1.080 píxeles de resolución. No tiene sentido más, y es que condensar más resolución en tan poco espacio físico sirve a lo sumo para ganar algo de definición escalando, a costa siempre de un mayor consumo. Esto se nota especialmente en los portátiles de 13 pulgadas: todo se ve diminuto; pero incluso con un panel de 14,4 pulgadas, he tenido que retocar -que no escalar- elementos de la interfaz del escritorio para que la experiencia fuese óptima.

Cabe señalar a este respecto que el Slimbook Pro X cuenta con dos tarjetas gráficas: una integrada de Intel y una dedicada de NVIDIA, y ambas soportan resolución 4K por la salida HDMI.

Slimbook Pro X

Gran aprovechamiento de la pantalla

Por lo demás, la pantalla del Pro X ofrece calidad de color sRGB 99%, brillo de 300 nits, ángulo de visión de 170º y tecnología antifugas para prevenir las fugas de luz de los paneles IPS. Es, como he indicado, excelente: nítida, de colores vivos y muy brillante. Bajo luz artificial se puede utilizar perfectamente con un nivel de brillo del 30-40% o menos y en exteriores depende, pero aguanta el tipo con el sol de verano de Valencia, que ya es aguantar (no el de las tres de la tarde en la playa, ¿eh?).

Terminando con la pantalla, calificarla de excelente supone que ofrece el estándar de calidad que uno espera en un equipo de este estilo. Lo único más que se le podría pedir es mayor resolución, asunto que ya he comentado y que no me parece acertado por lo deficiente de la experiencia y el sobreprecio que suele acompañar; o pantalla táctil, algo que tendría más interés si fuese un convertible, pero como no lo es y el soporte de los escritorios Linux tampoco va muy allá… Nada más que añadir.

Teclado y panel táctil

Vista la pantalla nos centramos en las interfaces básicas: teclado y panel táctil, touchpad, trackpad o como se le quiera llamar.

Comenzando por el teclado, el Slimbook Pro X presume una vez más de aprovechamiento del espacio disponible con una superficie de tecla un 16% más grande que los modelos PRO BASE, lo que en conjunto supone en una experiencia de uso más cómoda. El resto de características a destacar incluyen formato ultraplano con un ligero relieve para facilitar la retroiluminación y un diseño más moderno que no me terminó de gustar en un primer momento.

Me refiero al diseño del teclado y la tipografía utilizada. No sé cómo explicarlo bien, pero si la tipografía y las teclas más redondeadas del KATANA II (o mi propio portátil de 13 pulgadas) tienen reminiscencias de Mac, este las tendría de Android. ¿Se entiende? El teclado del Pro X es más plano, las teclas son totalmente cuadradas, la fuente muy a lo Roboto… Con todo, en una semana de uso mi impresión había cambiado y ahora ya no pienso en ello. Además, su tacto es suave, muy similar al que proporciona la cubierta, lo cual no sucede con otros modelos e infiere al Slimbook Pro X una presentación más consistente.

Cómo no, el teclado está disponible en español con su eñe; en inglés y en alemán.

Slimbook Pro X

Teclado y panel

En cuanto al panel táctil, para mí ha sido una grata sorpresa, porque tampoco soy muy fan y donde esté un buen ratón que se quite lo demás. Hablamos de un espacio que también amplía su base en comparación con modelos anteriores hasta los 11,6 x 7,2 cm y es bastante versátil. Lo que más me ha gustado es el rollo ese de «Infinite touchpad con botones ocultos para evitar cortes» y que incluye los tres botones típicos de un ratón, por lo que ofrece por defecto la misma funcionalidad.

La superficie del trackpad es totalmente lisa y dependiendo de si pulsas en la parte izquierda, el centro o la derecha activarás las diferentes zonas táctiles. Por supuesto, también tiene soporte multitáctil, bloqueo mientras se escribe y la posibilidad de configurar gestos, pero que desde el principio ofrezca los tres botoncitos de marras es muy de agradecer (quizás en Windows esto no importe, pero en Linux…).

Webcam y cámara biométrica

Siguiendo con el repaso del equipo de fuera adentro, como previa al último apartado conviene pararse aunque sea con brevedad en las dos cámaras que incluye el Slimbook Pro X: una webcam estándar de 720 HD con doble micrófono estéreo y una segunda cámara biométrica para autenticación mediante reconocimiento facial, parte intrínseca de la «experiencia Slimbook» a la que he hecho alusión más arriba. Es por ello que no me voy a extender más ahora, sino que lo haré cuando llegue al apartado específico sobre esta función.

Conectividad

Tras la construcción, la pantalla y el panel táctil, uno de los aspectos más interesantes del Slimbook Pro X por fuera es la conectividad disponible: de wifi Intel 3165N a 433Mbps o Intel 9560 AC a 1730 Mbps hasta Bluetooth 5.0, salida HDMI y conexión jack para salida de audio y entrada de micrófono.
Si la conexión jack sigue siendo una característica imprescindible para muchos usuarios, no lo es menos el puerto RJ45 para conexión Ethernet por cable que ya traía la serie Pro a la que pertenece este modelo, pero no por ejemplo el KATANA II, y se echa en falta cuando no está.

conexiones

El Slimbook Pro X va bien servido de conexiones

Por último están los cuatro puertos USB: dos USB 3.1 Gen 1 Type A, un USB 3.1 Gen 1 Type C y otro USB 2.0 Type A. Más que suficiente, sí, pero ¿podría mejorarse? Yo creo que sí. Con el tiempo hay cosas que han dejado de importarme, como tener un lector de tarjetas SD, así que no se lo pediría ni siquiera en formato mini. Como tampoco le pediría otro tipo de puertos más comunes en la liga en la que juega el Slimbook Pro X, pero…

Si el equipo hubiese incluido una entrada Thunderbolt 3, sería redondo. No es una carencia dramática, pero de tenerlo hubiese ganado enteros.

Slimbook Pro X por dentro

No os va a sorprender lo que voy a decir ahora, pero si el Slimbook Pro X es impresionante por fuera, el interior no le va a la zaga. Si el exterior destaca por la calidad de su acabado, la mejora de componentes, las opciones de conexión y esa cámara biométrica, por dentro es más de lo mismo, en el buen sentido de la expresión: componentes tope de gama y, junto con su factura ultraportátil, el segundo elemento más distintivo del equipo: gráficos híbridos. Vayamos por partes.

interior

Slimbook Pro X por dentro

Procesador y memoria

Como decía, si una de las señas tradicionales de Slimbook es el cuidado diseño de sus equipos, la otra es la potencia, y el Pro X no es la excepción en ninguna de las dos. Todo lo que vende la compañía se nutre de componentes potentes y en el caso del modelo que nos ocupa, el más puntero de la serie Pro, más si cabe.

El único procesador que monta el Slimbook Pro X es el Intel i7-8565U, una pequeña bestia de última generación con cuatro núcleos y ocho hilos que corre desde los 1,8 GHz a los 4,6 GHz con el Turbo Boost desbloqueado. Aun a pesar de Intel, esta CPU garantiza un rendimiento excelente y yo lo certifico: va como una bala, no en vano es el chip elegido por la mayoría de fabricantes de ultraportátiles de gama alta este año.

La configuración de la memoria ofrece más margen de personalización: arranca en un mínimo de 8 GB de RAM DDR4 no soldada a 2400 o 2666 Mhz (según el módulo) y permite ampliarla hasta los 16 o 32 GB, ya sea en el momento de la compra o más adelante. Nada que objetar como sí hice con el KATANA II. En los tiempos que corren y con equipos de esta categoría, 8 GB de RAM es el mínimo indispensable para que todo vaya como uno espera.

En resumen, el rendimiento del Slimbook Pro X en su configuración más modesta es lo contrario de modesto y no supone ninguna sorpresa, tratándose de Slimbook. En lo que se refiere a calentamiento y ruido, nada noticiable.

Gráficos

La sorpresa viene en el apartado gráfico, porque el Slimbook Pro X no lleva una tarjeta gráfica, sino dos: una Intel UHD 620 4K integrada y una NVIDIA Geforce MX250 2 GB GDDR5 «diseñada especialmente para ultrabooks y 3,5 veces más potente».

¿Era necesario? Es la pregunta que me hice antes de usar a fondo el equipo, porque una vez constatado que se trata de un dispositivo de calidad, los dos factores más relevantes de un ultraportátil son a priori la ligereza y la autonomía, e introducir una segunda gráfica debería tener como consecuencia una merma en ambas. Pero no la tiene. O sea, si usas la NVIDIA en lugar de la Intel, es una obviedad que consumo y autonomía aumentarán y disminuirán respectiva y proporcionalmente; pero en lo demás no se nota.

¿Sería el Slimbook Pro X más ligero y económico de prescindir de la NVIDIA? Es posible. Sin embargo, no es el caso. La explicación de Slimbook para haber optado por este combo es tan sencilla como ofrecer más potencia en su equipo más puntero, y esto sí se nota.

Para empezar, la Intel UHD 620 4K es una apuesta segura en Linux, como lo suelen ser todas las Intel: con el controlador libre funciona de perlas y si el propósito de uso principal no contempla jugar o realizar tareas gráficas intensas, es más que suficiente para todo. También para jugar a muchos títulos que no sean exigentes. De hecho, podría llevar solo está gráfica y la valoración del equipo no se resentiría.

Intel UHD 620 4K

Intel UHD 620 4K

Pero está la NVIDIA Geforce MX250 2 GB GDDR5 y esas «3,5 veces más de potencia» son notables en según qué situaciones. Al utilizar la NVIDIA la potencia es plena.

NVIDIA Geforce MX250 2 GB GDDR5

NVIDIA Geforce MX250 2 GB GDDR5

Ahora bien, ¿para qué da ese extra de potencia? No, el Slimbook Pro X no es un equipo para jugar, pero como no he tenido la oportunidad de someter a presión la capacidad gráfica en otros menesteres… Sí, he jugado. Y nada mal. Hay que tener en consideración que la ventaja de la NVIDIA para con la Intel no se reduce a ese «3,5» de más: la compatibilidad de NVIDIA en juegos es casi tanto o más importante. Sobre este aspecto concreto me gustaría publicar un artículo más detallado en otro momento, ya que no he podido probarlo con títulos actuales. Lo más exigente que tenía a mano es Hitman y no esperaba ni que arrancase, pero… ¡se puede jugar!

Como no podía ser de otra manera la NVIDIA necesita de controladores privativos y cuanto más reciente sea la versión mejor, aunque -por poner un ejemplo medianamente estándar- con los que lleva Ubuntu 18.04 LTS funciona bien. El único requisito es un kernel Linux 4.19 o superior, puesto que a pesar de no depender directamente del kernel, los controladores de NVIDIA se tienen que atener a los cambios en la interfaz binaria de aplicación (ABI) de este y de vez en cuando las versiones requeridas se actualizan. Lo cual significa que el Slimbook Pro X funcionará bien con distribuciones como Ubuntu 18.04.3 LTS e incluso Debian 10, aunque con esta última no lo he probado.

En cuanto al cambio entre una tarjeta y otra, sin las facilidades del sistema Optimus en Windows, las vías son: NVIDIA Settings; Slimbook Battery, una aplicación propia que forma parte de la mencionada «experiencia Slimbook» de la que hablaré más adelante; y el indicador de NVIDIA Prime, que Slimbook está preinstalando a petición de aquellos clientes que desean alternar entre gráficas sin modificar el perfil de energía. Un error en mi opinión (de quien lo pide; SLimbook ya hace bastante instalándolo). ¿Para qué, cuando con NVIDIA Settings son dos clics? En todo caso, el -como mínimo- reinicio de sesión es inevitable.

slimbook battery

Con Slimbook Batter ycambias rápidamente de una tarjeta a otra

Almacenamiento

Pasando al almacenamiento, las posibilidades de configuración del Slimbook Pro X son también interesantes, admitiendo dos unidades SSD M.2 de hasta un máximo de 2 TB y velocidades de entre 500 MB/s y 3.000 MB/s a razón del modelo elegido. La primera puede ser una SSD de 250 GB, 500 GB o 1 TB, o una SSD NVMe -más potentes, pero más caras- de iguales capacidades. La segunda unidad es opcional y solo admite SSD NVMe de las capacidades señaladas, pero Slimbook permite que el cliente les envíe una SSD suya para montar, con un coste de 9 euros.

Otra opción cuando menos curiosa que se da en la página de configuración y compra del equipo es el montaje de las unidades en modo RAID 0 para exprimir la velocidad o en RAID 1 para mejorar la seguridad, con un coste adicional de 60 euros. ¿Cuál es la configuración recomendada? La que decida cada uno y la que se se ajuste al presupuesto, sobra añadir. Una de las quejas de los usuarios que han pasado de las SSD tradicionales a las NVMe es que apenas se percibe una mejora del rendimiento en el uso cotidiano, pero esto cambia con usos más específicos.

La configuración que he probado yo incluye una única SSD NVMe de 250 GB y aunque es verdad que para tareas normales no se aprecia diferencia, en otras más exigentes, como por ejemplo virtualizar sistemas, cambia la cosa (ojo que el sistema de archivos elegido también es relevante). Sobre los RAID, de contar con dos unidades no lo pensaría un segundo con un portátil de estas características: RAID 0, que ya me encargo yo de hacer mis copias de seguridad.

Autonomía

Cerramos bloque con uno de los aspectos más delicados de cualquier ordenador portátil: la autonomía, que es de 11 horas según los test MobileMark que usan los fabricantes para dar un dato que nunca se corresponde con la realidad. Tal vez por eso en Slimbook se apresuran a señalar que «en uso de oficina se reduce a aproximadamente entre 6 y 8 horas«. ¿Es así?

De nuevo, dependerá de muchos factores. No es lo mismo utilizar una distribución u otra, un escritorio u otro, una configuración de aplicaciones u otra… Y, por supuesto, no es lo mismo usar la Intel o la NVIDIA. Es de cajón: cuanta más presión le eches encima al equipo, menos va a durar la batería. En favor de Slimbook, no obstante, tengo que decir que la horquilla que indican se ajusta a la realidad.

Os cuento mi experiencia: el día a día con el Slimbook Pro X lo he pasado sobre todo con Kubuntu 19.04 gobernando el equipo. La configuración de software incluye KDE Connect, MEGASync, las cajas fuertes de Plasma, Latte Dock, Telegram, Firefox con una decena de extensiones y una media variable de entre 5 y 30 pestañas abiertas con música o podcast por streaming, lector RSS, gestor de correo electrónico y de tareas. Todo esto ejecutándose de manera constante. Como el Bluetooth. A lo que se le suman de manera casi constante otras aplicaciones como Kate, Atom, LibreOffice, GIMP o Gwenview y, ocasionalmente, Virtualbox. Este es mi «uso de oficina» habitual, con la Intel como compañera más asidua.

La autonomía que he observado se mueve en torno a las 6-7 horas con la Intel. Con la NVIDIA puede reducirse hasta en dos horas, aunque de nuevo depende de el tipo de actividad que realicemos frente al PC. De hecho, me he tenido que esforzar más de un día para agotar la batería del tirón, porque a ratos terminaba perdiendo la cuenta. Lo que sí he cavilado es que con una carga de trabajo más suave, un escritorio más sencillo y algún retoque, podría estirarlo en -estimo por algunas pruebas que he realizado sin profundizar mucho- una hora o más.

A todo esto, otro elemento destacado en este apartado es Slimbook Battery, que he mencionado antes hablando de los gráficos, pero que como indica su nombre tiene como principal atribución la de extender la duración de la batería. Slimbook preinstala Battery en todos sus portátiles y lo cierto es que es una aplicación de lo más interesante. Ofrece tres modos preconfigurados: «Máximo rendimiento», que también sirve para activar la NVIDIA; «Equilibrado», con la Intel a pleno funcionamiento; y «Ahorro de energía», con la Intel y una lista de restricciones en perfiles de ahorro.

slimbook battery

Un vistazo a las opciones de Slimbook Battery

Slimbook Battery ofrece además una configuración avanzada con opciones para afinar a golpe de ratón cada uno de los modos; opciones que surgen de la utilidad TLP en la que se basa y a la que hace de interfaz visual. Es sin duda la mejor aportación al software libre que ha creado Slimbook por ahora. Espero que sigan desarrollándola y que faciliten su instalación en distribuciones más allá de Ubuntu.

Sin embargo, apenas lo he tocado. Salvo cuando lo he quitado para hacer comprobaciones o lo he usado para cambiar de gráfica, ha estado por norma en modo equilibrado y bastante satisfecho. Diría que me puede extender media hora la vida del portátil y podría ser más de no usar KDE Plasma, ya que este escritorio aplica unas políticas de ahorro energía por defecto estrictas y permite ajustarlas. Claro que en otro escritorio o en el propio KDE puedes instalar TLP. Esto me lleva a un pequeña reflexión y es, aun reconociendo la importancia de la autonomía en los dispositivos portátiles, lo poco que me afecta, porque adonde voy hay siempre un enchufe cerca.

He hablado de Kubuntu y KDE Plasma, pero por este Slimbook Pro X también ha pasado Ubuntu 19.04 -y algún que otro experimento rápido que no merece mención- y en lo que respecta a autonomía lo he visto muy similar. Slimbook Battery al margen, lo que me dijeron cuando recogí el equipo es que en sus pruebas GNOME parecía ser el escritorio que más exprimía la batería, pero no me ha dado tiempo a comprobarlo.

Precio y disponibilidad

No se me olvida poner el precio. El Slimbook Pro X está a la venta desde 998 euros en su configuración básica, incluyendo 8 GB de RAM, SSD de 250 GB e Intel Dual Band 3165AC.

En cuanto a su disponibilidad, Slimbook está haciendo algo inaudito por estos lares con bastante éxito: vendiendo por adelantado. Anunciaron y pusieron a la venta el Pro X a finales de junio y entregaron las unidades a finales de julio, tal y como habían prometido. Entretanto, había agotado el stock y la historia se repite: se ha abierto otra ronda de pedidos que se servirán a principios de septiembre (a partir de septiembre debería también el modelo oscuro).

La experiencia Slimbook

Dejando a un lado el precio del hardware como tal, el valor que aportan marcas como Slimbook, System76, VANT, Entroware o la misma Dell con sus series dedicadas es el de garantizar la compatibilidad de sus equipos con Linux. Pero cada vez son más las que se atreven a pulir la presentación en todo lo posible. La experiencia Slimbook a la que he hecho referencia varias veces es algo en lo que llevan trabajando tiempo, y es en el Slimbook Pro X donde más se nota.

En esencia hablamos de una serie de extras de software con los que conformar una experiencia más rica y atractiva de cara al cliente. Para más datos, el Slimbook Pro X se puede comprar sin sistema operativo preinstalado, con Windows 10 o con Ubuntu, Kubuntu, Ubuntu MATE, Linux Mint, elementary OS, Manjaro, KDE neon o Zorin OS y además del sistema, uno se encuentra con varios añadidos.

Slimbook Face

Decía que es en el Slimbook Pro X en el que más se nota la experiencia Slimbook porque han desarrollado una aplicación específica para explotar una de las características de este equipo de las que han hecho causa: el reconocimiento facial.

«¿Cuántas veces al día tecleas tu contraseña en Linux? Para encender el ordenador, para instalar un programa, para actualizar, o para lanzar un comando con sudo por la terminal, etc. Pues ya no lo necesitarás. Con una segunda cámara biométrica, tu Slimbook Pro X podrá reconocer que eres tú el que está delante del ordenador, y validar tus ordenes«.

Así presentan esta novedosa característica de… ¿seguridad?, ¿comodidad? ¿Un poco de ambas? Sea como fuere, es una novedad curiosa que a mí no me ha terminado de convencer. Con la cámara biométrica y Slimbook Face el Slimbook Pro X goza de un reconocimiento facial mucho más potente y certero que el que podría ofrecer una webcam ordinaria, pero me temo que tienen que pulirlo más para que su uso sea confiable.

Lo he tenido instalado en todo momento y al principio, cual acto reflejo, cada vez que tenía que introducir la contraseña para iniciar sesión, lanzar un comando o lo que fuese me encontraba tecleando y viendo el parpadeo rojo de la cámara biométrica, que a veces acababa antes que yo. Ya acostumbrado, ahora soy yo el que se queda a veces esperando a que me reconozca y no lo consigue. Lo extraño es que me reconoce en situaciones con luz escasa, con barba o sin ella… pero de vez en cuando me arroja el fallo, tengo que introducir la contraseña… y me irrito. Advierten de estos percances, sí; lo que me escama es que lo mismo me reconoce con nada de luz, que me falla poniéndome en buenas condiciones.

Slimbook Face sigue en estado de desarrollo beta, así que estoy seguro de que mejorará porque es buena idea, solo que le falta pulir. ¿Hubiese sido mejor un lector de huellas? Esa es una discusión en la que no voy a entrar.

¡Ah!, lo de que «la experiencia Slimbook aún no está al alcance de todo el mundo» lo decía por esto: solo el Pro X puede presumir de esta característica.

Slimbook MakeUp

Otra de las aplicaciones propias de Slimbook, según me contaron, inspirada por las numerosas peticiones que tenían sobre el tema, es Slimbook MakeUp, la cual incluye varias opciones y temas de ventanas e iconos para personalizar la apariencia del escritorio con un clic. Sinceramente solo la usé para ver cómo era; soy de los que prefieren los defaults por dos motivos: ofrecen una mejor experiencia global y a estas alturas los temas por defecto de las principales distribuciones Linux se ven bastante bien. No encuentro la necesidad salvo que te aburras mucho y no es mi caso. Pero seguro que hay a quien le interesa.

Slimbook Battery

Y Slimbook Battery, sí, pero -siempre en mi opinión, como todo lo demás- lo que no han logrado con Face o MakeUp, con Battery lo están bordando. No voy a decir nada más de esta utilidad de lo que ya he dicho, porque le quiero dedicar un artículo aparte. Ahí lo dejo.

Para quien recuerde o tenga un Slimbook y conozca Slimbook Essentials, ha pasado a mejor vida porque las nuevas versiones de las distros han activado de una manera u otra lo que este ofrecía (optimizaciones de rendimiento, principalmente).

Conclusiones

Termino, aunque ya he adelantado la síntesis de las conclusiones en el titular: el Slimbook Pro X es impresionante por dentro y por fuera. A las pruebas me remito. Las pegas que se le pueden sacar al equipo como tal son pocas y las bondades las eclipsan. Por poner ejemplos concretos, la sensación que me ha dejado el tema del reconocimiento facial es agridulce, pero el puntazo de la NVIDIA lo compensa con creces. Lo sustancial del caso, y ahí es adonde voy, es que si el Slimbook Pro X no tuviese ni lo uno ni lo otro, seguiría siendo impresionante por dentro y por fuera.

De «lo nunca visto» a «el mejor portátil Linux del mundo en su categoría«, los reclamos publicitarios que ha utilizado Slimbook para promocionar su nuevo tope de gama son grandilocuentes, no cabe duda, pero no son falsos. Han hilado fino, porque al menos yo nunca había visto una mezcla de este tipo que se engloba… ¿en qué categoría? ¿Portátiles con Linux? ¿Ultraportátiles con Linux? ¿Ultraportátiles de 14 pulgadas en una caja de 12 pulgadas con sistema gráfico híbrido, cámara biométrica…? No sé si me seguís. Pero, repito, mola mucho que una pequeña empresa pueda sacar al mercado un producto de este nivel.

Este lanzamiento es un acierto total para Slimbook por mantenerse fieles a la potencia, conectividad y pulgadas de la serie PRO, pero mejorando la autonomía, así como aligerando el tamaño y peso al máximo. La cámara biométrica y la NVIDIA son golosinas por explotar en un producto que sin ellas ya es redondo. Junto al Dell XPS 13, el Slimbook Pro X se posiciona como uno de los mejores ultraportátiles que se puede encontrar hoy en día con Linux.

Lo mejor:

  • La construcción en general y lo ligerísimo que es
  • El haber podido ajustar una pantalla de 14 pulgadas en ese espacio
  • Habiendo señalado que la autonomía no es para mí un requisito clave… la NVIDIA dedicada :)

Lo peor:

  • Que no tenga un puerto Thunderbolt, lo hubiese bordado en conectividad
  • La «experiencia Slimbook» promete, pero está verde
  • Que no me lo pueda quedar

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