Telegram Desktop 1.0: muchas luces, pero varias sombras
Tras casi cuatro años de desarrollo llega Telegram Desktop 1.0, la primera versión redonda de la aplicación de mensajería instantánea en su versión para escritorio y lo hace con interesantes novedades, algunas largo tiempo esperadas.
La más llamativa es sin duda el remozado visual que se lleva la aplicación, un “rediseño” supuestamente basado en Material Design que por lo menos en Linux se nota bastante y para bien, cabe agregar. La interfaz es ahora más limpia, se integra mejor con el escritorio (probado en Unity y Plasma), gana detalles muy agradables a nivel de animaciones y para redondear, soporte de temas personalizados, característica que se extenderá en una próxima actualización con herramientas para que cualquiera pueda crear los suyos propios. Por el momento se van colgando los disponibles en el grupo oficial.
Otra función que estrena Telegram Desktop es la posibilidad de eliminar los mensajes publicados para todos los usuarios, que la versión para móviles recibiera la semana pasada; la posibilidad de fijar chats en la parte superior de la lista e información acerca de con qué contactos personales se comparten grupos. Para más datos, la lista de cambios.
En definitiva, una interesante actualización que hace de Telegram Desktop una aplicación más ‘disfrutable’. Y esto solo por las novedades, porque por características no ha dejado de mejorar en estos años, tanto la versión de escritorio como, principalmente, la de móvil. Lo que era una alternativa a WhatsApp, sin dejar de serlo, se ha convertido en algo diferente y muy recomendable en cuestión de experiencia de usuario y opciones.
Más allá de WhatsApp, Telegram es hoy en día una potente alternativa, por ejemplo, frente a aplicaciones de comunicación para grupos de trabajo como puede ser Slack, gracias a un conjunto de funciones -grupos, prestaciones de compartición de archivos, borradores, bots, integración con servicios de terceros vís IFTTT…- que ya no buscan la paridad con la mensajería de Facebook. Telegram tiene, hoy más que nunca, un aire de herramienta de productividad que va a más.
Con todo, Telegram también tiene sus sombras y la más alargada es la de haber perdido su oportunidad como acicate para desplegar una auténtica plataforma de mensajería abierta. Quedan muchos elementos en el lado del servidor por liberar y si no lo han hecho ya es posible que no lo hagan nunca; por no mencionar que por muy abierta que sea su API, sin federación no hay libertad de elección, aunque hay que señalar que tampoco se llegaron a pronunciar en claro a este respecto. Pero hay un aspecto de Telegram, más que sombrío, vergonzoso: que todavía no hayan implementado los chats secretos en el cliente de escritorio, con lo cual la privacidad de primera que predican es solo una verdad a medias, tal y como sucede en el móvil.
Sea como fuere, Telegram se ha convertido en una aplicación útil y accesible como pocas. Falta por ver cómo sigue evolucionando y hasta cuándo se mantiene Pavel Durov como buen samaritano antes de plantear un modelo de negocio, que esa es otra.
Por si acaso, os recordamos que podéis seguir a MuyLinux en Telegram (los canales es otro acierto de la aplicación).