«Vuélvete a Windows». El consejo que me daba mi mentor en Linux y que le repito a los usuarios descontentos
Estábamos en al primera década de este siglo. Cansado de lo lento que era Windows y de sus problemas, y tras medio año trabajando más en una máquina virtual de Ubuntu que en Windows de nativo, formateé y lo dejé con el sistema de Canonical. Mas tarde nos pusimos a jugar a hacer música, y yo no entendía muchas cosas. Luego lo pensaba y me quejaba con comentarios del tipo «es que en Windows yo hago…», y él, cansado, me respondía «vuélvete a Windows».
Hace unos meses escribí un artículo en el que detallaba mi decisión de cambiarme a Linux y por qué la mantengo. Para mi uso, y por resumir, todo es más sencillo y funciona mejor, con más fiabilidad. Pero semana sí semana no, aquí en LXA y en otros blogs de nuestra red nos escriben comentarios de lo complicado que es hacer las cosas en Linux, que lo que funciona en una distro no lo hace en otra, que… pues bueno. Vuélvete a Windows o no salgas de él.
Vuélvete a Windows no es un mal consejo
Es lo mejor para el que quiere quedarse en la zona de confort y no probar cosas nuevas. Pero al que se meta con Linux también le diría que ni piense en pasarse a macOS. Es algo que también hice, y las cosas tampoco van igual que en Windows. ¿Que quieres usar algo como AceStream? Bájate el docker y ejecútalo. ¿Que no sabes qué es «docker» ni cómo hacerlo funcionar? Te has gastado miles de euros o tu moneda de turno para no saber moverte por la interfaz ni cómo se hacen las cosas en un sistema diferente al que dominas.
Cierto es que macOS no está diseñado para gente tan «geek» como los usuarios de Linux. Pero eso de tener que activar la posibilidad de instalar programas de fuera de su Mac App Store, y que la instalación de esos programas es tan sencillo que si no sabes cómo se hace te puedes volver loco, también es algo que hay que aprender.
Linux no es para todos
Linux es para el tipo de usuario al que no le preocupa aprender cosas nuevas. Es para los que quieren tenerlo todo como le gusta, no como le imponen. Es para el que quiere poder usar un ordenador varios años después de que deje de recibir soporte. Si alguien no se siente cómodo con una distro basada en el kernel, puede probar otra, y si no encuentra ninguna… vuélvete a Windows, de verdad. O no.
Si el problema es que lo que funciona en una distribución no funciona en otra, ¿por qué no te quedas sencillamente con aquella que funciona para ti? También puedes quedarte en Ubuntu, o mejor en algo basado en él, y un tanto por cien muy elevado de la información que encontrarás en Internet resolverá tus dudas. Pero antes de nada, haz tus pruebas en VirtualBox.
Una máquina virtual puede ser tu mejor amiga
Lo fue para mí, y lo sigue siendo hoy en día. Con 2TB de almacenamiento, 1TB en el disco principal, tengo sistema anfitrión y cuatro máquinas virtuales en GNOME Boxes. Una de ellas tiene Windows 11, y ahí compruebo que funcionen algunas cosas, como cuando juego a ser programador y quiero ver si algo de Python funciona también en el sistema de las ventanitas. También hay pruebas que quiero hacer rápidamente, la primera información que encuentro es para Windows y lo pruebo en esa máquina virtual.
Y esto también vale para el que nunca haya usado Linux y esté pensando en hacer el «switch» (a los que cambian se les conoce con la palabra en inglés «switcher»). Antes de cambiar de sistema operativo y empezar a quejarse por cualquier medio, merece la pena hacer todas las pruebas posibles en VirtualBox. O en una Live Session. O instalando un sistema completo en un USB. ¿Será por opciones?
Tampoco me quito de la cabeza que muchos de los que comentan esas cosas podrían hacerlo sin haber probado lo suficiente, o que nunca han sido usuarios de Linux y sí «trolls». Sea lo que sea, quédate en lo que te haga feliz y permita ser productivo. Y si con todo lo dicho echas de menos las ventanitas… vuélvete a Windows.