FSFE: “Aún no se ha dicho la última palabra en Múnich”
Hace un mes dimos la noticia de que casi todo estaba hecho en Múnich para abandonar LiMux en favor de soluciones a nivel de cliente basadas en Windows, todo con el fin de adoptar “productos estándares del mercado”.
¿Está LiMux definitivamente sentenciado? Anteriormente no cerramos del todo la puerta porque la tramitación solo estaba empezando, aunque el hecho de que la migración a Windows cuente con el apoyo de los mayores partidos políticos de la ciudad, SPD y CSU, reducían enormemente las posibilidades de echar para atrás el proceso. Ante un panorama algo confuso, ha sido la Free Software Foundation Europe (FSFE) la que ha arrojado algo de luz en todo este asunto.
“El 15 de febrero de 2017, el ayuntamiento de Múnich se reunió para discutir sobre el futuro del proyecto LiMux. En una sesión pública, el pleno votó para que la administración de la ciudad desarrolle una estrategia para unificar la arquitectura de IT a nivel de cliente, construyendo para ello una todavía por desarrollar ‘bases de clientes Windows’.”
Aunque la oposición (por la circunstancia descrita en el segundo párrafo) fue anulada, “la decisión se modificó de tal manera que el documento de estrategia debe especificar qué aplicaciones de LiMux no son necesarias, el grado en que las inversiones anteriores deben ser amortizadas y un cálculo aproximado sobre los costes totales de la deseada unificación.”
Asimismo y a pesar de que la mayoría de los medios recogimos una suerte de fin del proyecto LiMux, aquello no fue una descripción exacta de lo que realmente pasó en la sesión plenaria. Tras estudiar toda la documentación relacionada con ese evento, la FSFE concluye que la “última palabra todavía no ha sido dicha”. Dicho de otra manera, parece que todavía hay esperanzas para el proyecto LiMux.
Como no podía ser de otra forma, desde la fundación han presionado al actual alcalde de Múnich, Dieter Reiter, para que posponga la vuelta a las soluciones de Microsoft, algo que han conseguido gracias a que han sumado fuerzas con The Document Foundation (cuya sede principal está en Berlín), KDE (proyecto de origen alemán) y OSBA (fundada en Stuttgart y que realiza funciones de lobby en favor del código abierto), además de personas individuales que escribieron a los miembros del concejo de la ciudad y llevaron el tema a los medios de comunicación. Desde la FSFE se alegran de la positiva reacción de todos sus aliados en Alemania y Austria, además de todos los medios que se han hecho eco del tema, entre los que nos contamos.
Con todo, la FSFE también ha reconocido que hay “problemas organizacionales” (destacando la falta de una estructura y una organización claras), los cuales fueron puestos en evidencia, de forma clara y objetiva según la FSFE, en el informe publicado por Accenture, aunque también recuerdan desde la fundación los vínculos que la consultora tiene con Microsoft. Por otro lado, recalcan que los problemas organizacionales no se resuelven con un cambio de sistema operativo.
Otro punto que ha resaltado la FSFE es la necesidad de que la infraestructura IT de las entidades públicas sean “independientes de intereses comerciales singulares”, además de que el proyecto LiMux ofrece un “foco ajustado” para hacer prevalecer una “estrategia neutral con respecto a los vendedores”.
En resumen, intentamos resumir lo que es sin lugar a dudas un culebrón. Cuando se trata de empresas privadas todo tiende a reducirse a cuestiones de eficiencia, pero cuando se trata de administraciones públicas, hay muchos más intereses cruzados que involucran a lobbies, topos de las mismas empresas privadas en las administraciones y mucho más.
Al parecer el proyecto LiMux todavía tiene esperanzas de seguir adelante, aunque no sin ciertas modificaciones, porque problemas hay, y todas las partes los reconocen.