¿Por qué hablo de Microsoft en un blog sobre Linux?
El comentario de un lector me hizo recordar la canción del cantautor Joaquín Sabina en la que se queja de que los medios hablan de determinados temas mientras ignoran otros. Creo que es una buena excusa para explicar por qué hablo de Microsoft en un blog sobre Linux.
Que quede en claro que solo hablo por mí. No tengo idea de cuál es el criterio que utilizan mis compañeros para elegir sobre que escriben.
El comentario en cuestión dice
Ya dejo Linux Adictos, se han vuelto completamente carentes de sutileza en su agenda política, ya no es sobre software libre, ya solo sois agenda y pro Microsoft
El comentario en cuestión se publicó en un artículo en donde hablo sobre los posibles proyectos de Elon Musk de que Twitter sea parte de una mega aplicación que permita realizar pagos, hacer compras, compartir contenidos y comunicarse.
¿Por qué hablo de Microsoft en un blog sobre Linux?
A pesar de mis esfuerzos por evitarlo, en la facultad lograron enseñarme algo. El concepto de sistema sociotécnico y qué es la Teoría General de los Sistemas.
Se habla de sistema sociotécnico desde la realidad de que no se puede entender una tecnología sin entender las expectativas, creencias, valores y actitudes de quienes la crean y quienes la usan. Stallman no inició el movimiento GNU por los desafíos técnicos que implicaba, lo hizo porque la cultura de cooperación y libre disponibilidad de recursos en la que se había formado iba desapareciendo a medida que las facultades de informática estrechaban sus lazos con las corporaciones.
El otro concepto es el de la Teoría General de los Sistemas (TGS) Los científicos de diferentes disciplinas llegaron a la conclusión de que una sola especialidad no alcanzaba para entender la realidad y que la combinación de dos o más juntas iba a obtener mejores resultados que las suma de los que obtendrían trabajando por separado.
La TGS se aplica a la economía real con lo que se conoce como Coo-petencia. Este neologismo acuñado por Ray Norda, el fundador de Novell, y alude a que toda industria avanza no solo gracias a la competencia sino también a la cooperación entre los actores de un mercado. Ejemplos clásicos son Microsoft e Intel (Microsoft vende sistemas operativos que necesitan cada vez más poder lo que lleva a la necesidad de comprar nuevos microprocesadores) o Apple y Adobe (El software de Adobe puso a Apple como líder en el mercado de diseño) Pero, Microsoft no puede estar afuera de otras plataformas como los dispositivos de placa única por lo cual necesita hacer Windows compatible con otros teléfonos y Apple quiere que sus productos dispongan de la más completa colección de software, incluyendo el de los competidores de Adobe.
Hace unos años les hablé de Steven Sinofsky, un ex ejecutivo de Microsoft que explicaba por qué la empresa pasó de combatir el código abierto a apoyarlo. Según él, esto se debe a que la distribución de software dejó de ser rentable y, el negocio pasó a estar en brindar servicios.
Hoy Microsoft es un actor importante en el mundo del código abierto. Y, el mundo del código abierto es parte del mundo del software. En el mundo del software están pasando cosas. No podemos negar que la colaboración de Microsoft ayudó a extender las posibilidades de Linux.
No vivimos en un pote de yogur
Mientras la comunidad linuxera estaba enfrascada en el debate sobre Systemd, aparecieron las redes sociales constituyendo una seria pesadilla de privacidad y control de la libertad de expresión. Mientras la comunidad del software libre quería crucificar a Stallman y se dedicaba a eliminar palabras ofensivas, se estaba poniendo en marcha el boom de la Inteligencia Artificial. Hoy estamos viendo como la controlamos para resguardar lo poco que queda de la libertad individual y la privacidad.
Ambas cosas se pudieron haber manejado desde las comunidades de proyectos de código abierto. Solo debíamos estar más atentos a las necesidades de los usuarios y menos a nuestro propio ombligo.
Están pasando cosas muy importantes que nos van a afectar por muchísimo tiempo, y para poder defender al software libre y de código abierto, pero también nuestra libertad e independencia, debemos conocerlas. Por eso, así como empecé con Sabina termino con Sandra Mihanovich.