Aunque son varias las herramientas para utilizar la sincronización de Google Drive en Linux, la más potente y fiable es Insync. Como ya sabréis, Insync es una aplicación de pago que, no obstante, ofrece más opciones que el cliente oficial -que ni está ni se le espera por estos lares- y lleva años ganándose la confianza de los usuarios.

Como usuario de Insync desde hace bastante tiempo, de hecho, es la que recomiendo para disfrutar de Google Drive en Linux. Prefiero sincronización de archivos a montar un directorio en la nube como se puede hacer en GNOME y KDE Plasma, y en eso Insync me ha demostrado ser la mejor. Lo cual no significa que no sea mejorable.

Deseos aparte, un detalle que habrá usuarios que agradezcan, pero puede molestar a otros, es el cambio automático del icono de las carpetas sincronizadas. En un alarde de personalización los desarrolladores de Insync implementaron este comportamiento que, como digo, puede resultar incómodo para quienes ya personalizan su escritorio, pues los paquetes de iconos actuales cubren este tipo de cosas.

Pero da igual que cambies manualmente el icono de la carpeta, porque la próxima vez que inicies sesión volverá a aparecer el predeterminado de la Insync; por ejemplo, el icono oficial de Google Drive en Ubuntu, o el de una horrible carpeta azul en Plasma. Es una tontería, pero se puede cambiar y a eso vamos.

Lo único que hay que hacer es añadir una línea de magia al lanzador de la aplicación:

insync start --no-custom-folder-icon

Y se acabó la ‘tortura’ visual. El cómo se hace, depende: en escritorios GTK MenuLibre facilitará la tarea y KDE Plasma integra su propio editor de aplicaciones en el menú contextual del menú, valga la redundancia.

Ojo: si Insync arranca automáticamente al iniciar sesión, el comando deberá editarse también en el módulo de aplicaciones al inicio en escritorios GTK, autoarranque en KDE. Ambos salen buscando en el menú, pero ahí van unas capturas para quien las necesite.