GNOME, KDE Plasma y la pesadilla de grabar desde Wayland
Como usuario, fan y defensor de Linux, he chocado muchas veces con la opinión de la comunidad. Uno de los principales puntos en los que suelo chocar con los demás es la experiencia con los gráficos, un aspecto que a la mayoría no le importa debido a que ha dado por buena una pila mediocre en la que la mayoría los drivers eran muy mejorables hasta hace poco y en la que el diseño de Xorg hace imposible la eliminación del tearing. Aquí es donde entra uno de los temas más candentes, Wayland, ya que el protocolo ha generado a su alrededor un agrio debate entre sus defensores y detractores.
Mi postura en torno a Wayland no es ningún secreto. Por un lado defiendo el protocolo porque me parece un avance en la dirección correcta en lo que respecta al despliegue de gráficos en GNU/Linux. Una vez se haya asentado, la pila será más simple al encargarse el compositor de muchas de las funciones de Xorg (Wayland es un protocolo que se implementa en el compositor).
Por otro lado es obvio que el diseño de Wayland se ha quedado corto en muchos aspectos, haciendo que sea difícil de implementar y trabajar y que se haya necesitado de soluciones externas para mitigar algunas de sus carencias, destacando aquí PipeWire.
KDE Plasma Vs GNOME en Wayland: Proyección frente consolidación
En lo que respecta a mi uso personal, Wayland se ha convertido en una de las razones de por qué mi distrohopping ha bajado muchos enteros. Desde hace tiempo uso Fedora Workstation, que destaca por el uso de GNOME en su configuración básica y es uno de los sistemas de referencia del entorno.
No es ningún secreto que la sesión de Wayland sobre GNOME es la implementación más avanzada del protocolo vista en un escritorio, pero eso podría cambiar dentro de poco, lo que ha hecho que me pregunte si debería de volver a KDE Plasma.
Cierto es que la implementación de Wayland en Mutter (el compositor de GNOME) sigue estando más pulida que la de Kwin, pero es innegable que en este 2021 el compositor de KDE Plasma ha metido turbo a su adaptación del protocolo, lo que ha llamado poderosamente mi atención porque a mí lo que me encandila del mundo de la tecnología no es lo que existe, sino aquello que atesora un enorme potencial que a veces no todo el mundo ve. Esto ya lo viví en su momento con AMDGPU y lo vivo ahora con las gráficas dedicadas de Intel y la proyección de Wayland en Kwin.
La meteórica proyección de Wayland en KDE durante el presente año no solo se ha traducido en una mejora en la experiencia de usuario, sino también en características que están siendo implementadas antes en Kwin que en Mutter. Por ejemplo, la sesión sobre Wayland de KDE Plasma ya soporta FreeSync/tasa de refresco variable, mientras que el código para hacer lo mismo en GNOME todavía no ha sido fusionado.
Si bien la implementación de Wayland en Mutter sigue estando más pulida, el escenario podría cambiar radicalmente una vez que Kwin haya conseguido ponerse a la altura en ese sentido, ya que nos podríamos encontrar con que el compositor de KDE Plasma es más avanzado en cuanto a características.
Mi pesadilla con DMA-BUF en GNOME
Soy un asiduo usuario de Wayland. De hecho, uso Wayland para absolutamente todo menos la grabación de gameplays, cosa que no puedo hacer debido a que el soporte de DMA-BUF para Radeon no está consolidado en GNOME y a una regresión que afecta específicamente a Fedora 34 Workstation.
El tema de la implementación de DMA-BUF para Radeon en GNOME es algo que me tiene un poco quemado al ser una característica necesaria para la grabación de gameplays y otros contenidos que funcionan a pantalla completa. Debido a que el soporte todavía no está estable para Radeon, me veo obligado a hacer dichas grabaciones desde Xorg, y es una pena porque, como ya he dicho en otras ocasiones, es lo único que impide mi migración total (sí, hasta juego desde la sesión de Wayland).
De hecho, el uso de DMA-BUF es lo que despierta mi interés por las gráficas dedicadas de Intel, ya que el soporte de dicho búfer para esas GPU fue consolidado en GNOME 3.38. Por otro lado, GNOME 41 está a la vuelta de la esquina y el problema con Radeon sigue presente y no pinta que vaya a ser resuelto a corto plazo.
GNOME Vs KDE Plasma Vs gráficas dedicadas de Intel: ¡La carrera de los ratones!
A estas alturas creo que ha quedado claro que la posibilidad de que vuelva a KDE Plasma dependen de DMA-BUF y las posibilidades de grabar desde Wayland. No voy a negar que cada vez que veo “more Wayland patches” o algo similar en las noticias sobre KDE Plasma se me ponen los dientes largos, y es que la proyección de Wayland en Kwin está siendo tan grande que el año que viene podríamos ver un vuelco en su competencia con Mutter.
He convertido a las gráficas dedicadas de Intel, a GNOME y a KDE Plasma en tres involuntarios competidores de una carrera para ver qué paso doy. Las gráficas dedicadas de Intel tienen la ventaja de garantizarme el buen soporte de Wayland (si Intel cumple las expectativas a nivel de drivers) y me harían ganar un soporte decente para la codificación por hardware, pero tienen el inconveniente de tener que tirar de la tarjeta de débito. GNOME sigue por ahí, y salvo el punto mencionado, su sesión de Wayland es bastante usable, pero su principal fuerte son sus aplicaciones para la organización personal, las cuales me son muy difíciles de sustituir. Por su parte, KDE Plasma tiene a su favor el empuje de Wayland en Kwin, pero habrá que ver si es capaz de cumplir con mis exigencias.
Veremos cómo termina esto, pero viendo cómo se las están gastando los mineros, me temo que el resultado será arriesgarme con la compra de una gráfica dedicada de Intel de salida, a pesar de que ANV, el driver de Vulkan para Intel incluido en Mesa, pinta que no estará del todo listo para la ejecución de videojuegos desde Linux cuando llegue el momento.
Pese a todo, mi posible regreso a KDE Plasma no sería a corto plazo, sino que será algo que me plantee cuando KDE neon haya migrado a la base de Ubuntu 22.04 LTS, con Manjaro KDE y el spin de Fedora con KDE como los otros aspirantes a gobernar mis ordenadores.