La dificultad de tener una buena tarifa de internet a buen precio. Haciendo posible lo imposible
Hace ya mucho tiempo que vivimos conectados a internet. Todo empezó con el tema social, con unos chats IRC hoy casi desaparecidos que dieron paso a WhatsApp, Facebook y otros servicios como los que ofrecen en la red Matrix en las que se alojan diferentes proyectos relacionados a Linux. Más recientemente se ha disparado el teletrabajo, por lo que está claro que es importante tener contratada una buena tarifa de internet.
Recuerdo cuando en una clase se nos propuso hacer un ejercicio: teníamos que imaginar que un cliente nos pedía consejo para contratar una tarifa de internet. Tenía que ser buena, bonita y barata, y ofrecer internet fijo y móvil. Este ejercicio, que debemos hacer en la vida real cada vez que queremos hacer un cambio, fue un poco un caos; todo eran dudas, en parte por la poca información que dejan ver y en parte porque no se nos permitía llamar a la compañía para aclarar las cosas.
La letra pequeña, u oculta, de la tarifa de internet
Como en un currículum, que añadimos que hablamos inglés aunque sepamos decir solo «yes» y «no», las operadoras se encargan de ensalzar los puntos buenos de cada tarifa, y los que no son tan buenos los esconden. Tanto es así que para conocer todos los detalles tenemos que preguntar y preguntar, y aún así, merece la pena localizar la información detallada de la tarifa. Esta información estará en el contrato una vez lo hayamos firmado, pero de esta manera podríamos verlo ya tarde.
También hay que tener en cuenta otros factores, como el hardware que nos dará (o prestará, según el contrato) la operadora. Os sorprendería la de veces que nos prometen una potente conexión a internet que sólo podemos aprovechar si estamos conectados directamente al router con el cable, porque resulta que el aparato no emite en 5GHz. O nos ofrecen tele por cable en 4K sólo si pagamos el extra del último decodificador, el bueno. Hay que enterarse de todo, y no lo ponen fácil.
Una llamada podría resolver las dudas sobre una tarifa de internet
Una llamada o preguntar en redes sociales, ya que algunas operadoras tienen presencia y resuelven dudas en redes como Twitter, puede ayudarnos a resolver nuestras dudas. Una vez encontramos una tarifa de internet que nos parece buena opción, es recomendable fijarnos en lo que más nos interesa y confirmar que esto es exactamente como lo hemos entendido. Que la oferta diga, y además en letras grandes y con luces, que son «1000 Megas simétricos» no significa definitivamente que luego vayamos a hacer un test de velocidad y vayamos a ver 1000/1000. ¿Por qué? Porque hay que tener en cuenta varias cosas:
- ¿Es fibra? Si no lo es, esos 1000 Megas son puro marketing. Disfrutarán de la conexión más rápida los que vivan cerca de una capital, e incluso en su caso nunca se llegará al máximo.
- ¿Qué tipo es el cable que llega a mi casa? Hay dos opciones, la del HFC y la del FTTH. El segundo llega hasta nuestra casa, el primero no. La primera opción llega hasta un punto de conexión que estará cerca de donde vivimos, y son esos metros los que marcan la diferencia y en donde se pierde algo de velocidad. Además, suele comportarse peor en malas condiciones climáticas, siendo habitual que se corte la conexión cuando está lloviendo fuerte.
- ¿Cómo es el router que me ofrecen? Como hemos mencionado, si el hardware no es bueno, la conexión tampoco lo será. Sí es habitual que sea compatible con la velocidad que prometen, pero su WiFi podría no serlo. Una solución a esto podría ser comprar un router aparte, pero el gasto correrá por nuestra cuenta. También es probable que la compañía ofrezca un router de gama más alta, pero se suele pagar como extra.
¿Se requiere hardware especial si uso Linux?
Sinceramente, sería la primera noticia que habría tenido en 16 años si esto fuera así. En 2005 me conecté a internet desde Linux por primera vez. Todo funcionaba como en Windows, y no necesité introducir ningún CD con drivers porque el kernel de Linux ya contaba con todo lo necesario. Lo último que he hecho en este sentido ha sido hace pocos meses, cuando compré una mini-antena USB para añadir compatibilidad con la frecuencia 5GHz a un portátil que no la soporta de fábrica. En teoría, sólo se podía usar en Windows y macOS, pero buscando un poco encontré cómo hacerla funcionar en Ubuntu. Tuve que buscarme un poco la vida, pero fue por algo relacionado a la antena, nada que ver con el router ni la conexión inalámbrica de mi portátil.
En cuanto a la estabilidad de la conexión, pues sí puede depender de nuestro hardware, el software y el kernel que estamos usando. Es posible que nos pase o nos encontremos con algún usuario que nos diga que su conexión WiFi no para de caer, pero es menos probable si se usa una versión LTS del núcleo. Si el router está bien, es algo que nunca me ha pasado, y no recuerdo haberme encontrado con ningún caso que diga que le ha pasado en Ubuntu. Sí con comentarios de gente que asegura que le pasa en una distribución Rolling Release, pero en casos extraños.
Medir nuestra conexión desde Linux
Para medir la conexión a internet, los usuarios de Linux tenemos diferentes opciones. Por una parte, podemos medirla desde el navegador tal y como podemos hacer en Windows, pero también tenemos herramientas como speedtest-cli, LibreSpeed o incluso se puede con curl. La opción de Ookla es la más conocida y reconocida, aunque la precisión de las mediciones varía dependiendo del servidor desde el que nos conectemos.
La información que nos mostrarán estas herramientas puede ser útil. Si no nos satisfacen los resultados, podemos conectarnos con el cable a ver qué nos muestran. Si tampoco son lo que esperábamos, entonces deberemos llamar a la operadora, quien lo primero que nos dirá es que usemos su propia herramienta para medir la velocidad. En el caso de que sigamos sin llegar, será el momento de pedir explicaciones, y probablemente de cambiar de compañía. Al final, lo importante es que tengamos un buen servicio que nos permita estar tranquilos y conectarnos sin problemas.