La Software Freedom Conservancy avisa de los peligros de GitHub Copilot
GitHub Copilot se presentó como el último grito tecnológico en cuanto a asistir en la programación se refiere, sin embargo, la FSF no dudó en mostrar sus reservas debido a posibles violaciones de licencias y derechos de autor. Ahora es la Software Freedom Conservancy la que va un paso más allá para decir que esto posiblemente termine siendo un revés para el sitio web de repositorios de código.
Antes de meternos en harina, recordamos que la Software Freedom Conservancy es una organización sin ánimo de lucro dedicada a defender el software libre y el derecho a reparar dentro de este. A lo largo de su trayectoria ha demandado al fabricante de televisores Vizio por violar la licencia GPL y se ha posicionado en favor de GNOME cuando su fundación fue demandanda por presuntamente violar patentes a través de la aplicación Shotwell.
Tras refrescar la memoria, la Software Freedom Conservancy (SFC) ha publicado una extensa entrada en su blog oficial en la que expone no solo sus reservas en torno a GitHub Copilot, sino también por la potente posición de la que goza el sitio web de repositorios de código como uno de los mayores puntales del código abierto y el software libre (FLOSS).
La institución empieza su entrada con un “aquellos que olvidan la historia a menudo la repiten sin darse cuenta”, recordando lo que ocurrió hace 20 años, cuando SourceForge decidió cerrar su código fuente. Aquel movimiento supuso la marcha de muchos proyectos y actualmente SourceForge no es ni la sombra de los que fue, a pesar de los esfuerzos por reflotarlo.
Lo malo es que el hosting que tomó el relevo de SourceForge es una plataforma privativa y centralizada: GitHub. Aquí la SFC lamenta la ironía que supone dicha situación, ya que “GitHub tuvo éxito donde SourceForge fracasó: nos convencieron de promover e incluso ayudar en la creación de un sistema privativo que explota el FLOSS”.
Y aquí es donde entramos en uno de los asuntos más peliagudos de este mundillo: el parasitismo que padece el FLOSS desde distintas perspectivas. En este caso, GitHub intenta obtener beneficios mediante la explotación de código abierto a través de herramientas privativas, algo que se ha normalizado en exceso en la industria del software y que en más de un caso debería de plantear si se está haciendo un uso ético del FLOSS.
Desde la SFC reconocen que GitHub ha sabido venderse como un “buen actor” (benevolente) debido a que aloja el código fuente de una gran cantidad de proyectos FLOSS, abarcando la mayoría de los más relevantes. Sin embargo, la institución recuerda que “hemos aprendido de las muchas ofertas gratuitas en el Big Tech: si no eres el cliente, eres el producto. La metodología de desarrollo de FLOSS es el producto de GitHub, que han patentado y reempaquetado con nuestra ayuda activa (aunque a menudo involuntaria)”.
Pero además de denunciar la situación de GitHub en torno al FLOSS, desde la institución se muestran autocríticos al reconocer lo siguiente: “Hemos sido parte del problema. Hasta hace poco, incluso nosotros nos volvíamos demasiado cómodos, complacientes y cómplices con GitHub”. Como consecuencia, la SFC ha anunciado que dejará de utilizar GitHub y que asistirán a proyectos FLOSS para que abandonen dicho hosting. El apoyar el desarrollo de software libre y código abierto en plataformas o soluciones privativas siempre ha sonado a algo peligroso, y lo que está ocurriendo con GitHub es una evidencia de ello.
¿Y qué hay con GitHub Copilot? Aquí la SFC ha dicho que ha estado trasladando sus preocupaciones a Microsoft y GitHub (recordamos que la primera compró la segunda) desde que el asistente fue puesto en funcionamiento hace un año, sin recibir ningún tipo de respuesta durante mucho tiempo.
La institución ha recopilado algunas cuestiones que ha planteado de forma pública como quién es el verdadero autor del software programado con Copilot y ha erigido un comité de expertos para considerar las implicaciones morales del software programado con la ayuda de asistentes apoyados en la inteligencia artificial.
Tras recordar a GitHub y Microsoft las cuestiones planteadas y pendientes, la SFC por fin recibió, la semana pasada, una respuesta: “Una conversación más amplia [sobre la ética del software asistido por IA] parecía poco probable que alterara su postura [de la SFC], razón por la cual nosotros [GitHub] no hemos respondido a sus preguntas detalladas [de SFC]”.
La respuesta dada por GitHub ha sido interpretada por la SFC de la siguiente manera: “si no está de acuerdo con GitHub sobre asuntos de política relacionados con Copilot, entonces no merece una respuesta de Microsoft o GitHub”. Eso sí, dichas empresas sí pueden tomar, al menos en apariencia, material de otros sin permiso y saltándose las licencias.
Desde GitHub no todo ha sido opacidad, ya que considera que el entrenamiento de los sistemas aprendizaje automático en base a datos públicos es hacer un uso justo de estos y que la salida pertenece al operador, pero aquí es donde la SFC entra para pedir un análisis legal completo que justifique dicha afirmación.
En resumidas cuentas, que GitHub Copilot apunta a ser un giro de tuerca en la política que siempre ha aplicado la forja de software, cosa a la que suman las cuestiones morales y legales del uso de los asistentes apoyados en inteligencia artificial dirigidos a programadores.
Desde la Software Freedom Conservancy han empezado a invitar a los desarrolladores a abandonar GitHub, pero esta no sería la primera campaña en este frente y hasta ahora todas han tenido un éxito más bien limitado. Pese a ello, no es excusa para no seguir picando piedra y avisar los riesgos que supone apoyar el desarrollo y la sostenibilidad del FLOSS en estructuras privativas, sobre todo si estas son demasiado grandes y/o poderosas.
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