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LibreOffice vs. OpenOffice: ¿quién ganará el combate entre estas suites de ofimática en Linux?

LibreOffice vs. OpenOfficeEn cuanto a suites de ofimática, tenemos que rendirnos a la evidencia, a medias, y aceptar que Microsoft Office es la mejor. Lo es porque lleva muchos años existiendo, lo que ha hecho que lo use todo el mundo y, si queremos asegurarnos de que no hay problemas de compatibilidad al compartir, tengamos que usar la suite de la compañía que dirige Satya Nadella. Podemos usar Office en Linux, donde la mejor opción es usar su servicio web office.com, pero también podemos usar LibreOffice u OpenOffice. El problema es: ¿cuál elijo y por qué?

Esta es una duda que tenéis muchos y en este artículo intentaremos disiparlas todas. Teniendo en cuenta parte o todo lo que explicaré a continuación, yo veo un claro ganador, por lo menos en sistemas operativos Linux que es de lo que trata este blog. Si sois usuarios de Windows o macOS os diría que prácticamente os da lo mismo, aunque también hay motivos para elegir una de las opciones por encima de la otra. Empezaremos a explicar por qué hay dos opciones de lo que parece ser el mismo software.

LibreOffice y OpenOffice comparten código, abierto en ambos casos

Se podría decir que la versión original es OpenOffice, pero estaríamos siendo un poco vagos. El software original se llamaba StarOffice, lo que fue adquirido por Sun Microsystems a finales del siglo pasado, en 1999. Poco después, la compañía convirtió el código del software en abierto y, más tarde, le cambió el nombre al OpenOffice que todos conocemos. OpenOffice siguió adelante en manos de algunos empleados de Sun Microsystems y voluntarios.

Ya en 2011, Oracle compró Sun Microsystems básicamente para destrozar el proyecto, o eso es lo que parece si tenemos en cuenta que le cambió el nombre a Oracle OpenOffice para crear confusión entre los usuarios. Por si eso no fuera suficiente, más tarde descontinuó el proyecto. Lo bueno es que la gente que había estado trabajando en OpenOffice creó LibreOffice, una suite de ofimática que está basada en el código OpenOffice.org.

El final de esta historia es bien conocido: la mayoría de distribuciones de Linux se pasaron a LibreOffice. Cuando parecía que lo de OpenOffice era una muerte anunciada, Oracle donó su marca a Apache, quien ha seguido manteniendo OpenOffice hasta la actualidad y lo que conocemos hoy en día en realidad se llama Apache OpenOffice.

Bien: ¿y en qué se diferencian LibreOffice y OpenOffice?

Las diferencias son mínimas. Como ya hemos explicado, ambas se basan en el código de OpenOffice.org, por lo que los cambios son comparables a los que existen entre Chromium y Chrome: cambios mínimos, temas de licencias, instalación, etc.

Sí hay algunas cosas más claras: los pesos pesados que mantenían OpenOffice se fueron a LibreOffice, lo que se ha traducido en que el segundo se desarrolla a mayor velocidad que el primero, lanzando también mayor número y más frecuentes actualizaciones.

Writer en LibreOffice (modo oscuro) Writer en OpenOffice

Las imágenes anteriores son un ejemplo de las diferencias que nos encontramos al usar ambas opciones. Se trata de Writer, el editor de textos equivalentes al Word de Microsoft, al abrirlos por defecto. LibreOffice muestra una interfaz mucho más limpia que OpenOffice, aunque se pueden abrir las opciones o herramientas y quedarían casi iguales.

LibreOffice contará las palabras en tiempo real sin tener que hacer nada, mientras que OpenOffice lo hará si rebuscamos un poco por sus opciones. Básicamente, tanto en Writter como en el resto de programas de las suites las diferencias son cómo han preferido unos y otros mostrar la información desde el principio

Lo que sí se puede hacer en LibreOffice que no se puede hacer en OpenOffice es integrar o embeber documentos, lo que sirve para que un documento se vea igual en cualquier sistema operativo. Y es que LibreOffice puede introducir cambios más rápidamente que OpenOffice por un tema de licencias que explicamos a continuación.

Mismo código, diferentes licencias

Apache OpenOffice usa la licencia propia de su compañía (Apache), mientras que LibreOffice usa una licencia dual LGPLv3 y MPL. Sin entrar en detalles, esto se traduce en que LibreOffice puede coger código de OpenOffice e incorporarlo en su software, pero Apache no puede hacer lo mismo para añadirlo en su suite de ofimática.  LibreOffice es desarrollado y soportado por una comunidad mayor que la de OpenOffice, por lo que todo lo nuevo llegará antes a la opción “Libre” que a la “Open”. Y cuando OpenOffice tiene una buena idea y la incorpora a su software, este tema de licencias le permite a “Libre” copiarlo inmediatamente y añadirlo al suyo, usando el mismo código sin problemas de Copyright.

¿Quién gana el combate?

Como usuario de Linux, yo lo tengo clarísimo: LibreOffice gana por KO. Su mayor comunidad de desarrolladores le permite añadir funciones más pronto y disfrutar de mayor soporte y número de actualizaciones. Además, todo lo nuevo que introduzca OpenOffice va a estar IGUAL en LibreOffice más pronto que tarde.

Algo que también es digno de mención es cómo se instala el software: en la mayoría de sistemas operativos Linux, “Libre” viene instalado por defecto, por lo que ni siquiera tendremos que instalarlo nosotros. Por otra parte, para instalar OpenOffice en sistemas operativos como Ubuntu, por ejemplo, tenemos que ir a su página web de descargas, descargar un archivo con un montón de paquetes DEB, introducir un comando para instalar el software, introducir otro comando para instalar la integración y, en ocasiones, ni siquiera aparece como instalado en el menú de aplicaciones (me ha pasado recientemente realizando una prueba).

LibreOffice está en los repositorios por defecto de muchos sistemas operativos Linux, por lo que podemos instalarlo desde los diferentes centros de software haciendo un par de clics. Eso sí, si queremos instalar la última versión en el momento de su lanzamiento, el sistema de instalación será parecido al de OpenOffice. La cosa cambia un poco si somos usuarios de Windows o macOS, más que nada porque ambas suites se instalan igual. Lo que no cambia es cuándo se actualiza cada uno y se añaden nuevas funciones, así como el soporte recibido.

Otra cosa a tener en cuenta es que tener detrás a una compañía importante puede traducirse en patrocinios, lo que podría significar que un software precisara OpenOffice para funcionar (p.e.: traductor Salt). Lógicamente, si encontramos algo que precise tener instalado OpenOffice, esta será nuestra única opción válida.

¿Con cuál te quedas tú: LibreOffice u OpenOffice?

El artículo LibreOffice vs. OpenOffice: ¿quién ganará el combate entre estas suites de ofimática en Linux? ha sido originalmente publicado en Linux Adictos.

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