Lo dice Canonical: Windows 10 ama a Ubuntu
Microsoft ama el Open Source, Microsoft ama a Linux… Frases como esas o muy parecidas han salido de Redmond en los últimos tiempos, tal y como lo hicieran antes otras con un significado diametralmente opuesto. ¿Qué ha cambiado? El mundo. Hoy Open Source es sinónimo de innovación y no hay gran empresa que quiera perder la oportunidad de medrar en este nuevo panorama. Microsoft tampoco.
Tal vez el gigante del software nunca llegue a ser una compañía Open Source, pero que van en serio con lo que hacen es difícil negarlo. Así las cosas, mientras preparan una ola de despidos que afectará sobre todo a su plantilla fuera de Estados Unidos, intensifican su apuesta por el Open Source y muy especialmente por su división de computación en la nube. Ahí es donde está ahora el negocio.
En la última década el escenario se ha desdibujado como no cabía esperar. En el mercado de consumo el protagonista es el móvil y está interpretado por una encarnación de Linux llamada Android que ha conseguido atraer a más espectadores que el mismo Windows, y en las altas esferas de la computación, en los servidores, el protagonista vuelve a ser Linux. Dicho de otra forma, si en lugar de hablar de móvil y PC lo hacemos en términos de consumo y profesional, el sistema operativo de Microsoft no lo está haciendo nada mal, pero tiene competencia como nunca y lo que es más importante, la tiene por encima, no por debajo.
Windows conserva una buena porción del mercado de los servidores y gobierna en el escritorio, pero incluso ahí le está saliendo competencia más o menos afortunada, llámese macOS o en lo que respecta a Linux, GNU/Linux o Chrome OS. Y con la próxima integración de Android en Chrome OS, todo parece indicar que aún se va a notar más ese empuje de lo alternativo. En consecuencia, Microsoft ha tenido que cambiar el chip y ha resultado mejor de lo que cualquiera podría haber anticipado.
Microsoft sigue ganando más dinero con Android a base de exprimir sus patentes del que nunca haya generado con su Windows Phone, y no es de ahora; y en servidores se podría decir algo similar: que exista interoperabilidad beneficia a todos y para Microsoft comenzaba a ser una necesidad. Así que del odio se ha pasado al amor y aunque aún quedan muchas cosas por las que se puede criticar a la compañía comandada por Satya Nadella, el cambio de actitud se ha valorado muy positivamente en el ecosistema profesional de Linux.
Aquella lacra que arrastró durante años SUSE por sus acuerdos con Microsoft ha quedado en el olvido y las grandes compañías que hacen negocio con Linux están encantadas de colaborar con Microsoft. Y viceversa. Al punto de que Canonical se permite presumir de que Windows 10 ama a Ubuntu, todo a razón del estreno de Ubuntu 16.04 en la Windows Store. Solo para Insiders. La descarga se abrirá al resto de usuarios en otoño, cuando lancen Windows 10 Fall Creators Update.