Mark Shuttleworth se calienta, no sin parte de razón
Como veis nos lo tomamos con calma, pero entre que estamos ya casi en fiestas (se nota la escasez de actualidad) y el tema que nos ocupa es de primer orden por estas latitudes, no parece apropiado apresurarse. Así que vamos con el cuarto capítulo de esta historia, que no será el último, pero hasta que salga Ubuntu 17.04 pasado mañana es el que faltaba, se podría decir.
Nos conformamos, pues, con cerrar lo que llevamos de drama por todo lo alto, con las declaraciones de Mark Shuttleworth que han incendiado muchos foros ya, no sin antes recordar que todo viene de aquí:
De hecho, muchos de los datos que dábamos en el último artículo publicado ayer vienen del hilo de Google+ en el que el fundador de Canonical y Ubuntu, además de aportar información, despachaba sobre diferentes asuntos al ritmo que le fue marcando la conversación. Fue aparecer por la red social y la avalancha de comentarios que le siguió no dejó palo sin tocar: hubo de todo, incluyendo preguntas, alabanzas y reproches… y a Shuttleworth tal vez se le soltó la lengua más de lo recomendable, dada su posición.
Comenzó poco a poco, eso sí: primero con pullitas en la dirección de GNOME, “esperando que ahora estén más abiertos” a aceptar lo que puedan proponer desde Canonical, e incluso a que lleguen a “abrazar algunas ideas de Unity”, en referencia a aquello de que todo lo que proponían desde Ubuntu en GNOME lo echaban para atrás, razón por la cual, se supone, Canonical no siguió utilizando GNOME y desarrolló Unity; más tarde recordando e incidiendo en que en GNOME manda Red Hat.
Antes de estos comentarios de Shuttleworth en Google+, en los blogs de GNOME se daba la bienvenida a Ubuntu “en nombre de los equipos de escritorio de Red Hat y Fedora” con un tono bastante reconfortante y con unas palabras que vale la pena leer por entero. Ahí mencionan, por ejemplo, cómo GNOME sí ha aceptado propuestas de Canonical, como la característica de los análisis de usuarios en GNOME Software, al estilo de como eran en el Centro de Software de Ubuntu. También sueltan de soslayo que además de GNOME y Wayland “con suerte Flatpak” será el siguiente, cuando ya se ha dicho que Snap sigue adelante (hasta cuándo es otro tema).
Pero dicen algo más importante: de nuevo todas las grandes distros Linux con presencia sustancial en el escritorio comparten las mismas tecnologías y reman en la misma dirección. No obstante, el problema con ese artículo es que resume el escritorio Linux a GNOME. ¿Y alguien duda de que en GNOME manda Red Hat? Por lo tanto, el problema de Shuttleworth / Canonical / Ubuntu es que tienen que someterse a lo que un pez más grande dicte, véase GNOME, Wayland o systemd.
¿Y lo de que si la comunidad del Software Libre es antisocial, etcétera? La cuestión es que hablar de Mir desata los peores temporales que se hayan visto por estos lares, y si hace años que Shuttleworth llamara Tea Party a los detractores de su compositor gráfico, no es lo más interesante a rescatar.
Si no sabes de qué va este último párrafo, en Betanews te lo cuentan. Pero, sinceramente, centrarse en eso, cuando está claro que lo que pasó con Shuttleworth es que se calentó como cualquier hijo de vecino, sabe a poco. El sudafricano ha palmado mucha pasta con Ubuntu, ha arriesgado y ha fallado. Es normal que explote. Ni siquiera el debate de C vs C++ tiene sentido a estas alturas de la vida… (por rebajar la tensión). Lo peligroso no es que Shuttleworth se caliente y explote ocasionalmente, sino que se hastíe de verdad al punto de cometer alguna insensatez, y de momento no parece que sea el caso.
Nadie se salva de cometer errores y Shuttleworth no es una excepción, pero cuando habla de odio irracional no miente. Ubuntu siempre ha recibido ataques por ir de mainstream y eso es una obviedad que va más allá de los desencuentros estratégicos ocasionales (Unity, Mir, etc). Sin embargo, también es obvio quién traza la evolución de GNU/Linux y como se suele decir, donde hay patrón no manda marinero. Vamos, que Red Hat manda en mucho más que en GNOME. Ejemplos de ambas cosas hay variedad.
Así acaba este periplo. Porque, no nos engañemos, el futuro siempre es incierto, pero en el presente no ha cambiado nada.