Múnich quiere volver a las tecnologías Open Source y deshacerse de Windows
2017 nos dejó una muy mala noticia: el regreso a Windows por parte de la administración pública de Múnich, hasta entonces uno de los ejemplos de implantación del software libre en las administraciones públicas. La decisión, tomada por la entonces coalición de socialdemócratas (SPD) y democristianos bávaros (CSU), generó muchas polémicas, con datos sesgados y preguntas sin responder, como la del presunto ahorro que supondría la vuelta a las soluciones de Microsoft (se estimó en su momento un coste de más de 80 millones de euros).
A pesar de toda la amargura que generó la vuelta de Múnich a Windows, las cosas podrían cambiar dentro de poco, ya que recientemente ha habido elecciones en la capital de Baviera y el resultado ha sido el regreso de la coalición de Verdes y SPD, la misma que impulsó LiMux y la transición a las tecnologías abiertas en la primera década del Siglo XXI. Los Verdes en muchos países suelen ser proclives a intentar impulsar el software libre en las administraciones donde tienen poder de gobierno, así que, aprovechando el cambio político ocurrido en la ciudad alemana, en ZDNet han recogido que el nuevo equipo de gobierno “ha decidido que su administración necesita usar software de código abierto en lugar de productos privativos como Microsoft Office.”
Para los que anden perdidos con tanto politiqueo, básicamente el nuevo gobierno de Múnich, compuesto por socialdemócratas y verdes, pretende dar marcha atrás a la implementación de Windows y otras tecnologías privativas impulsada por el gobierno anterior. Durante la legislatura, que durará hasta 2026, el nuevo gobierno muniqués se ha adherido al principio de “dinero público, código público”, por lo que publicará todo el código fuente del software libre usado en la ciudad siempre y cuando no involucre datos confidenciales o personales (obviamente no solo por principios de privacidad, sino también por ley).
Como no podía ser de otra forma, los defensores del FLOSS se ha alegrado de la decisión del nuevo gobierno de Múnich, que según su postura mejorará en aspectos como la eficiencia económica, la independencia tecnológica y la transparencia en términos políticos y administrativos, y de hecho así ha tenido que ser en su momento cuando a día de hoy seguimos sin datos ni previsiones sobre los beneficios a nivel de costes de las soluciones de Microsoft y de otras compañías Oracle y SAP.
Pero antes de dejarse llevar por la euforia, sería muy importante tomar esta noticia con cautela, porque en política una cosa son las palabras y otra los hechos, además de que existen contratos en vigor con Microsoft y otras compañías. Alex Sander, de Free Software Foundation Europe, ha declarado para ZDNet que “nada cambiará de un día para otro” en relación a los contratos mencionados, que tendrán que expirar para que la ciudad goce de más libertad. «Pero la próxima vez que haya un nuevo contrato, creemos que debería involucrar software libre», ha añadido Sander.
En resumidas cuentas, que la transición hacia el software libre volverá a ser lenta, aunque la experiencia acumulada con LiMux podría hacer que esta segunda migración, en caso de producirse, fuese más rápida. De hecho, posiblemente parte de la estructura de LiMux siga todavía en funcionamiento. Free Software Foundation Europe se ha mostrado dispuesta a colaborar con una hoja de ruta para que el Ayuntamiento de Múnich recupere la senda que nunca tuvo que haber abandonado.
Sin embargo, no todo el mundo está contento con el giro tecnológico que tiene en la agenda el gobierno de socialdemócratas y verdes. Algunas voces se han levantado diciendo que esta vuelta a las tecnologías FLOSS costará todavía más dinero. Basanta Thapa, experto digital para Sistemas de Comunicación Abiertos en Fraunhofer Institute, con sede en Berlín, ha dicho que la decisión “no es puramente técnica y, en mi opinión, eso no tiene por qué ser necesariamente algo malo.”
Por otro lado, Thapa ha comentado que desde el punto de vista técnico un sistema no tiene por qué ser necesariamente mejor que el otro y que existen “problemas como el estar encerrado en un contrato que eventualmente podría ser más costoso”. Ante esas situaciones y la creciente preocupación sobre la soberanía digital, ve poco probable que Europa vuelva meter la pata en sus decisiones en torno al Open Source.
Todavía es pronto para celebrar la vuelta de Múnich a las tecnologías abiertas, ya que el camino está por recorrer entero y hay contratos en vigor. Pesa a todo, que el gobierno tenga la intención de volver a usar tecnologías FLOSS es el primer paso para recuperar la senda correcta.