La FSF admite errores de comunicación, pero no cede al chantaje: Stallman se queda
Hay novedades sobre el caso de Richard Stallman y la Free Software Foundation (FSF) y no podíamos dejarlas pasar, porque son importantes, y es que tras la marabunta generada por la vuelta del amado líder -léase esto con un poco de humor, por favor- cabía cualquier cosa. Pero más allá de movimientos -que tampoco son menores- en torno a la FSF, la organización ha publicado un comunicado muy tibio en las formas, pero firme en el fondo, el cual se resume con una frase: Stallman se queda.
Señala el comunicado de la FSF que «los miembros con voto de la Free Software Foundation, incluyendo la Junta Directiva, votaron a favor de nombrar a Richard Stallman para un puesto en la junta después de varios meses de discusiones exhaustivas y deliberaciones meditadas». Y justifican la decisión de manera franca: «echábamos de menos su sabiduría«; aunque reconocen errores en la comunicación de la noticia, cuyo anuncio por parte del propio Stallman les pilló totalmente desprevenidos.
Reconocen también que Stallman no siempre ha estado acertado con sus reflexiones y opiniones fuera del ámbito en el que es referente, pero sin ceder al chantaje al que han sido sometidos desde que esta historia reflotó y que, cabe comentar, hizo que previo a este comunicado, John Sullivan, John Hsieh y Rubén Rodríguez, director ejecutivo, director adjunto y director de tecnología respectivamente de la FSF, anunciasen su renuncia, no por el chantaje en sí, sino por los mencionados errores de comunicación.
El chantaje es evidente, cuando se está intentando forzar la decisión de una organización que se presume independiente en base a posturas puramente ideológicas que no se corresponden con la actividad de dicha organización o con la de la persona a la que se intenta anular, cuya opinión, moralmente reprobable o no, no es constitutiva de delito ni se ha dado nunca en el ejercicio de sus funciones. Lo que se pretende, pues, es censurar la libertad de expresión individual; de lo contrario, no habría exigencia alguna.
Así, el chantaje arranca con la carta abierta impulsada por Neil McGovern, director ejecutivo de GNOME Foundation y firmada por más de tres mil personas y más de una cincuentena de organizaciones entre las que se cuentan a la propia GNOME Foundation, Mozilla o SUSE, entre otras, y en la que se exigía la destitución de Richard Stallman «de todos los puestos de liderazgo» incluyendo la FSF y el proyecto GNU, donde todavía conservaba su sitio; pero se materializa con la retirada de apoyos de compañías que ayudan a financiar la FSF, como Red Hat, anunciando «la suspensión inmediata de fondos».
Por otra parte, la carta de cancelación fue rápidamente respondida por una de apoyo que cuenta ya con más de seis mil firmantes entre los que destacan nombres de antiguos «enemigos» de Richard Stallman como Eric S. Raymond, fundador de la Open Source Initiative y autor de La catedral y el bazar, o Leah Rowe, líder de Libreboot quien hace unos años tuvo una agria polémica con la FSF que a la postre terminó con la salida del proyecto GNU, pero que ahora se posiciona sin fisuras a favor de Stallman.
Pero Stallman también tiene algo que decir. El protagonista de la historia se ha manifestado en otro escueto comunicado en el que concede muchas de las cosas que se comentan sobre él acerca de su manca de habilidades sociales y su forma de relacionarse (siempre se ha dicho que Stallman tiene un grado de autismo o algún trastorno similar, pero ni él lo ha admitido nunca ni se conocen pruebas de que sea así), pero sin someterse a la mayor, que es la tergiversación que se ha hecho de mucho de lo que ha sostenido en los temas por los que se derivó a la situación que nos ocupa.
«He aprendido algo de todo esto: cómo ser amable con las personas que han sido heridas. En el futuro, me ayudará a ser amable con las personas en otras situaciones, que es lo que espero hacer», concluye Stallman. O lo que es lo mismo, admite su falta de empatía y trabajará en mejorar lo de soltar opiniones analíticas sin filtro emocional alguno que a tantos ofenden hoy en día, pero hasta ahí. Sigue al frente del proyecto GNU y no se mueve de su recuperado puesto en la FSF que, no lo olvidemos, no es el que era.
Apuntábamos que la carta de cancelación «exigía la destitución de Richard Stallman «de todos los puestos de liderazgo» incluyendo la FSF y el proyecto GNU», pero también exigía la destitución de la Junta Directiva de la FSF al completo. Lo han conseguido a medias: la Junta Directiva ha dimitido y Stallman se queda dirigiendo el proyecto GNU, pero su vuelta a la FSF no es como director ejecutivo, sino como mero integrante de la mesa.
«En su puesto en la junta, RMS tiene las mismas responsabilidades que los demás miembros. Es un voluntario no remunerado y está sujeto a las políticas de la organización, incluidas las prohibiciones contra los conflictos de intereses y el acoso sexual y las que describen los procesos de denuncia de irregularidades y las obligaciones fiduciarias», señala el comunicado de la FSF, leído el cual, los firmantes de la carta de cancelación ratifican su demanda.